Un informe de la consultora Econviews, que dirige el ex secretario de Finanzas Miguel Kiguel, analizó las diferencias y similitudes de las economías argentina y turca.
Ambos países atravesaron crisis cambiarias que elevaron el valor del dólar un 60% en lo que va del año, muy por encima de otros emergentes. No es casual, ya que son los dos países emergentes con mayores déficits de cuenta corriente y menores reservas en comparación con su PBI. Esto las hace más vulnerables a cambios o reversiones abruptas en los flujos de capitales.
Los activos argentinos hasta ahora sufrieron algo más y actualmente el riesgo país argentino es unos 120 puntos básicos más alto. Sin embargo, la semana pasada el mercado se puso más pesimista con Turquía y algo menos con Argentina. Incluso, la calificación de la deuda soberana de Turquía fue rebajada y ahora se encuentra en el mismo escalón que Argentina y Grecia, cuatro por debajo del grado de inversión.
El déficit de cuenta corriente y escasas reservas netas hacen vulnerables a ambas economías
Si bien es muy temprano para esperar una diferenciación, Econviews explicó las principales diferencias entre Argentina y Turquía:
– En primer lugar, la respuesta de la política económica a la crisis cambiaria fue muy diferente. Argentina subió las tasas de interés y buscó un acuerdo con el FMI que cubre buena parte de las necesidades financieras de los próximos años.
Argentina está siguiendo el manual y esto debería ser valorado en algún momento por los inversores. Turquía, en cambio, apenas subió las tasas de interés, en parte porque una suba fuerte les causaría graves problemas a los bancos, que han prestado mucho en liras a largo plazo a una tasa ahora relativamente baja. Esta suba para muchos fue insuficiente y augura nuevos problemas más adelante. Además, anunció que no acudirá al FMI y endureció su postura frente a EEUU atizando una guerra comercial incipiente.
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– En segundo lugar, Turquía tiene mucha deuda en dólares a corto plazo. En efecto, asciende a unos USD 180.000 millones, sobre todo del sector privado corporativo y especialmente bancario. Dado que el déficit externo esperado a 12 meses ronda los USD 40.000 millones, Turquía tiene necesidades de dólares equivalentes a unos USD 220.000 millones o 27,5% de su PBI.
– Si bien ambos países cuentan con reservas que rondan el 10% del PBI, esas necesidades son casi la mitad para Argentina ya que rondan el 15% de su PBI (unos USD 75 .000 millones, que corresponden a LETES y bonos soberanos y sub-soberanos por unos USD 20.000 millones y deuda privada comercial y financiera por unos USD 40.000 millones, más un déficit externo de unos USD 15.000 millones).
Pero además Argentina cuenta con el financiamiento del FMI. En síntesis, dos historias que hacia adelante se ven muy diferentes. Pero hay más.
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– En tercer lugar, el sistema bancario en Turquía enfrenta riesgos de refinanciación y descalce de monedas. Los bancos son el principal deudor externo, pero además le han prestado en dólares a un sector corporativo que mayormente ha invertido en sectores no transables y que tiene ingresos en liras. Si bien los bancos se han cubierto del riesgo de moneda, sus deudores no lo han hecho. Por eso, se espera que la reciente devaluación de la lira genere quiebras corporativas y pérdidas para los bancos.
– Si bien las empresas turcas tienen USD 120.000 millones de activos externos, tienen deudas en dólares con el exterior y el sistema financiero local por más de USD 330.000 millones, e ingresos mayormente en liras. Este es el gran talón de Aquiles de la economía turca. En definitiva, Turquía enfrenta el riesgo de que la reciente crisis cambiaria mute hacia una crisis bancaria e incluso una crisis macro-financiera. En Argentina este tipo de riesgo es muy bajo.
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– Por último, Turquía tiene pasivos externos netos por el 50% de su PBI, mientras que Argentina tiene una posición externa acreedora neta por el 5% de su PBI. Aunque la composición es muy diferente. La deuda vimos que le pertenece al sector privado en Turquía, en tanto el sector público tiene deuda en dólares de apenas el 12% del PBI y un déficit fiscal de 3%. El caso argentino es muy diferente, en tanto la deuda es mayormente pública (la neta ronda el 38% del PBI) y el déficit fiscal es algo más alto (5,5% este año), mientras el sector privado tiene muy poca deuda externa y es un gran acreedor externo.
– En síntesis, los riesgos que enfrenta Argentina están asociados sobre todo al cumplimiento de las metas fiscales acordadas en el programa con el FMI y al refinanciamiento de los pasivos de corto plazo en dólares del sector público en manos de acreedores privados. Turquía enfrenta riesgos bastante más severos desde el punto de vista de Econviews, asociados especialmente a vulnerabilidades externas y bancarias de mayor escala y hasta ahora la falta de un prestamista de última instancia como el FMI.
– ¿Es una buena noticia que Argentina no es Turquía? No, al menos a corto plazo. Primero, porque el mercado al menos hasta ahora no ha tomado nota de estas diferencias o no han sido relevantes para diferenciar un riesgo del otro. Segundo, porque si la situación económica en Turquía desemboca en una crisis de mayor envergadura, los activos argentinos seguramente sufrirán el contagio, como ha venido sucediendo hasta ahora.