Fue uno de los "ganadores" de la reducción ministerial que anunció ayer el presidente Mauricio Macri. Con apenas dos meses y medio de gestión al frente del ministerio de Producción –donde reemplazó a Francisco Cabrera– Dante Sica suma ahora a su órbita a Agroindustria y Trabajo, y será jefe de sus hasta hoy pares en el Gabinete nacional, Luis Miguel Etchevehere y Jorge Triaca, quienes tendrán cargos de secretarios de Estado. No sólo eso: entre otros temas, este economista y contador platense de 60 años, tendrá bajo su responsabilidad la relación con el campo y la industria, sectores cruzados por la retenciones y el nuevo impuesto a la exportaciones.
"Nadie puede ser ganador cuando hay que poner retenciones para poder llegar el equilibrio fiscal. Tener que recurrir a esta medida es casi una derrota, pero la necesitamos para poder darle fortaleza a la macro", le dice Sica a Infobae promediando un día "muy movido", como él mismo lo define.
Es una medida no esperada que rompe un poco lo que veníamos planteando. Por eso la bronca recurrir a este impuesto exportador
– ¿El impuesto exportador era la única salida?
– Es una medida que no queríamos tomar. Pero la tenemos que llevar adelante por la necesidad de lograr el equilibrio fiscal. Lo explicaron hoy el Presidente y Nicolás [Dujovne], venimos en los últimos meses con factores externos muy fuertes, además de la sequía. Todo en medio de un mercado internacional que se cerró casi por completo. Desde abril no hubo ninguna empresa de la región que ingresó al mercado de capitales. La única que tomó deuda, pero en una forma diferente, fue Mercado Libre en EEUU. Estamos en medio de un mercado cerrado. Por eso fuimos preventivamente al Fondo, a garantizarnos financiamiento. Se nos cerró la posibilidad de seguir financiado el déficit fiscal y eso nos obliga a hacer una consolidación fiscal mucho más rápido de lo que teníamos pensado.
– Hubo errores propios, también…
– Sí, sobre todo en términos de generar cierta consistencia de la política monetaria y fiscal. La situación nos obligó a tomar estas medidas. Es la única forma de garantizar que definitivamente vayamos hacia la estabilidad macroeconómica, condición necesaria para tener un programa de desarrollo sustentable en el tiempo. Necesaria pero no suficiente: hay que avanzar además en reformas estructurales y en mejorar la competitividad. Pero si la macro es inestable… la fuente de inestabilidad es el déficit fiscal monetizado con deuda o emisión.
– ¿Todos los sectores exportadores van a pagar, sin distinción?
– Es una especie de retención para todos. Diferenciamos a los sectores que agregan más valor, sobre todo las manufacturas de origen industrial y agropecuario. Así, serán cuatro o tres pesos por cada dólar exportado, según el tipo de exportación. Es un gravamen temporal, hasta diciembre de 2020.
– ¿En función de qué se toman esos tres o cuatro pesos por dólar?
– Se determinó en función del tipo de cambio del momento. Cuando se aprecie se podrá usar el porcentaje [18% para la soja, por ejemplo] o seguirán corriendo los 4 pesos. Así, el impacto inflacionario le va a ir quitando un poco de peso en los años subsiguientes.
– ¿Los servicios basados en el conocimiento, una de las banderas de Cambiamos, también van apagar?
– Sí, los SBC pagan también, lamentablemente. No queremos. pero es una situación de emergencia. En este segmento el impacto de los costos en dólares es menor, a diferencia del sector automotriz, o lo producción de aluminio y acero.
Se nos cerró la posibilidad de seguir financiado el déficit y eso nos obliga a hacer una consolidación fiscal mucho más rápido de lo que teníamos pensado
– Inmediatamente aparecieron voces críticas. ¿Qué les dice?
– La nueva estructura del ministerio concentra a todos los sectores exportadores, salvo algo de turismo y ciencia y tecnología. Voces críticas hay y va a haber. Igual, hay de todo. Es lógico: es una medida no esperada que rompe un poco lo que veníamos planteando. Por eso la bronca de recurrir a este impuesto exportador. Hay sectores que protestan, y con razón, y otros que reconocen y saben que estamos en una situación de emergencia.
