Con casi dos años de presencia en la ciudad de Buenos Aires, la plataforma de transporte de origen español Cabify logró convertirse en una alternativa frente a los taxis y al transporte público y ya planea su desembarco en otras ciudades del interior país. Sin embargo, la competencia con otras empresas que ofrecen servicios similares, pero que operan aún sin marco legal, hoy los hace replantearse sus planes de inversión.
Ricardo Weder, nacido en México pero hijo de un argentino, lidera la operación global de Cabify. De paso por Buenos Aires, con motivo de una de las reuniones del Business20, el grupo de líderes empresarios del G20, compartió su visión sobre la evolución del negocio de la empresa en el país:
—¿Qué balance hace luego de dos años de presencia de Cabify en la ciudad de Buenos Aires?
—Hasta el momento es muy positivo. Creemos que las áreas de oportunidad que existen, donde podemos aportar en temas de movilidad, son bastante grandes. Las misión de la empresa es utilizar la tecnología para hacer a las ciudades más habitables, empezando con la reducción del vehículo particular. Es un proceso largo.
Estamos muy activos en el análisis de cuáles son las ciudades adecuadas donde podemos estar expandiéndonos este año y el próximo en la Argentina
—¿Tienen planes de expansión a otras ciudades argentinas?
—Estamos muy activos en el análisis de cuáles son las ciudades adecuadas donde podemos estar expandiéndonos este año y el próximo en la Argentina. Vemos entre cuatro o cinco ciudades para empezar operaciones en los próximos 12 meses. Hay temas de potencial de mercado y regulatorios que tenemos que analizar.
—¿La llegada al mercado argentino significó más dificultades comparado con otros países?
—El tema regulatorio argentino fue un poco más complicado en nuestra entrada. El espíritu de Cabify es siempre buscar la forma adecuada para, desde una posición legal, proponer nuevas y mejores alternativas en términos de políticas públicas que incentiven la movilidad.
—¿Qué peso tiene el mercado argentino dentro del negocio de Cabify?
—Actualmente, Cabify se encuentra en 11 países y en casi 50 ciudades en Iberoamérica. Estamos muy orgullosos de ser una empresa latina que compite versus las grandes empresas de tecnología con talento latinoamericano. El potencial de Buenos Aires como ciudad es enorme y también otras ciudades. Todavía es un mercado en maduración, pero ya empieza a tomar una relevancia estratégica. Queremos seguir invirtiendo, pero algo que nos preocupa es que, en este momento, existe otra alternativa de transporte que al no operar en la legalidad nos pone en un punto de competencia desleal, o sin un piso parejo de competencia, que nos hace un poco dudar sobre redoblar la inversión en el país.
Estamos muy orgullosos de ser una empresa latina que compite versus las grandes empresas de tecnología con talento latinoamericano
—¿Cuál es la inversión prevista?
—Nosotros queremos seguir creciendo alrededor del 20%, mes a mes. Creemos que el potencial es grande. Seguiremos invirtiendo en el país y esperamos que este caso de falta de piso parejo para las plataformas se resuelva pronto.
—¿Cómo viven los ataques a los conductores de su flota y de otros sistemas?
—Condenamos cualquier tipo de violencia, ya sea hacia Cabify o cualquier alternativa de transporte que esté establecida legalmente o no. En el Estado de derecho existen los canales adecuados para poder resolver las fricciones o diferencias. Al final de cuentas, dentro del ecosistema de movilidad hay cupo para varias alternativas. El competidor real de Cabify no es Uber ni es el taxi, es la posición del vehículo particular, que es totalmente ineficiente. Se utiliza solo el 4% del tiempo; del 20% al 40% de la superficie de la ciudad son estacionamientos y vialidades; en un automóvil tradicional solo van 1,2 personas cuando la capacidad es de cuatro a cinco. Entre todos los actores tenemos la oportunidad de mejorar esta realidad. Estamos generando ciudades alrededor del automóvil y no alrededor de la ciudadanía.
—¿Tuvieron diálogo con las autoridades locales por los casos de violencia?
—Hemos estado en constante comunicación manifestando nuestra preocupación. Es una situación compleja, pero esperamos que se resuelva. Es como cualquier tipo de crimen, hay que tomar acciones acordes a las regulaciones y elementos de cada uno de los países.
El competidor real de Cabify no es Uber, no es el taxi, es la posición del vehículo particular, que es totalmente ineficiente
—¿Cómo se diferencian de Uber?
—Me gusta enfocarme en Cabify, no tanto en nuestra competencia. Cabify opera 100% legal en el país. Pagamos los impuestos correspondientes en el país y operamos a través de remises establecidos que a la vez pagan los impuestos correspondientes. Esto nos pone en una competencia no muy leal, no muy justa, ya que los costos asociados que tenemos por operar con esta legalidad nos impactan versus otras alternativas que están en la ilegalidad.
—¿La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores locales influyó en la demanda del servicio?
—La necesidad de movilidad y la propuesta de valor al ser percibida de una forma adecuada y conveniente para nuestros usuarios no afectó la demanda.
Generamos millones y millones de puntos de datos que pueden ser usados a través de data science
—¿Qué expectativas tienen para el mercado argentino, en el corto y en el largo plazo?
—Nuestra visión es convertirnos en una plataforma de movilidad donde, más allá del vehículo tradicional, podamos integrar nuevas opciones, de Cabify o de terceros, para poder ofrecer mayores alternativas de movilidad y reducir esa necesidad de contar con un automóvil propio. Podemos trabajar en conjunto con el Gobierno. Generamos millones y millones de puntos de datos que pueden ser usados a través de data science. Pueden usarse para tomar mejores decisiones en cuanto a transporte y planificación urbana. Esa oportunidad de colaboración es bastante grande.
Seguí leyendo: