"Estamos ayudando a los emprendedores que quieren exportar Servicios Basados en el Conocimiento, un sector que da trabajo a más de un millón de personas. El año pasado, la exportación de estos servicios como el software creció un 20%", aseguró el presidente Mauricio Macri en la apertura de las sesiones ordinaria del Congreso, el 1 de marzo pasado.
De esa manera, el Gobierno volvió a poner sobre la mesa uno de los temas preferidos del Presidente, uno de los pilares que considera vital para el despegue de la economía y para aggiornar al país a los tiempos que vienen, sobre todo en lo referente al impacto de la tecnología en el mundo laboral.
Cabrera: Los países que crecen de verdad integran sus industrias con servicios de innovación con fuerte vocación exportadora para dar un salto de productividad
La idea de potenciar los Servicios Basados en Conocimiento (SBC) –ese rubro amplio y transversal que va desde el software y los servicios profesionales, hasta la producción de televisión, la publicidad y los videogames– está presente desde el arranque de la administración Cambiemos, pero parece retomar bríos en la segunda parte del mandato. Podría relanzarse mediante un "mega plan" que se anunciaría en breve, aunque esto no termina de definirse y las versiones dentro del propio Gobierno son contradictorias. Sí se recolectaron datos y se trabajó con algunas consultoras privadas del mercado (McKinsey y Accenture serían dos de ellas) para orquestarlo, o al menos realizar comparativas con otros países y ordenar la información. Como sea, la estrategia es seguir impulsando la "Economía del futuro" con Israel y su modelo de startup nation como faro.
Números y mucho potencial
Se trata de un sector de gran potencial, que genera empleo, que atraviesa horizontalmente a buena parte de la economía local y que el año pasado exportó USD 6.300 millones, solo superado por el "complejo cerealero" (USD 18.000 millones) y el "complejo oleaginoso" (USD 7.600 millones).
Según datos oficiales, en 2017 SBC exportó lo mismo que la industria automotriz y más que el doble que el trigo (USD 2.700 millones), un emblema histórico de las ventas locales al exterior.
"Nuestro gran desafío es generar empleo de calidad. Los países que crecen de verdad integran sus industrias con servicios de innovación con fuerte vocación exportadora para dar un salto de productividad", le dice a Infobae Francisco Cabrera, ministro de Producción y timonel de SBC dentro del Gobierno.
El año pasado, SBC exportó USD 6.300 millones, solo superado por el “complejo cerealero” (USD 18.000 millones) y el “complejo oleaginoso” (USD 7.600 millones)
"La Argentina tiene una oportunidad extraordinaria: la tecnología nos acerca a los principales mercados y la capacidad y el talento de nuestra gente son apreciados. Estamos ayudando a las empresas para que inviertan en tecnología (equipos, conectividad) y en formación técnica y profesional para ser protagonistas globales del mercado de mayor crecimiento y de mejores salarios. No es solo software: servicios contables, jurídicos, audiovisuales, empresariales, publicitarios y técnicos; todos servicios que contribuyen a que otras actividades económicas y productivas aumenten su competitividad", afirma el ministro.
Unicornios como abanderados
SBC es parte de la llamada "Economía 4.0", un tema excluyente para el G20 y protagonista también en las reuniones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Foro de Davos y otros organismos internacionales. Aquí, el sector comienza a permear y a transformar verticales como agro, finanzas y comercio, con tecnologías rupturistas que ya se desarrollan en el país, como Internet de las cosas (IoT), Inteligencia Artificial y hasta cosechadoras que leen la microvariablidad de los suelos, por mencionar algunos casos.
Los líderes de los "unicornios" argentinos –Mercado Libre, Globant, Despegar y OLX, las empresas de base tecnológica que valen más de USD 1.000 millones– son los abanderados del sector. Cada vez que puede, Macri los pone como ejemplo, ya no de emprendedores sino de empresarios exitosos. A los pocos meses de asumir, el Presidente ya había visitado las oficinas de Mercado Libre y Globant, y eligió a los cuatro referentes de esas compañías para cerrar el Foro de Inversiones, el "mini Davos" que se hizo en 2016.
Pero no todo es alegría. Este año, se encendieron algunas luces de alarma cuando el sector recibió la noticia de que se desarticulaba la subsecretaría de Servicios Tecnológicos y Productivos, que estaba bajo la órbita de Producción y comandó Carlos Palotti, un "histórico" de la industria. Todo se dio en el contexto de la reestructuración del Estado y desde el Ministerio de Cabrera aclararon muy rápido que no sólo se continúa con la estrategia, las políticas y con los planes, sino que se potenciarán. Igual, hay dudas.
Carmona, de Cessi: “El Estado se puso a dieta y recorta gastos. Así, muchas veces se corta el músculo… y acá había. Esperemos que se regenere rápido”
"Con la subsecretaría hubo expectativa. Fue el primer Gobierno en darnos una ventanilla de atención permanente, y su cierre es un golpe a esa expectativa original. Ahora se habla de un 'megaplan', pero no se conocen detalles. Estamos abiertos, hablamos con el Gobierno y vemos buena fe y oportunidades", asegura Luis Galeazzi, presidente de Argencon, la cámara que nuclea a exportadores de servicios. "Hay que darles un poco de tiempo para que acomoden las cosas", completa.