– ¿Cuáles, por ejemplo?
– Las grandes empresas lo saben. La corrección del tipo de cambio fue tan fuerte que, más allá de los programas de exportación para el año, a algunos no les impacta tanto, los deja con mucha rentabilidad y con mucha salida exportadora. No es que rompimos el esquema exportador argentino con esta medida. Afecta, pero la modificación de los precios relativos atenúa el impacto. Con un dólar más bajo las exportaciones crecían 17%. Hoy, el tipo de cambio es más que el doble. Ya con un dólar a $28/30 estaban teniendo más pedidos y viendo más posibilidades de exportación. Es incordioso, no estaba pautado, es un impuesto malo, pero no deja a los sectores productivos fuera de mercado.
La corrección del tipo de cambio fue tan fuerte que, más allá de los programas de exportación para el año, a algunos no les impacta tanto, los deja con mucha rentabilidad y con mucha salida exportadora
– ¿Cuán grave es la situación?
– Hay factores externos fuertes. Los aumentos del petróleo y la tasa de interés y la guerra comercial entre EEUU y China provocaron mucha volatilidad en el mercado internacional. Turquía, también, y la incertidumbre en Brasil, que no está en su mejor momento. Todo eso más los errores propios y los cuadermos, que es una gran noticia en el mediano plazo –con señales de transparencia y lucha contra la corrupción–, pero que en el corto plazo afecta a algunas empresas de la construcción y agudiza el impacto del tipo de cambio. Estamos en un proceso recesivo, pero vemos señales. Agosto contra julio mejora para el sector agropecuario, por caso. El nivel de actividad para fin de año va a mostrar caída de PBI e inflación por encima de las estimaciones, pero con fundamentals buenos para el año que viene.
– Justo en ese punto hubo polémica hoy por un documento de Hacienda en el que se hablaba de caída de 2,4% e inflación de 42%.
– No sé como habrá sido esa estimación. No manejamos números tan fuertes.
– Desde Hacienda sí las manejan, en teoría.
– Habrá que ver si es un borrador o información oficial.
– ¿Cuáles son sus estimaciones?
– Una caída de cerca de 1% para el año. La inflación estamos calibrando: agosto venía planchado en el rubro alimentos, pero la devaluación de la semana pasada hará que septiembre esté más arriba.
– ¿Qué dólar quieren en el Gobierno?
– No podemos estar cómodos con un dólar u otro. Eso lo determina el mercado. Pero el valor del tipo de cambio real de hoy da mucha fortaleza desde el punto de vista exportador.
– ¿De cuánto va a ser el ahorro por la reducción de ministerios?
– Es una medida que no está pensada sólo desde el ahorro. Es más bien un tema de compactación del Gabinete y de darle más operatividad a algunas áreas. Estamos trabajando en conjunto y vamos a avanzar en un proceso de fisión de estructuras porque hay muchas duplicadas, sobre todo en Agroindustria y Producción. La medida tiene finalidad operativa y cada área tendrá que ver temas de ahorro.
Es incordioso, no estaba pautado, es un impuesto malo, pero no deja a los sectores productivos fuera de mercado.
– ¿Pero no está pensada como una medida para bajar el gasto?
– Tiene más una idea de funcionalidad que va a tener un claro correlato en ahorros.
– ¿De cuánto sería ese ahorro?
– Recién estamos mirando las tres estructuras para ver las superposiciones y cuáles pueden ser lo ahorros requeridos.
– ¿Va a haber despidos?
– Habrá que ver. Hay restricción para la contratación y habrá funciones y desplazamiento entre áreas. Son tres ministerios grandes. Hay tres organismos de contralor, por ejemplo. Seguramente se podría hacer una sola área complementaria de control. Estamos empezando a hablar. A partir de mañana veremos qué funciones se solapan, las vamos a condensar y eso va a permitir estructuras más potentes.
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