Sorprendió el estudio que presentó la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba) hace pocos días en el que los bancos cuestionan a las empresas fintech y piden que, para una armoniosa y equitativa convivencia entre ambos sectores -el tradicional y el innovador- se solucionen "fallas de mercado".
La Cámara Argentina de Fintech no disimuló su enojo. Lo que más molestó es que un socio estratégico del negocio, como son los bancos, los "ningunearan" diciendo que tienen una presencia anecdótica en el mercado. "El sector está siendo el motor para la inclusión financiera de millones de personas que, por distintos motivos, han sido desatendidas por el sistema financiero tradicional", dijeron en un comunicado. Mercado Pago, la principal fintech del país, se sintió aludida directamente y también salió a responder.
Juan Pablo Bruzzo, presidente de la Cámara y CEO de la plataforma Moni, bajó un poco el tono del enfrentamiento en una charla con Infobae. Igual, la tensión es evidente. Dice que "con los bancos está todo bien", pero no perdió la oportunidad para hacer hincapié en que hablar de todas las fintech como un colectivo idéntico es confundir y para remarcar que "esto no es Blockbuster contra Netflix, no es que uno va a desaparecer". "Hay que agrandar la torta y no pelearse por una pequeña porción", pidió.
Cuando se habla de generalidades se empantana la discusión. Hacen referencia a fintech de intermediación financiera y no debería haber ninguna empresa que no sea banco que lo esté haciendo, sea cooperativa, fintech o cómo se llame
— ¿Se terminó la paz entre bancos y fintech? ¿Dónde quedó el modelo tan mentado que mezcla cooperación con competencia?
— Creo que es una discusión un poco superficial. Si tomamos distancia, lo importante es pensar con todos los actores del ecosistema cómo hacer para que el mercado financiero argentino crezca. Adeba, en función de un informe que le solicitó a FIEL –que tiene algunos comentarios parciales, pero también conclusiones que compartimos– salió a un poco embarrar la cancha, a decir que las fintech tienen que ser reguladas. Hay muchos mensajes confusos ahí.
— ¿Por ejemplo?
— Primero, las fintech están en un colectivo tan grande que no se puede hablar en general. Tenemos distintos verticales y muchos están reguladas. Los que hacen inversiones, por la CNV; insurtech por la Superintendencia de Seguros. Hablar de ese colectivo es no ser específico y es confundir a los distintos oyentes de ese mensaje. Después también se hacía referencia a cosas como que las fintech no han mostrado cuánto valor aportan. A nivel mundial y también local es muy claro lo que en poco tiempo se fue generando y cómo impacta. Ya hay resultados muy concretos: se duplicó la cantidad de aparatos POS, se triplicaron las cuentas comitentes y se dieron miles de créditos a personas y a empresas que estaban totalmente desatendidas por el sistema financiero. No necesariamente en valores relativos del total de la torta es relevante, pero sí en el crecimiento y la adopción que tuvieron los distintos consumidores.
En Argentina el 80% de la gente está bancarizada, pero la mitad cobra la jubilación, el sueldo o el subsidio y saca todo el dinero. Eso va toda a la informalidad
— ¿De qué hablan con los bancos cuando hablan de regulación? ¿A quién están mirando?
— Cuando se habla de generalidades se empantana la discusión. Entonces, algunas veces hacen referencia a fintech que hacen intermediación financiera y no debería haber ninguna empresa que no sea banco que lo esté haciendo, sea cooperativa, fintech o cómo se llame. Si ese fuera el caso, el Banco Central debería tomar cartas en el asunto y sancionar y regular. Son expresiones tiradas en el aire sin fundamentos. Nosotros no vemos ese tipo de problema de regulación. Y se hizo referencia a asimetrías impositivas. Hay algunos casos que sí, pero no los impulsamos nosotros. Lo que es tendencioso del informe de FIEL es que se hacía referencia a las asimetrías de las fintech pero no a las de los bancos. En la discusión a alto nivel coincidimos en gran parte, pero cuando no se entra en detalle se genera bastante confusión. Tenemos mucha suerte en Argentina, los reguladores están abiertos a escuchar a los nuevos jugadores. Se hicieron cosas increíbles.
— ¿Por ejemplo?
— Parece básico, pero que las transferencias sean en el momento, el CVU, que es análogo al CBU bancario tradicional que permite interoperabilidad, que los bancos puedan abrir cuentas totalmente de forma digital sin presentación de papeles. El nuevo código QR va a ser espectacular, todavía no está normado, pero será universal e independientemente de que haya adquirido el comercio, cualquier banco, billetera, cliente va a poder ir con su aplicación, leer ese código y pagar. Eso genera un cambio sustancial en la forma de transaccionar. En Argentina el 80% de la gente está bancarizada, pero la mitad cobra la jubilación, el sueldo o el subsidio y saca todo el dinero. Eso va toda a la informalidad. Si logramos que ese dinero informal pase a ser transaccionado de forma digital estamos generando un impacto muy fuerte en todo el ecosistema.
Los clientes piden ‘atendeme bien, hacé mi vida fácil y resolveme los problemas. Llamate como quieras’
— ¿Cuándo va a estar listo ese nuevo QR?
— En la presentación del Banco Central decían que era para el tercer trimestre de este año. Creo que es único en el mundo. En muy poquito tiempo ese código QR interoperable va a generar billeteras locales que van a tener diferencias frente a algunos jugadores grandes. Y los bancos también se van a beneficiar: nunca hay que olvidarse de que el dinero siempre duerme en los bancos. Ese flow también lo pueden aprovechar las entidades.
