(Enviado especial a Washington) Alejandro Bulgheroni hace varios días que viaja por el mundo sin regresar a la Argentina. Por eso, asegura el segundo hombre más rico del país: "algunos temas se me pierden, pero no importa: los veo en unos días y es lo mismo".
Según la revista Forbes, el presidente del directorio de Pan American Energy Group (PAE) tiene un patrimonio personal de USD 3.100 millones. Junto a su hermano Carlos, quien falleció en 2016, hizo crecer y multiplicar el imperio familiar que inició su padre, Alejandro Ángel, en Rufino, Santa Fe.
El viernes pasado, Bulgheroni estuvo presente en el cóctel del B20, el brazo de negocios del G20, que se realizó en la coqueta terraza del 101 de Constitution Avenue, con una imponente vista del Capitolio de la capital de Estados Unidos.
Hay una gran cantidad de inflación que es heredada. Evidentemente, no es un problema de hoy. Se está solucionando un problema viejo
"Veo muy bien a este B20. Se están haciendo todos los deberes y hay mucha colaboración de los empresarios y también del Gobierno. Tenemos que esperar que salga lo mejor", le aseguró el empresario a Infobae y un grupo reducido de medios. Pero no todos son negocios globales, claro. Bulgheroni también opina de las tarifas, la inflación y la estrategia gradualista que lleva adelante Mauricio Macri.
Los temas candentes de la Argentina
— ¿Le preocupa la inflación?
— Hay una gran cantidad de inflación que es heredada. Porque como se están haciendo los aumentos en forma gradual, eso retroalimenta la inflación. Evidentemente, no es un problema de hoy. Se está solucionando un problema viejo. No se lo quiso solucionar con shock, sino gradualmente. Lo cual es lógico y positivo. Pero hay que tener en cuenta que esto no es fácil de manejar.
— ¿El gradualismo va a un buen ritmo o debería ir más acelerado?
— Si buscamos diez personas, encontramos por lo menos doce respuestas a esa pregunta. Uno quiere más, uno menos. El gradualismo es lo que corresponde. Ahora, si está demasiado lento, demasiado rápido, un poco más o un poco menos, cada uno piensa algo distinto.
— ¿Qué opina de la discusión política que se instaló por el aumento de tarifas?
—Teníamos un país en el que se regalaban los servicios, y mucho de ese regalo lo hacían las empresas. Por eso bajó la producción de petróleo y de gas; y por eso bajaron las reservas. Si no hay un precio retributivo, ¿quién puede invertir? Si la gente no gana plata, ¿quién le puede pedir que trabaje?
— ¿Es una cuestión que puede terminar afectando a la producción?
— Ya lo hemos vivido. Cuando no se desarrolla gas o petróleo en la Argentina hay que importarlo porque la gente igual lo quiere consumir. Es mucho más negativo para el país importarlo que consumirlo internamente porque hay impuestos, mano de obra, trabajo, están las fábricas. ¿Se está pagando más caro? No sé; en algunos momentos sí, en otros no.
Teníamos un país en el que se regalaban los servicios, y mucho de ese regalo lo hacían las empresas
— ¿Le preocupa que desde la oposición y desde los propios aliados del Gobierno se plantee analizar otra vez las tarifas?
— Yo no voy a tomar posicionamientos políticos. Yo produzco gas y petróleo y vendo combustible. Trato de que mi negocio gane plata. El petróleo y el gas más caros son los que no existen, cuando no hay. Que se pare una planta porque no hay petróleo, o haya que salir a importarlo, es algo que ya hemos vivido.
— ¿Cree que puede haber marcha atrás con los aumentos por el ruido político que generó el tema?
— Creo que no, que no se va a dar marcha atrás, el Gobierno tiene bien claras las cosas. Esto es un gradualismo. No estamos todos satisfechos con el gradualismo, a nosotros tampoco nos están dando lo que deberían; pero bueno, es parte del sistema. Hoy, Argentina importa gas a un valor y a nosotros nos permiten venderlo a menos, no al valor de importación. La gente quiere que le regalen el gas: bueno, no se puede.
