Pasada la sequía, en medio de lluvias que cubrieron –aunque en forma despareja- gran parte del territorio argentina, con un posible regreso de “La Niña” y en un marco que podría ser favorable, el campo enfrenta un año de perspectivas diferentes según se trate de producción de granos, carne vacuna, leche o producciones regionales.
Así surge de las consultas de Infobae a analistas de esos rubros, de las que surge que más allá de que medidas como una futura unificación cambiaria y quita de restricciones a la exportación puedan mejorar los márgenes, la rentabilidad dependerá en gran medida de la eficiencia en la producción tranqueras adentro y la fortaleza para afrontar turbulencias serán clave en los negocios del agro.
“El precio de los granos está bajo, para el nivel de costo y en términos históricos”, ya que hay un mercado internacional menos demandante, pues China está consumiendo menos” (Teo Zorraquín)
Teo Zorraquín, titular de la consultora Zorraquín & Meneses, vaticinó que con la foto actual y cuando todavía falta mucho, “estamos enfrentando una campaña 2024/25 de mediocre a mala a nivel de los resultados económicos de los granos”.
“El precio de los granos está bajo, para el nivel de costo y en términos históricos”, ya que hay un mercado internacional menos demandante, pues China está consumiendo menos, explicó Zorraquín. Además, hay sobreproducción en Brasil, con lo cual habrá algo más de stocks en la campaña 2023-24, que se trasladarán a la 2024/25.
Otra amenaza es un posible regreso de La Niña: menos precipitaciones que las medias esperadas son otro factor de riesgo. “Esto no siempre se cumple, ni lo de los precios, ni lo del clima, pero hoy, antes de la bandera de largada, hay dos semáforos en rojo, o al menos anaranjados; esas son malas noticias”, graficó Zorraquín.
Alicientes
También hay algunos semáforos en verde, dijo el analista. “Se está observando una baja en el precio de los insumos: algo en agroquímicos, herbicidas, insecticidas, fungicidas, y algo en fertilizantes, más en urea y en los nitrogenados que en los fosfatados”. La Argentina, señaló, nuevamente está permitiendo importar fertilizantes, que tras la suba de su precio en la post-pandemia bajaron algo, pero sin recuperar los valores históricos de 400 a 500 dólares que, por ejemplo, tenía la urea, que tocó picos de 1200 dólares y que actualmente ronda los 700 dólares por tonelada.
Otro costo relevante en la agricultura argentina es el alquiler de la tierra: 60 a 70% se hace sobre campos alquilados. “Ese costo habitualmente en la región más agrícola se mide en kilos de soja por hectárea. Si el precio es más o menos y el rinde está un poquito amenazado y los costos bajan poco, el número no da bien. El dueño del campo puede bajar el alquiler en dólares, supongamos 10 quintales de soja por hectárea. Si antes la soja valía 380 dólares la tonelada y hoy vale 280, si es que vale, de hecho, está bajando”, explica. Es una de las discusiones que se vienen para abril-mayo, para llegar con estos negocios medianamente cerrados para la siembra de trigo, alrededor de junio, en una negociación que está abierta.
“Probablemente los campos buenos no bajen, algunos campos regulares que estaban caros bajen, pero no creemos que la baja sea extremadamente relevante. Sobre todo porque los dueños de campos han tenido subas muy importantes en los impuestos inmobiliarios y la tasa vial y también a ellos les cae la renta que cobran por alquilar su campo”, precisó Zorraquín.
E n cuanto a la política oficial hacia el sector, Zorraquín ponderó que se ve un mercado mucho más abierto, sin restricciones para exportar, algo que “era muy común que afectara al trigo y al maíz. Hoy pareciera que ese mensaje no está, que vamos a un tipo de cambio no alto, pero por lo menos competitivo, y a un cierre de brecha, a un dólar único, a la salida del cepo. Probablemente faltan varios meses, pero eso también es una buena noticia, un aliciente”, dijo el consultor.
En esas condiciones, “un Excel no me da bien, si yo en este negocio me quedo negociaré alquileres, definiré proporción de cultivos, si los fertilizantes siguen muy caros haré más soja y menos maíz o menos trigo, pero no pierdo los campos que tengo alquilados, no salgo del negocio, porque a mediano plazo este es un negocio”, consideró.
Financiamiento
En cuanto al financiamiento, Zorraquín partió de la base de que esta campaña podría financiarse con recursos propios. “Si miramos la Argentina como un gran campo, será una campaña media; va a haber algún arrastre de liquidez financiera propia al inicio de la campaña 2024-25″. Y por los precios bajos, el productor preferirá demorar la compra de insumos, esperando ver si hay una recuperación de precios de los granos.
“Ese aliciente no está y además existe la posibilidad que cierren la brecha cambiaria, quiten en el cepo y el productor cobre el valor del dólar real y no 20% más bajo. Es otro aliciente para no vender. Pero como las cuentas hay que pagarlas, algo de granos se va a vender”, vaticinó.
