Cuando comience a operar formalmente, a mediados de este mes, Wilobank será el primer banco 100% digital del país. Se trata de una iniciativa de Corporación América, el holding de Eduardo Eurnekian, que aspira a conseguir 50.000 clientes en su primer año de operación.
Su irrupción en el mercado comienza a imponer una modalidad habitual en los bancos digitales del mundo y que aquí también utilizarán otras entidades similares que ya tiene autorización del Banco Central para operar (Mercado Libre la anunció esta semana, por caso): pagar intereses por los depósitos en las cajas de ahorro de los clientes. Además, los bancos digitales prometen la panacea de potenciar al homebanking y hacer que toda la relación entre los clientes y la entidad, desde el vamos, se haga desde el móvil o la computadora. Sin ir a sucursales, sin colas y sin firmar papeles.
Vamos a tener productos más a baratos y pagaremos por los depósitos a la vista. Va a depender de la inflación y las tasas, pero los clientes van a recibir el 15% anual de interés
"Haber nacido digitales implica que toda la concepción del banco es a partir de procesos digitales y de relaciones no presenciales con el cliente. No hay una sucursal como en la cultura tradicional, que es algo que a la gente le de bronca: si hay algo que no nos gusta es ir al banco. Estamos en el punto de quiebre de un sistema financiero obsoleto hacia uno moderno con conceptos totalmente diferentes", asegura Guillermo Francos, presidente de Wilobank.
La compañía lleva invertidos unos USD 22 millones y tuvo que enfrentar un cambio de nombre de último momento, meses antes del lanzamiento por una impugnación de marca de la fintech de finanzas personales Ualá. De todo eso, del mundo fintech y de la competencia con la banca tradicional habló Francos, ex titular del Banco Provincia, con Infobae.
– ¿Qué significa ser un banco 100% digital?
– Un banco digital plantea menores estructuras físicas, menos costos de operación y por eso precios más bajos. Es un cambio cultural importante. En segundo lugar, hay un manejo de la operación –que muchos bancos tradicionales ya usan, también– que consiste en usar las calificadoras crediticias, pero también redes sociales para analizar las conductas de los posibles clientes e ir más abajo en el ranking de riesgo crediticio.
Mostramos una cara moderna, con personas que se harán clientes accediendo desde el celular, sin ir a ningún lugar físico y sin firmar un solo formulario. Eso está a años luz de lo que se ofrece hoy
– ¿Cuánto más baratos que los bancos tradicionales son?
– Vamos a tener productos más baratos y pagaremos por los depósitos a la vista. Va a depender de la inflación y las tasas, pero los clientes van a recibir un 15% anual de interés por esos depósitos. Tendremos una reducción muy fuerte en tasas, tanto en préstamos como en financiamiento de tarjetas de crédito, que hoy es carísimo. Seremos sensiblemente más bajos.
– ¿Cómo cree que va a reaccionar la banca tradicional a esta tendencia?
– Cuando se desarrollaba el proyecto hicimos varios focus group y la gente vio que estábamos aprobados y controlados por el Banco Central. Eso da seguridad. Saben también que vamos a ser más baratos porque hay menos costos. Lo tienen claro sin que se los contemos antes. Estamos en condiciones de adoptar un modelo de gestión bancaria diferente al tradicional. La experiencia en otros países son exitosas: en Europa hay 50 bancos digitales de buen tamaño y en Brasil hay tres. Además, está el mundo fintech, que es enorme. La banca digital es el futuro.
– ¿Cómo se imagina esa competencia con los bancos?
– La Argentina necesita un sistema financiero más justo con la gente. No es sólo estrategia comercial, es generar un instrumento inclusivo y justo. Que se paguen costos verdaderos y razonables. La competencia se va a dar por eficiencia y costos. Cuando todos los bancos tengan su banca digital, más allá del homebanking, cuando se haga la migración que bajará los costos e influirá en la tasa, se verá que pueden convivir varios bancos digitales a la vez. El más eficiente será el que tenga más clientes. De entrada mostramos una cara moderna, con personas que se harán clientes accediendo desde el celular, sin ir a ningún lugar físico y sin firmar un solo formulario. Eso está a años luz de lo que se ofrece hoy.
– ¿Cómo es el proceso para hacerse cliente de un banco virtual?
