No se puede hablar de disparada del dólar o de corrida cambiaria, porque no se cumple con ninguno de esos requisitos. Tampoco se debe a una voracidad de los fondos de inversión del exterior que hicieron carry trade con los plazos fijos y ahora vuelven a dólares. Esos fondos hace tiempo que se fueron de la plaza.
El problema es qué hacer con los pesos. Los bonos en dólares –que se pueden comprar en pesos– están en baja, el plazo fijo rinde menos que la inflación, las acciones están atadas a los malos balances que genera la política monetaria con sus elevadas tasas y el horizonte político es confuso.
En bancos y casas de cambio, la divisa al público subió 68 centavos (+1,58%) a $43,67 y superó el récord de $43,50 del 7 de marzo pasado
No se puede hablar de corrida cambiaria cuando los depósitos en dólares rondan su máximo histórico del siglo XXI con USD 30.000 millones. Nadie está retirando los dólares del banco. Es más, para muchos es un alivio porque se ahorran pagar cajas de seguridad. Los plazos fijos en pesos dejaron de crecer, pero no tuvieron una caída notable. El sistema financiero está bien y los inversores confían.
Lo que está viviendo el mercado es una ausencia de vendedores de dólares que no ven inversiones rentables en los pesos. Venden cuando necesitan hacer pagos ineludibles. Lo mismo sucede con las liquidaciones del sector agropecuario, ofrecen los dólares necesarios para no tener que acudir al crédito bancario. No invierten en maquinarias porque ese dinero lo necesitan para la siembra y saben que el apoyo de los bancos es inviable para una actividad que está aplastada por impuestos y retenciones.
Por eso cuando el Banco Central sube la tasa de interés, alienta a que los dólares desaparezcan del mercado y se tornen más caros. La Argentina se ha convertido en el más sorprendente laboratorio para las teorías económicas. La suba de tasas solo alcanzó uno de los objetivos. Según los libros de economía deberían detener el consumo, provocar una baja de precios y del dólar, porque la moneda local buscaría ir a los bancos tras la elevada renta de esas tasas. Pero lo único que logró el ajuste monetario fue la recesión y no pudo bajar la inflación ni el tipo de cambio. Por supuesto, no hay que descartar al año electoral como el peor enemigo de los inversores y el que más riesgo ocasiona.
Por eso, en este nivel las tasas pasaron a ser parte de los elevados costos. El Estado en la Argentina no puede hablar de empresas privadas ineficientes. Es el Estado mismo el ineficiente que no ha hecho el ajuste sobre el sector público y no tuvo más remedio que arrasar con el sector privado sin discriminar a eficientes de ineficientes.
Por eso el dólar, que todavía no llegó a la mitad de la línea de flotación y está lejos del tope, se ubicó en el precio máximo histórico. Pero hay que entender que esto no significa que el dólar está adelantado, porque la inflación le ha quitado parte de lo ganado. Lo que ocurre con el dólar es una actualización severa del tipo de cambio y una cobertura por la inestabilidad política.
En bancos y casas de cambio, la divisa al público subió 68 centavos (+1,58%) a $43,67 y superó el récord de $43,50 del 7 de marzo pasado. El "blue", que sigue el movimiento del mercado oficial, subió 1,20% a $ 42,72 con un buen movimiento porque el negocio es la diferencia entre el precio de compra y venta. En bancos y casas de cambio, la brecha llega a un peso contra 35 centavos del dólar marginal.
En la plaza mayorista el dólar sobre el final tocó $42,72 pero no se pudo sostener. Los operadores siguen una rutina. Hacen dos paradas cuando se licitan las Letras de Liquidez (Leliq) y después retoman su ritmo alcista con altibajos. Al cierre el dólar quedó en $ 42,65, lo que equivale a una suba de 57 centavos (+1,35%).
La licitación de Leliq no influyó. El Banco Central tomó $190.801 millones a 66,92% anual a 7 días que es 0,10% más elevada que la del día anterior. Pero como no pudo renovar todos los vencimientos de estos títulos liberó para el miércoles nada menos que $ 18.200 millones que le darán más fuerza a los compradores de dólares del miércoles.
Las reservas del Banco Central perdieron USD 324 millones a USD 67.180 millones. Al subir el dólar en el mundo, se restaron USD 46 millones. Además, se pagaron 3 millones a organismos internacionales y a Brasil.
