Volver a empezar. Luego de los fuertes golpes que sufrieron la cotización de los Certificados de Depósitos Americanos (ADR), como se denomina a las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street, desde el inicio de la crisis cambiaria el 25 de abril hasta fines de agosto, en la última semana se asistió a un cambio de humor en los mercados.
A fines de agosto, los ADR llegaron a registrar caídas del 78%, equivalente a más de USD 37.000 millones para un conjunto de 17 empresas.
El frente externo, marcado por una nueva aceleración en la suba del tipo de cambio, y el shock de confianza generado por las revelaciones de las causas de corrupción que recién se conocían, generaron un paquete explosivo para el valor bursátil de las 17 empresas argentinas. Antes del comienzo de la turbulencia cambiaria, la suma del valor bursátil, era ligeramente arriba de los USD 105.000 millones, y pasó a USD 68.020 millones.
Pero aparecieron la conjunción de buenas noticias, como la expectativa de un inminente cierre favorable del Acuerdo II con el FMI, se endureció la política monetaria del Banco Central; los depósitos privados en dólares en el sistema financiero comenzaron a crecer a un ritmo semanal de más de USD 1.000 millones, tras haber perdido en un mes más de USD 2.500 millones; y bajó aceleradamente el índice de riesgo país.
El resultado fue la recuperación del apetito por los papeles privados, en particular los de los bancos y sector energético, que posibilitó acumular en las tres primeras semanas de septiembre una suba de 13%, equivalente a poco más de USD 8.800 millones.
A pesar de la tendencia positiva de los últimos días, el escenario respecto del comienzo de la crisis continua siendo incierto, con varias de las ADR aún caminando en campo negativo en comparación con su valor a fin de abril, como son los casos de Supervielle (66%) y Galicia (59%), porque después de una apreciable reacción es común que nuevos inversores intenten consolidar ganancias.
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