– Hay que bajar la app de las tiendas móviles y éstas guían en el proceso de onboarding. El cliente tiene que fotografiar su documento de ambos lados y lo envía. El sistema certifica que esa persona es la del DNI mientra se analizan los antecedentes para la calificación crediticia. Se establece el riesgo, y listo. Si se acepta al cliente, se le abren las cuentas y se le informan los límites para las tarjetas y el préstamo personal. Todo sin costo. Es absolutamente conveniente hacerse cliente de un banco que te ofrece una caja de ahorro, tarjetas de crédito y débito y un préstamo, todo en 7 minutos y a cero costo. Además, hasta que le llegue la tarjeta de débito física tiene una virtual para operar en Internet.
¿A dónde va poner la gente la plata mientras espera para pagar las expensas, el gas y la luz con los niveles de inflación que hay?
– ¿Cuánto invirtieron?
– La Argentina es un país particular, como lo hemos vimos en estos meses. Hacer predicciones es complejo. Arrancamos este proyecto con un dólar en $16 y ahora está en $25. De capital del banco llevamos unos USD 20 millones, que en pesos fue variando según la cotización. En capital de origen serán USD 22 o 23 millones (puestos en pesos a distintos valores), de los cuales una parte ya fue invertida para el desarrollo, que hace Indra. En cuanto a los depósitos captados, por ejemplo, ING lanzó en Europa pagando una tasa superior a la del mercado y se llenó de fondos, que luego usó para desarrollar su política comercial de colocaciones. Salir y pagar un 15% de interés en caja de ahorros va a generar un gran impacto. ¿A dónde va poner la gente la plata mientras espera para pagar las expensas, el gas y la luz con los niveles de inflación que hay?
– ¿Van a a tener sucursales?
– No, es innecesario. Sí puntos de contacto para recibir toda la comunicación de los clientes por vía telefónica o digital. No habrá sucursales en el sentido tradicional, no queremos gestionar cajeros, movimiento de dinero y tener un tesoro. Esa gestión la vamos a pagar a terceros.
– Tuvieron que cambiar el nombre a último momento. ¿Qué pasó?
– Fue una mezcla de mala suerte y un poco de deslealtad. Registramos un nombre y dos semanas antes lo había hecho una organización financiera no regular, que no está regida por el BCRA. Eran más o menos parecidos. El sistema de marcas en la Argentina es muy particular: aparecen los registros históricos, pero no los que se hicieron en los últimos dos meses. No están en el sistema. Registramos y luego apareció una impugnación. Nos juntamos, cambiamos algunas cosas y creímos que estaba todo solucionado. Eso fue a fines del año pasado, y después nos mandaron una carta documento. Había que afrontar el riesgo de salir y enfrentar un juicio o una impugnación. Era demasiado y por eso decimos encarar un proceso de cambio de nombre y marca en 15 días. Cambiamos a WilobBank, pero seguimos con el reclamo.
– ¿Cómo ve la coyuntura económica?
– Argentina se encuentra en una situación económica muy compleja, y desde hace varios años. Muy difícil después de una destrucción de país que hizo el gobierno anterior durante un proceso continuo de siete u ocho años. La economía argentina se destrozó por varios motivos diferentes que todos conocemos. Salir de ese proceso iba a tener costos. El camino era asumirlo desde el inicio o tratar de hacer lo que se hizo con el gradualismo. El gradualismo no les salió: los actores de la economía no aceptaron que un país se endeude para pagar déficit durante tanto tiempo. Y que ese déficit no baje rápidamente. Se resolvió la circunstancia, la corrida, pero no el fondo de la cuestión.
Es absolutamente conveniente hacerse cliente de un banco que te ofrece una caja de ahorro, tarjetas de crédito y débito y un préstamo, todo en 7 minutos y a cero costo
– ¿El gobierno se equivocó?
– El gobierno, la verdad, cometió algunos errores. El famoso 28 de diciembre, no apoyar la política del Central que iba hacia una disminución gradual a la economía y no hacer los deberes con el déficit, son errores que hay que computárselos al presidente Macri y a su equipo. Ahora se tomó consciencia de que hay que avanzar en la reducción del déficit. Por eso el tironeo político que hubo con las tarifas. Algo que no debería torcerle el brazo a una política más coherente donde se pague por los servicios lo que valen, se trate de reducir el déficit de la manera que hay que reducirlo y donde haya una economía más ordenada. Si no se hace eso pueden pedir inversiones y no van a llegar. Las inversiones van a países que están ordenados o donde la renta es altísima. Queremos inversiones que den trabajo, que generen riqueza y desarrollo y que saquen gente de la pobreza. Para eso hay que ser serio.