Cóctail en DC
En el cóctel del B20 en Washington se lo vio a Bulgheroni conversando muy animadamente con Paolo Rocca, presidente y CEO del Grupo Techint, y con Edward Prado, el próximo embajador de EEUU en la Argentina, entre otros miembros de establishment local. Es que el petrolero es miembro del Grupo Caucus de altos empresarios que apoyan la iniciativa global que este año preside la Argentina. Además, Marcos Bulgheroni, su sobrino, es director ejecutivo de PAE y dentro de B20 es co-chair del vertical de Energía que preside Miguel Gutiérrez, CEO de YPF.
El grupo global elaborará un documento con recomendaciones para entregar a los presidentes del G20 que se reunirán a fines de noviembre en Buenos Aires. Daniel Funes de Rioja, presidente de esta edición del B20, le agradeció a Bulgheroni su presencia en Washington y su colaboración al organismo.
Veo muy bien a este B20, se están haciendo todos los deberes y hay mucha colaboración de los empresarios y también del Gobierno
— Usted tiene un negocio de producción y también de comercialización de combustible. ¿En este último mejoró la ecuación con la liberación de precios?
— Sí. Es todo, tiene que ver con la producción, con la exploración y con el proceso industrial de llevar adelante los combustibles de calidad que estamos necesitando. El consumo de combustible sube. El precio está alto, todos se quejan, pero el consumo sube. Si en mi casa tengo las hornallas prendidas y la luz prendida, no me puedo quejar de que gasto mucho si el precio aumenta. Como acá, en EEUU, que en invierno nos morimos de calor y en verano de frío. Si estuviéramos en 24 grados, estaría todo perfecto y además el consumo de energía sería muchísimo menor. Acá es un lujo que se puede dar, o no, no sé. Nosotros seguro que no podemos.
— ¿Cree que el aumento casi mensual de la nafta puede generar una resistencia social o política?
— El aumento no lo manejamos nosotros. El petróleo tiene su precio internacional. Nosotros exportamos porque el nuestro es un petróleo pesado que sobra en Argentina. Por eso estamos mejorando nuestra planta de refinación que tiene una gran capacidad de conversión: puede usar más petróleo que tenemos en exceso que otras plantas que utilizan petróleos livianos, que no tenemos tanto. Estamos invirtiendo para tener más volumen y usar más nuestro petróleo. Es una inversión de USD 1.500 millones y va muy bien. Todos los días estamos aumentando la producción, pero se va a terminar en un año y pico.
— Usted también tiene producción agropecuaria, con frutillas y vino. ¿Mejoró ese sector?
— No, no hay muchas mejoras. Es un proceso lento, no pasa de la noche a la mañana. Todos querríamos que mañana las cosas cambiaran y salieran todas bien. No funciona así. Yo llego a un país con los vinos argentinos y veo que hay de Chile, Sudáfrica y de otros lados a precios más bajos porque tienen un 15% de impuestos que no pagan y yo sí. ¿Por qué? Porque tienen acuerdos país-país. La Argentina no los tiene. Esos son lo problemas graves. Un 15% o 20% de diferencia al momento de la venta es muy difícil, por más productividad y mejoras que uno tenga.
Llego a un país con los vinos argentinos y veo que hay de Chile y Sudáfrica a precios más bajos porque tienen un 15% de impuestos que no pagan y yo sí
— ¿Con la fruta es igual?
— Sí, tenemos los mismos problemas. Y también está la cuestión de la flexibilidad del trabajo. Tenemos picos de 3.000 personas y necesitamos productividad. Si no la tenemos, el costo es muy alto. Tenemos que competir con Perú, que tiene salarios muy bajos, costos de producción muy bajos y están en mejores condiciones de infraestructura que nosotros. Si no aumenta el consumo en el mundo, vamos a quedar afuera.
— ¿Cómo ve las restricciones comerciales a nivel global?
—En los últimos años perdimos el tren y no hicimos los contratos que debíamos hacer a nivel país-país. Ahora estamos tratando de hacerlos. Y esto es siempre así: hay que estar en posibilidad de negociar y para eso hay que saber qué hay que dar para recibir. Es lo que tenemos que entender de una vez por todas.
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