"El Estado se puso a dieta y recorta gastos. Así, muchas veces se corta el músculo… y acá había. Esperemos que se regenere rápido. Por suerte, se ratificaron todos los programas", agrega Anibal Carmona, presidente de Cessi, la cámara del software y servicios informáticos, un sector que representa un tercio de los SBC.
Otro miembro destacado de la industria pide anonimato para reconocer que hay cierto contrasentido entre los dichos oficiales y los hechos. "Se pasa de una subsecretaría a una dirección semirelevante. Hay apetencias políticas: es un sector que empieza a interesarle a muchos que antes ni lo tenían en cuenta", detalla.
En Industria reiteran que no hay animosidad y recuerdan que se eliminaron casi todas las subsecretarías de la estructura del Estado. Reiteran, una y otra vez, que no habrá cambios de rumbo. "Es irrisorio pensar que el Gobierno va a descuidar los sectores de todas las subsecretarías que cierra. La de Industria también desapareció formalmente, pero eso no quiere decir que dejamos de atender al sector industrial", ejemplifican cerca de Cabrera con ironía.
Los planes a futuro
A grandes rasgos, hoy el eje de impulso de la "actividad" –"No es un sector, es transversal", insisten en la Casa Rosada– pasa por varios rubros, todos bajo la órbita de Mariano Mayer, secretario de Emprendedores y Pymes. Lucio Castro, secretario de Transformación Productiva, tiene una mirada más amplia y el desafío de que los SBC lleguen a todos los sectores de la economía.
Entre los proyectos más destacados están el Plan 111 Mil, la continuidad de aplicación de Ley del Software e incentivos varios, como los créditos de BICE para mejoras tecnológica y capacitación; Exporta Simple, para bajar la burocracia exportadora; y el "fondo de fondos", un fideicomiso mediante el cual el Estado coinvierte con privados en startups de base tecnológica y científica.
Son el corazón del cambio de matriz productiva a nivel internacional. El mundo demanda conocimiento y hay pocos países con el potencial que tenemos
El Plan 111 Mil se lanzó a comienzos de 2017 con la meta de lograr en cuatro años 100.000 programadores, 10.000 profesionales y 1.000 emprendedores tecnológicos. Desde la oficina de Mayer aseguran que ya comenzaron a insertarse en el mercado laboral los primeros programadores egresados, que el plan sigue y que se ampliará con más de 60.000 estudiantes que se recibirán este año.
La idea es hacer varios "mini 111 Mil" en sectores más puntuales. Con Cabase, la cámara de Internet, por ejemplo, se trabaja para diseñar un curso sobre tendido y administración de redes, un sector en el que faltan al menos 2.000 empleos. También habrá otro orientado a diseño de videojuegos (que incluye la programación, pero también la parte artística); uno para formar "CTO de Pymes" (el "muchacho de sistemas"), para atender la demanda por el crecimiento y la digitalización de las empresas chicas; y uno más a futuro relacionado con e-commerce y marketing digital.
Las empresas comprendidas bajo la Ley del Software, que da incentivos fiscales para exportar, pasaron de 170 a 400 (a fines de 2019 se termina la promoción y el sector hace lobby para que se renueve). Ahora se espera que los congresos de Argentina y Brasil ratifiquen un acuerdo entre Macri y Michel Temer que ampliará la exportación de SBC a ese país. Hoy, Brasil importa servicios por USD 12.000 millones y Argentina sólo le vende por USD 150 millones del total de USD 6.000 millones que exporta.
Galeazzi, de Argencon: Se habla de un megaplan, pero no se conocen detalles. Estamos abiertos, hablamos con el Gobierno y vemos buena fe y oportunidades
El Gobierno habla de revolución y las cámaras sectoriales dicen que sí y aplauden, pero miran la "macro" de reojo. Con todo, el potencial es innegable. Sólo el sector del software, que crece en empleos a 12% promedio desde hace 12 años, generó 8.000 puestos el año pasado, y quedaron 5.000 sin cubrir. Además, el 38% de los salarios está por encima del promedio general: un "junior" del sector cobra al menos $23.000 por mes.
Según Cessi, en Tucumán, por ejemplo, ya hay más empleos en la industria del software que en la textil. Unos 1.200 contra 800.
Los SBC son como el vapor y electricidad, prometen en el Gobierno: impactan y transforman a toda la economía y cambian el trabajo para siempre. "Son el corazón del cambio de matriz productiva a nivel internacional. El mundo demanda conocimiento y hay pocos países con el potencial que tenemos", se entusiasman.
Pasar del modelo "m'hijo el dotor" al del "mi hijo el programador", con la Economía 4.0 como eje central, parece ser el nuevo "caballito de batalla" del gobierno de Macri. La carrera es larga, costosa y con obstáculos, pero ya largó.
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