Luis Caputo, el presidente del Banco Central, ve con satisfacción como se van alineando los números en el horizonte. Por caso, la señal que más lo conforma, y que da razón a su estrategia, es que el dólar a fin de año cotizó el viernes a $41,75. El día anterior, ese valor correspondía al precio de fin de septiembre.
Después de las tres intervenciones del viernes, fin de septiembre vale $38,11. Pero la intervención del Central fue efectiva porque se hizo cuando terminaron las turbulencias de un fin de mes intenso, donde el mercado de futuros tuvo un rol protagónico. Pasados los vencimientos de futuros, fue más fácil lograr algo de calma con un volumen regular de divisas.
No hay vida con más adrenalina que la del que ‘está jugado’ a futuro en épocas de altísima volatilidad
Caputo se reservó licitar el monto más elevado de las tres licitaciones, el de USD 500 millones, al cierre del mercado para marcar el precio más bajo y derrumbar los fines de mes, que es el punto vulnerable del comprador de dólares. Es el que más pérdidas –o ganancias– le puede brindar.
Con las tres intervenciones bajó el dólar mayorista a $37 en una rueda donde se negociaron USD 678 millones, un volumen escaso si se piensa que USD 250 millones fueron ventas del Banco Central. La caída del dólar "hoy" fue de 5,73% o $2,25.
Si se observa que el jueves hubo compradores a fin de año a $45 apenas abrió la rueda y que el viernes ese fin de mes bajó a $41,75, el que compró un millón de dólares a fin de año –una operación normal en una plaza que exige un mínimo de USD 100 mil para operar– está perdiendo alrededor de $3,25 millones. Y si tiene encima la sombra del nuevo acuerdo con el FMI, debe estar pensando que se le puede derrumbar más el dólar "hoy" –el del mercado mayorista– y aumentar su quebranto.
No es casualidad, entonces, el retroceso del dólar futuro porque fueron pocos los que quisieron quedar expuestos y cerraron sus posiciones asumiendo las pérdidas. Solo pueden estar felices los que se vendieron a fin de año, pero viendo el ánimo del mercado del jueves, debe haber sido un puñado irrelevante de inversores.
Quien crea que el riesgo país va a bajar y que el default es una posibilidad lejana, hoy tiene una oportunidad de hacerse de un stock de bonos, que a lo largo del tiempo le van dejar estas tasas en dólares que son las más elevadas del mundo
Jugar al mercado de futuros, significa vivir días de estrés permanente. El que apuesta al precio del dólar de los distintos fines de mes, vive observando constantemente la pizarra de futuros en la pantalla de la computadora o en su celular. Cada peso que sube o baja el dólar en el día puede representar enormes ganancias o pérdidas. No hay vida con más adrenalina que la del que "está jugado" a futuro en épocas de altísima volatilidad. Es una montaña rusa que puede llevar al infarto y termina el día que se toman las ganancias o se asumen las pérdidas.
Los operadores sabios dan un consejo a aquellos que están ganando y van por más: "Nunca quebró alguien que haya tomado las ganancias anticipadamente". Es que cuando se va ganando, cuesta bajarse del tren. El "jugador" va por más. Si está "comprado" en USD 1 millón, cada centavo que sube el dólar es una ganancia de $10 mil. Esta es la diferencia entre el inversor y el "jugador". El inversor apuesta a ganar y se impone una meta de ganancias o de pérdidas a partir de la cual cierra su posición.
Por eso, la inoportunidad del discurso de Mauricio Macri. Cuando anunció el nuevo arreglo con el FMI, fue un miércoles donde los inversores que estaban "vendidos" a fin de agosto se encontraron perdiendo fortunas. Su anuncio, les hizo perder más porque fue tan improvisado que aceleró la suba del dólar en el mercado mayorista y en bancos y casas de cambio y favoreció a los compradores de futuros, los "enemigos" de su estrategia porque son los que exaltan los nervios de los que miran de afuera la suba del dólar.
Estas intervenciones en el mercado mayorista, tienen un efecto multiplicador porque los grandes perdedores no son los compradores de contado, sino los de futuro.
El viernes nadie se animaba a abrir una posición nueva en algún fin de mes, porque están esperando las novedades que traerá el Ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, de Washington.
Los grandes ganadores, si el compromiso se vislumbra como serio, serán los tenedores de bonos en dólares que ven como cayó la paridad de los títulos, porque su precio subió menos que el del billete norteamericano.
Pero el viernes hubo prudencia y el riesgo país que había tocado máximos que se acercaban a los 800 puntos básicos, terminó en 777 puntos, casi en el mismo nivel que el jueves. Por eso no extrañó que el monto de negocios en bonos se duplicara a $25.527 millones. Dos días antes, ese mercado operó $7.000 millones y el día anterior, $13.000 millones.
Esta toma de posiciones en bonos es porque si se aprueba el convenio los bonos van a subir y recuperar parte de la paridad, al tiempo que bajará el riesgo país.
Por las dudas, los inversores buscaron el bono más corto, el Bonar 2020, que subió 3,03% y ahora rinde 10,53%. El Bonar 2024, que es el bono de referencia, en cambio, perdió 1,66% y rinde 11,89%. El bono más largo, el Discount que nació con el canje de la deuda, subió 1,06% y su renta es de nada menos que 12,07%.
El lunes, comienza setiembre y no es una verdad de Perogrullo, es el inicio de un mes con tasas de 5% mensual, restricción de $100 mil millones de los bancos por subas de encajes y dudas sobre la fortaleza del dólar ante la tasa
Quien crea que el riesgo país va a bajar y que el default es una posibilidad lejana, hoy tiene una oportunidad de hacerse de un stock de bonos, que a lo largo del tiempo le van dejar estas tasas en dólares que son las más elevadas del mundo. Cuando recuperen la paridad sus rendimientos pueden volver a ser los de hace unos meses cuando no rendían más de 6%.
El sueño de los operadores es ganar 7% anual durante 7 años. Porque la reinversión de la ganancia de cada año se acumula y en siete años, se duplica el capital invertido.
Para tener una idea de lo intenso que fue el fin de agosto, hay que observar la caída de las reservas del viernes. Se perdieron USD 1.133 millones que se explican por los USD 250 millones de la intervención y el resto es porque los bancos retiraron dólares a pedido de los clientes para pagar sueldos y otros gastos. Otra parte de la pérdida está en la venta de dólares a futuro que hizo el Banco Central a lo largo del mes.
El lunes, comienza septiembre y no es una verdad de Perogrullo, es el inicio de un mes con tasas de 5% mensual, restricción de $100 mil millones de los bancos por subas de encajes y con dudas sobre la fortaleza del dólar ante tamaña tasa. Pero todo está atado al convenio que Dujovne traiga de Washington y a la credibilidad de sus metas. Con el dólar nunca se puede cantar victoria.
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