Los amparos judiciales no alcanzaron, y luego de una larga historia que incluyó embargos y remates, el famoso petit hotel de Recoleta que perteneció a María Julia Alsogaray en los 90 finalmente fue demolido. Se había convertido en todo un ícono del menemismo y la corrupción, pero de su época de esplendor ya quedaba poco. Deshabitado desde 2009, su elegante fachada de estilo francés y su imponente puerta de madera se fueron descascarando y hacía varios años que directamente estaba tapiada.
Desde el Gobierno porteño aclararon que el edificio no tenía ninguna protección patrimonial, a pesar de ser una construcción de principios del siglo XX. Sin embargo, el abogado Juan Manuel Di Teodoro, que presentó varios amparos para evitar su demolición, explicó que en el trámite para obtener la autorización de demolición del inmueble se presentó una numeración diferente. En lugar de Junín 1345, su verdadera ubicación, se usó el número 1445, que corresponde al edificio vecino.
Desde el Gobierno porteño aclararon que el edificio no tenía ninguna protección patrimonial, a pesar de ser una construcción de principios del siglo XX
"El Consejo Asesor de Asuntos Patrimoniales de la ciudad de Buenos Aires (CAAP) no trató el tema del inmueble, fue algo irregular convalidado por el Gobierno porteño. Trataron el pedido de demolición y la protección arquitectónica del edificio de al lado", explicó el abogado a Infobae.
"Es un lugar que simbolizaba parte de la corrupción de la década del 90. Y es inexplicable que la depredación del negocio inmobiliario siga prevaleciendo sobre los derechos de los ciudadanos", agregó. La causa se tramitó en el Juzgado N° 23 en lo Contencioso, Administrativo y Tributario de la ciudad de Buenos Aires.
Durante la década del 90, en su pico de protagonismo como funcionaria del gobierno de Carlos Menem, Alsogaray compró la propiedad de estilo neclásico, de casi 900 metros cuadrados repartidos en tres pisos y lujos como 10 habitaciones, pisos de roble de Eslavonia y baños de mármol de Carrara y herrajes de bronce, salón de baile de 120 metros cuadrados y un patio de estilo andaluz. Vivió allí desde 1991 hasta 2009.
El petit hotel le fue embargado a la ex funcionaria en 2001, cuando fue procesada por enriquecimiento ilícito por el ex juez Juan José Galeano, pero el remate se concretó recién en 2008, cuando la condena quedó firme en la corte. En ese momento, el comprador fue identificado como Ricardo Palermo, que pagó $3,6 millones a través Ricardo Lurje, apoderado de la empresa Mabaju, que había sido creada unas semanas antes de la subasta.
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