Ladrillos 2.0: el crowdfunding inmobiliario argentino busca "democratizar" el sector

Sumándose a una ola incipiente en el mundo, empresas nacionales del rubro abren el juego que antes solo era accesible para quienes podían juntar decenas de miles de dólares

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El mercado inmobiliario en todos los países se destaca por las altas barreras de entrada para empezar a invertir
El mercado inmobiliario en todos los países se destaca por las altas barreras de entrada para empezar a invertir

Para los que tienen algún sobrante a fin de mes, juntar la cantidad de plata necesaria para entrar en el mercado inmobiliario parece un imposible. Inversiones en pozo, compra de departamentos terminados nuevos o usados, todas son opciones para las cuales el mínimo está por arriba de los 50.000 dólares.

Es que un edificio no es algo que se hace a la ligera, particularmente en Argentina. "La construcción de 4 pisos en CABA, por ejemplo, ronda el millón de dólares, y es un ejemplo del lado más bajo del espectro. Eso ya te marca una referencia del mínimo que hay que juntar para empezar", destaca Sofía Gancedo, creadora de Bricksave, la integrante más reciente del mundo del crowdfunding inmobiliario de Argentina.

En realidad, el crowdfunding – o financiación en masa –  no es nada nuevo en el mundo. Desde hace cerca de una década que en el mundo viene creciendo la modalidad de inversión masiva. La idea surgió desde un pensamiento fundamental, que es más fácil que miles de personas aporten montos pequeños que conseguir dos o tres inversores individuales.

Lo que si es nuevo es el concepto aplicado en un sector tradicional como la construcción, que ya de por si tiene una barrera de entrada alta, a diferencia de otros rubros donde se ve la financiación colectiva. Con algunas diferencias, el modelo básico implica el uso de la financiación colectiva para comprar o desarrollar una propiedad, distribuir las rentas y al final de un ciclo, que en la mayoría de los casos no excede los 4 años, dividir las ganancias de la venta del inmueble.

La cantidad de usuarios que se suman a una plataforma de crowdfunding son el factor determinante a la hora de definir la inversión mínima. A cambio de ese precio de entrada, algunos pueden terminar recibiendo una renta en dólares entre 3% y 4% anual, además del resultado de la venta del inmueble

En general, las opciones más baratas de crowdfunding inmobiliario en el país empiezan en un mínimo de USD 1.000, pero hay casos en el mundo donde la vara es considerablemente más baja.

"En Europa hay plataformas con mínimos de 50 euros, que es muy accesible, pero eso se logró después de varios años y al principio los montos eran bastante altos. Yo empecé con módulos de USD 25.000,  fui trabajando para bajarlo hasta ahora llegar a USD 10.000, y el objetivo es claramente seguir bajándolo lo más posible", sostuvo Víctor Zabala, director de Estudio Zabala, que hace unos meses abrió Sumar Inversión para fondear sus proyectos.

A través de la misma, Zabala estima que ya lleva reunido más de un millón de dólares para proyectos en marcha. Operando en una escala más internacional, el flujo de ingreso es mayor.

A través del crowfunding inmobiliario, algunas plataformas llegan a bajar el mínimo de inversión hasta 1.000 dólares
A través del crowfunding inmobiliario, algunas plataformas llegan a bajar el mínimo de inversión hasta 1.000 dólares

Bricksave, explicó Gancedo, puede ofrecer un mínimo de entrada de USD 1.000 porque llegó a "la cantidad de usuarios y proyectos distribuidos de tal forma que diversifica el riesgo y genera suficientes fondos brutos a una velocidad en la que cada persona termina teniendo que aportar menos". La plataforma tiene una cartera de proyectos inmobiliarios que van desde compra de unidades terminadas a desarrollo de edificios nuevos, facturando un total de USD 1,5 millones y generando rentas en dólares entre 3% y 4% anual para sus actuales 280 inversores.

Los empresarios aclaran que no hay numero mágico de inversores a partir del cual el mínimo es uno accesible para todo el mundo. Y que el proceso es gradual, y comparado con el punto de inicio, no se puede negar el avance que el crowdfunding inmobiliario implica.

A nivel global, durante 2017 el crowdfunding inmobiliario movió cerca de USD 5.500 millones en transacciones de compraventa

"En general, durante los últimos años, solo un 7% de la población mundial tiene más de USD 100.000 disponibles como para invertir. Eso quiere decir que en el sector inmobiliario le estás hablando a una proporción muy reducida de gente", contextualizó Damián Lopo, CEO y fundador de Crowdium. La plataforma es la primera en Argentina donde el proceso de punta a punta para un inversor es digital, sin tener que hacer tramites en persona, y en sus 2 años de vida ya lleva acumuladas inversiones aprobadas por USD 80 millones en distintas ciudades del mundo a través de sus 17.000 usuarios.

"Con el crowdfunding, podemos atender a esa gente que antes nos llamaba para invertir montos como USD 10.000, que bajo ningún punto de vista es poca plata, pero no era suficiente para invertir en unidades de la forma tradicional", agrega Lopo.

El empresario estima que actualmente hay 300 compañías inmobiliarias en el mundo que usan alguna variante de crowdfunding. En total, a lo largo de 2017 esas empresas fueron responsables por transacciones equivalente a un total de 5.500 millones de dólares.

El ideal del sector, sueña Lopo, es que a través de lo que él define como "la democratización total del sector" algún día los usuarios puedan invertir en multiples proyectos desde su casa con la misma facilidad que hacen operaciones de homebanking, y por los mismos montos. Donde el mínimo para un plazo fijo no es demasiado distinto de lo que se pide en un proyecto inmobiliario.

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