En el segundo día de operaciones bajo el nuevo régimen de flotación cambiaria sin pisos ni techos, aunque con intervención a discreción, de acuerdo con las circunstancias dentro de las bandas fijas de $39,755 para la compra mayorista y de $51,448 para la venta en ese circuito, y en una jornada afectada más en su geografía, que en sus efectos reales sobre la actividad bancaria y cambiaria, por el paro parcial de una franja de los trabajadores sindicalizados, el dólar volvió a cotizar en baja. Cerró a un promedio de $45,36 para la venta al público y $44,15 para las transacciones vinculadas con el comercio exterior y operaciones financieras con el exterior, principalmente.
Pero por el contrario, volvieron a subir las tasas de referencia del mercado, determinada en las licitaciones de Leliq, al récord de 73,93% anual a 8 días, con un extremo de 74,2%, por las pretensiones de las entidades para poder sostener la captación de depósitos que ahora rinden un 48% anual a 30 días, ante la persistencia de una débil demanda de crédito.
Y también, volvió a subir el Índice de Riesgo País a más de 950 puntos básicos, cuando parecía que por efecto de las medidas se encaminaba más a la zona de los 800 que de las 1.000 unidades, sobre todo porque desde el cambio de estrategia el Banco Central mostró, además, desaceleración en el ritmo de baja de las reservas en divisas, las cuales se vincularían más con operaciones de pago de deuda del sector público en su conjunto, que por intervenciones en el mercado de cambios. Esos movimientos ya no se informarán más diariamente, pero con un rezago de 48 horas se podrá detectar la estrategia en otras estadísticas de la autoridad monetaria.
De ahí que la prueba ácida del éxito de la nueva estrategia aún no ha sido aprobada, porque requiere que las 3 variables se muevan en la misma dirección bajista: tipo de cambio, tasa de Leliq e Índice de Riesgo País, para que aliente expectativas de desaceleración de la inflación y mejora de la actividad productiva y comercial.
La prueba ácida del éxito de la nueva estrategia aún no ha sido aprobada, porque requiere que las 3 variables se muevan en la misma dirección bajista: tipo de cambio, tasa de Leliq e Índice de Riesgo País
La convicción que tienen tanto los economistas de Hacienda como del Central es que con la quita de la alta volatilidad del tipo de cambio, esto es que se mueva pero dentro de un rango acotado y sin grandes oscilaciones, y elevadísimas tasas de interés, la inflación deberá tender a ceder, sobre todo, a partir de mayo cuando ya no quedarían rezagos de aumentos de tarifas públicas.
Y si bien las suba de los combustibles que dispusieron muchas petroleras sobre el cierre de abril tienen un peso relevante en la propagación de alzas en varios rubros en el corriente mes, en particular en la franja de los bienes transables, es probable que si se sostiene el camino descendente del tipo de cambia hacia la banda inferior, se repita un cuadro de retroceso del precio de las naftas, como ocurriera a comienzos de abril. Más aún si el mercado responde con menor consumo y más recesión.
Falta la mano de la política
Pero para que ese escenario virtuoso ocurra, muchos economistas sostienen que no alcanza con acciones de política monetaria y fiscal, y la tercera flexibilidad de las exigencias del Fondo Monetario Internacional, sino que se requiere de una señal política que permita alargar el horizonte, en particular a los inversores del exterior.
Muchos economistas sostienen que no alcanza con acciones de política monetaria y fiscal, y la tercera flexibilidad de las exigencias del Fondo Monetario Internacional, sino que se requiere de una señal política que permita alargar el horizonte
Eso implica acciones al nivel más alto de Gobierno de acercamiento abierto con las fuerzas de oposición contrarias a las políticas de exceso de regulaciones y cepos que rigieron en los 4 años anteriores a la actual gestión, para que manifiesten sus propuestas y consensos para el próximo período presidencial, en particular en lo referente al tratamiento de las inversiones en títulos públicos por parte de fondos de inversión.
De lo contrario, se prevé que continuarán las presiones alcistas sobre el tipo de cambio, derivadas del aumento del Índice de Riesgo País que genera la venta masiva de bonos mientras no aparecen compradores, porque sube la tasa de interés, en particular cada vez que aparece como barata la compra de dólares para salir del riesgo argentino.
Algunos economistas creen que el Tesoro o el Banco Central podrían cumplir ese rol de intervenir también en el mercado de títulos públicos, pero no son pocos los que alertan que "no hay caja para hacerlo, y la estrategia solo conduciría a devaluar a esas instituciones", más aún por los repetidos ajustes en los últimos 9 meses. Este grupo es el que espera una señal política más temprano que tarde, para poder estabilizar todos los mercados.
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