— Volviendo al informe de Adeba, ¿por qué crees que llegó en éste momento?
— Yo soy poco "rosquero" y algo cándido. Pero es muy distinto el mensaje comunicado a los medios que el informe en sí, que tiene un montón de cosas que son rescatables más allá de alguna cierta subjetividad y de la manera un poco tendenciosa con que está escrito. Sería muy nutritivo un debate uno a uno porque si hay 80% de puntos en común hay que concentrarse en eso.
Todavía es un sector relativamente inmaduro, creo que hay muchísimo por hacer
— ¿Es un dardo apuntado a Mercado Libre ese informe?
— Mercado Libre/Mercado Pago es el jugador más grande del ecosistema. Probablemente cuando los bancos piensan hoy en protección miren a Mercado Libre. Pero de todas formas los comentarios que hacen son genéricos, porque si hablan sobre inequidad o asimetrías impositivas por el impuesto a los débito y los créditos de las billeteras, todos están dentro de esa misma norma. Pero por un tema de tamaño de mercado, de crecimiento, de potencialidad, sea una parte relevante del ataque.
— Los bancos estén viendo a Mercado Libre como una bigtech y no como una fintech.
— Sí, pero son todas definiciones de negocios. "Fintech" es un concepto bastante superfluo: para mi VISA, que tiene 30 años, es una fintech. Son temas más semánticos que de fondo. Si la división es porque hay una compañía que es suficientemente grande, en este caso Mercado Pago, como para darle batalla uno a uno a los bancos, puede que así sea. Pero hay muchos casos de fintech chicas que fueron creciendo y dando buenos servicios. Esto no es "uno se queda con todo" el mercado, que además es mínimo. No es Blockbuster contra Netflix. Hay que agrandar la torta y no pelearse por una pequeña porción. Lo importante es la rápida adopción y la diferencia en usabilidad para los clientes finales a quienes les da lo mismo una fintech, un banco digital o un banco tradicional. Lo que piden "es atendeme bien, hacé mi vida fácil y resolveme los problemas. Llamate como quieras". Eso buscan los consumidores. El que pueda entenderlo, moverse hacia esos productos y dar esos servicios va a ganar marketshare.
Si logramos dar un buen servicio, de calidad, más inclusivo, todos los jugadores tradicionales van a estar forzados a moverse hacia ese lado. Con lo cual los beneficiarios van a ser los consumidores. Estamos totalmente convencidos de que ese es el camino
— ¿Cómo le va a Moni, el proyecto fintech que estás llevando adelante?
— Moni lleva un poco más de cuatro años. Empezamos con la idea principal de ser una billetera con crédito para gente sub-bancarizada, con cuenta pero poco acceso a los servicios financieros. Con Moni podés linkear tu cuenta bancaria o directamente a través de un microcrédito recargar la SUBE, el celular, pagar las facturas o, directamente, pedir un préstamo. Todo 100% online. Vimos una demanda enorme desatendida, gente que quería resolver sus problemas del día a día y que no veía la solución en los bancos. La posibilidad de crecer es enorme, más allá de los vaivenes de la coyuntura.
— ¿Funciona como una suerte de adelanto de sueldo?
— Moni da pequeños créditos para que el usuario no tenga que caminar diez cuadras para recargar la SUBE. Después está el crédito más normal que va directo a la cuenta bancaria. Escoreamos hasta ahora unos ochocientos mil clientes y ya dimos novecientos mil préstamos. Hoy el promedio son $12.000 por préstamo. La devolución va de uno a tres meses y cobramos un fijo y una tasa de interés. El fijo depende del perfil crediticio y la tasa es del 80%.
— ¿Cómo ves al segmento fintech en Argentina?
— Todavía es un sector relativamente inmaduro, creo que hay muchísimo por hacer. Son doscientas treinta empresas relevadas, hay ciento ochenta en la Cámara. De todas formas, la cantidad de empresas no sé si es el mejor indicador. Uno de los factores interesantes es que todas están creciendo, y muy fuerte. Con muy buena recepción de sus productos. Es muy importante que están creciendo mucho los verticales, no solo pagos y créditos, que son las patas fundamentales. Si logramos dar un buen servicio, de calidad, más inclusivo, todos los jugadores tradicionales van a estar forzados a moverse hacia ese lado. Con lo cual los beneficiarios van a ser los consumidores. Estamos totalmente convencidos de que ese es el camino.
— ¿Hay algún segmento que esté más activo?
— Pagos es el área más relevante porque da servicio a todas las otras. Si no tenés pagos digitales de calidad, por ejemplo, no podrías dar seguros. Y con todos los jugadores que están involucrándose y las normativas del Banco Central tenemos la posibilidad de cambiar mucho la forma en que se transacciona digitalmente.
Todo lo que desincentive el uso de efectivo es fundamental para la economía argentina
— ¿A nivel regulación crees que hacen falta algunas otras cuestiones para impulsar el segmento?
— Sí, definitivamente. Todo lo que desincentive el uso de efectivo es fundamental para la economía argentina. También queremos explicitar con el Central qué cosas se pueden y cuáles no según la Ley de Entidades Financieras. Hay algunos grises y para bajar el grado de incertidumbre y poder seguir innovando, está bueno aclarar todo. Hay sistemas para mejorar la eficiencia, como firma digital y el acceso a información para temas crediticios. La hoja de ruta es muy grande y está validada por distintos entes del Gobierno, desde donde comparten nuestro diagnóstico. Puede gustar más o menos, pero las iniciativas son muy claras y hacia allá va la inclusión financiera.
— ¿Entonces, está todo bien con los bancos?
— De mi lado, sí.
Seguí leyendo: