El boletín y el cuaderno de comunicaciones son un viejo clásico de los colegios primarios y secundarios. Pero los tiempos cambian y piden cada vez más rapidez en la información, una velocidad con la que quizás los alumnos –nativos digitales, todos– no estén tan de acuerdo. Es que ahora los padres, por ejemplo, pueden enterarse de que su hijo estaba desaprobando múltiples materias… en el momento.
Todo es en gran medida gracias a un emprendimiento que copó buena parte de la digitalización de los colegios de América Latina y que ya factura USD 10 millones. Se llama Colegium y es idea de un argentino, Ariel Gringaus, que está radicado en Chile desde principios de los '90, cuando emigró con sus padres.
"Los clientes buscabán un cambio de lo analógico hacia lo digital pero las instituciones no lo estaban ofreciendo en la escala o al ritmo deseado", asegura. Con su socio y compañero de universidad el chileno José Manuel Barros (ambos estudiaron ingeniería), comenzaron a indagar luego de recibirse, en 2000, distintos rubros en busca de uno cuyo potencial se compatibilizara con la inspiración de empujar un sector cuyos clientes pedían mayor interacción hacia lo digital.
El primer click fue en el colegio primario chileno. "Vi que para poner una nota en línea de forma que estuviera accesible a la familia de un alumno, había un montón de elementos atrás", recuerda Gringaus.
El argentino y Barros se reunieron con Alberto Bachler, quien hacía apenas unos meses había creado una plataforma llamada Colegium y buscaba socios para ayudar al emprendimiento a salir de su primera etapa de estancamiento.
Una inversión de USD 20.000 -"Casi todos nuestros ahorros", dice Gringaus-, y 18 meses de trabajo fueron las primeras columnas en las que se sostuvo lo que hoy es una empresa con operaciones en 8 países y 140 empleados.
La empresa tiene clientes en 8 países de América Latina, también está presente en España. Y proyecta una facturación de USD 15 millones para 2019
La plataforma online, que cuenta con su aplicación móvil correspondiente, tiene cerca de 30 versiones o "módulos" que los colegios pueden empaquetar. Las mismas cubren desde el área más puramente educacional, como el cargado de notas de exámenes y una agenda actualizada de las actividades de cada alumno, hasta aspectos más relevantes para directivos de las instituciones, como los flujo financieros, proyecciones de ingresos para los próximos años, cobranzas y costos.
"La idea original era hacer una transformación digital de los procesos en los colegios, en línea con las posibilidades de cada uno", comenta Gringaus. Hace 20 años, convencer a los colegios de subirse a esa transformación no era tarea fácil. "Había colegios que recién se habían acostumbrado usar el fax, y desde su punto de vista nosotros les planteábamos un salto abismal", asegura.
Es por eso que la primera década de Colegium se destacó por un crecimiento lento, de a pocos pasos cada año. Fue recién con los primeros smartphones y la masificación de las aplicaciones moviles, que la entonces joven empresa despegó. "Comparado con antes cuando los colegios se manejaban puramente con un excel, hoy en día están mucho más predispuestos a incorporar sistemas más complejos", compara Nicolás Schenquerman, gerente para Latinoamérica de Colegium.
En Argentina, cerca de 200 colegios privados ya usan alguno de los módulos, número que parece chico cuando se lo compara con la presencia que la empresa tiene en Chile, donde los directivos de Colegium estiman una participación de mercado cercana al 90% de las instituciones, tanto públicos como privadas.
La empresa tiene clientes en 8 países de la región y está presente en España. La proyecciones para 2019 indican una facturación de USD 15 millones.
El boletín y el cuaderno de comunicaciones todavía sobreviven. Pero si el crecimiento de Colegium en los últimos años es un indicador, puede que los días en los que los padres y madres tenían que esperar hasta fin de trimestre para ver las notas de sus hijos estén contados. Sólo en el país la cantidad de clientes de este emprendimiento aumentó más de 1000% en los últimos cuatro años.
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