En la licitación de Letras del Tesoro en dólares no le fue mal. Colocó los USD 600 millones que ofreció. Tuvo propuestas por USD 1.048 millones porque la tasa era más que atractiva. Estas Letes vencen el 25 de octubre y pagan una tasa de 4,50% anual en dólares. Lo que captó no cubre los vencimientos de 763 millones, pero fue por voluntad del Gobierno que podría haber colocado más títulos si lo deseaba. Había una demanda esperando porque es un negocio que tiene una elevada tasa y menor riesgo que los bonos de la deuda debido a su menor plazo de vencimiento.
En la zona de letras en pesos, todo fue más complicado. Las Letras Capitalizables (Lecap) que rinden 3,50% mensual a 91 días, equivalieron a pagar una tasa nominal anual de casi 50% y una tasa efectiva de 60,13% anual. Con semejantes tasas colocó $32.547 millones y rechazó $2.000 millones que pedían tasas más elevadas.
Los bonos en dólares –que se pueden comprar en pesos– están en baja, el plazo fijo rinde menos que la inflación, las acciones están atadas a los malos balances que genera la política monetaria con sus elevadas tasas y el horizonte político es confuso
Las Letras que ajustan por el CER (LECER) y tiene el atractivo de una inflación elevada, a la que se le suma una sobretasa de 9,48% nominal anual que equivale a una sobretasa efectiva de 9,70%, tuvo más interesados que las Lecap. Se colocaron $44.745 millones a 185 días. Acá también rechazó $2.000 millones de interesados de hacerse de estos títulos.
Pero la necesidad de fondos que tiene el Tesoro hizo que acudieran a recursos creativos para ocultar las maneras de endeudarse más. Así nacieron los market makers, que conforman 16 entidades que el miércoles tendrán la chance de tomar Lecap y Lecer por un monto que representa 15% de lo colocado el martes. A los market makers les dan la oportunidad de hacer sus ofertas en pesos o dólares y para tentarlos a que se deshagan de los billetes norteamericanos le toman el tipo de cambio de $41,79, que fue el valor mayorista del lunes. Como tentación para entregar dólares, no parece que va a funcionar.
Lo que está viviendo el mercado es una ausencia de vendedores de dólares que no ven inversiones rentables en los pesos. Venden cuando necesitan hacer pagos ineludibles. Lo mismo sucede con las liquidaciones del sector agropecuario, ofrecen los dólares necesarios para no tener que acudir al crédito bancario
A todo esto, la Bolsa estuvo a contramano del renaciente entusiasmo del mundo. Pero los inversores del exterior no están confiados. Son pesimistas con el crecimiento de la economía de Estados Unidos.
El S&P Merval, el índice de las acciones líderes cerró con una baja de 1,62%. Comenzó la rueda con una suba de 2,06% luego tocó el piso de -2,75% y sobre el final recortó las pérdidas. Los negocios fueron 10% menores al día anterior y alcanzaron a $ 708 millones, un monto nada despreciable.
La mayor caída fue la de las empresas de energía y bancos. Edenor perdió 5,05% y Transener, 4,60%. Entre los bancos Galicia fue castigado con una baja de 4,55% y Supervielle con otra de 4,04%. Entre las empresas de Gas la caída más pronunciada fue la de Transportadora Gas del Norte con 4,48%.
Solo tres papeles subieron y el más destacado fue Ternium (+3,21%). YPF aumentó 1,59%.
Los ADR's argentinos, certificados de tenencias de acciones que cotizan en Wall Street, habitaron un panel en rojo salvo tres excepciones donde la suba más alta fue la de IRSA con apenas 0,68%. La contracara fue el derrumbe de Edenor de 10,40% y de Banco Supervielle de 7,61%.
Los bonos argentinos tuvieron un buen día. El Bonar 2024, el título de referencia de la deuda, subió 1,08%, mientras en Estados Unidos bajó el Bono del Tesoro. Esta ecuación hizo que el riesgo país cortara un rally de cinco ruedas de aumento y se redujera 1,54% a 760 puntos básicos.
Para el miércoles no se esperan cambios de tendencias. La demora del FMI de enviar los fondos alertó al mercado. No olvidan que a mediados de marzo tendrían que haber estado en la Argentina y ahora se habla de que el directorio del organismo se reunirá el 5 de abril y llegarán más tarde. Los USD 10.700 millones prometidos no serán un milagro que controle al dólar. Cabe recordar que el Gobierno podría vender dólares –todavía no está absolutamente confirmado– cuando supere la banda superior de flotación que ahora se ubica en 50,81 pesos.
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