También mencionó la reaparición del crédito bancario o comercial con tasas que empiezan a bajar en pesos, al tiempo que también aparece el crédito bancario en dólares. “El año pasado había liquidez, pero había la apuesta de tomar un crédito al 80%, que con una inflación del 200% se licuaba. Esta cuenta ahora no está. Si ahora se toma un crédito al 44%, probablemente no se licúe tanto como antes, pero pareciera ser que, con las tasas actuales del 40, 45, 50%, se va a empezar a tomar plata y a financiar una parte de la campaña”. Esto sería una mala noticia para el gobierno, porque implica que se va a demorar la liquidación de granos y por ende el ingreso de divisas al Banco Central.
Para Zorraquín, es tranqueras adentro, lo que muchas veces termina definiendo el nivel de competitividad. “Vamos a un modelo mucho más riguroso, seguramente de rentas no tan altas, que va a obligar a un alto nivel de eficiencia, a revisar los procesos, a eliminar gastos improductivos, a que el productor empiece, si no la estás aplicando, a aplicar tecnología adecuada para cada ambiente, entre otras herramientas. Pareciera que vamos a una economía que, si le sale al Gobierno lo que está intentando, va a ser probablemente de rentas más bajas, pero más estables, más previsibles y sin brecha cambiaria”, vaticinó.
Panorama alentador
Más claras son las perspectivas para el negocio ganadero vacuno, que aparecen como más alentadoras este año, a raíz de la baja producción de terneros, producto de la sequía de las últimas dos campañas. “Eso hace que la menor oferta de terneros genere precios interesantes, y en un año donde vamos a tener menos animales para faena, lo cual implica una situación de buenas perspectivas en cuanto a precio del gordo”, explicó Sebastián Riffel, de Elizalde & RIffel, consultores ganaderos.
Por otra parte, agregó que “estamos este año con los precios de los granos, básicamente maíz, que arrastra al precio de distintos subproductos que se utilizan para alimentación, más bajos un tipo de cambio mucho más competitivo”. Esto provoca una relación, del costo del kilo producido “ya sea en situaciones pastoriles como en situaciones intensivas de engorde corral, bastante favorables para el negocio ganadero.”
Agrega Riffel que tras dos campañas con mucha sequía y graves daños sobre los recursos forrajeros se espera que “este año podamos tener una reducción en los costos de producción, por la mayor participación del pasto en todo el ciclo ganadero, tanto para la cría, como para el proceso de recría y terminación”.
Explica que los números proyectados varían según el tipo de actividad dentro del planteo ganadero. “La cría muestra un resultado bastante alentador, con mejor proyección del resultado económico respecto de años anteriores. Los planteos de recría y terminación están en la misma línea, a pesar de que tienen una relación de compra-venta desfavorable, con un precio del ternero más caro respecto al precio del gordo”.
Esta relación está alrededor del 1,20 a 1,25. Igualmente sigue siendo un negocio atractivo porque se da sobre precios altos, tanto de compra como de venta. “Los terneros valen entre 2,20 a 2,30 dólares, y el gordo alrededor de 1,90 a 2 dólares por kilo vivo. “Esta situación hace que tanto para la cría como para los planteos de recría y terminación el negocio sea atractivo”.
“Por las distorsiones de mercado, aún con ineficiencias, los planteos ganaderos podían tener resultados positivos. A partir de ahora, dependerá mucho de la eficiencia para producir, y eso es alentador” (Sebastián Riffel, de Elizalde & Riffel)
Para el negocio de engorde a corral, el número es más ajustado. Pero, aunque tiene una mala relación de compra-venta, como la recría y la terminación, gozan de una baja importante en el precio del grano, el principal componente de las dietas, hace que el negocio sea relativamente neutro. “Hay un margen levemente positivo en algunos casos, en otros es neutro, pero ya dejaron de perder dinero como durante los últimos dos años”, explicó Riffel.
Por último, consideró que en la medida que haya una unificación del tipo de cambio y se vaya controlando la inflación “vamos a tener que trabajar mucho buscando eficiencia productiva. Posiblemente tengamos que ser muy eficientes para obtener buenos resultados económicos, ya que, hasta el momento, por las distorsiones de mercado, aún con muchas ineficiencias, los planteos ganaderos podían tener resultados positivos. A partir de ahora, va a depender muchísimo de la eficiencia que tengamos para producir, y eso creo que es alentador desde el punto de vista de lo que puede llegar a ser la mejora en la producción de carne de Argentina”, concluyó.
Resiliencia
La situación es más incierta en el negocio lechero, porque “nada de lo que pasa en él es el resultado de un planeamiento estratégico de la cadena, impredecible igual que el clima, alineando esfuerzos para lograr renta que hagan crecer y desarrollar el negocio. El productor, trata de leer las variables del mercado y obrar en consecuencia”. Así lo dice Eduardo García Maritano, productor lechero y miembro de la Comisión de Lechería de CRA.
Para el dirigente, “en 2024, por más que baje la producción de leche, será más que suficiente para atender el mercado interno y además los que quieran exportar (que son pocos) lo podrán hacer sin restricciones”. Agregó que “si bien el mercado interno tiene el bolsillo flaco, la combinación de mercado interno y externo pueden generar negocios que mantengan la materia prima alrededor de los 32 a 35 centavos de dólar necesarios para que cualquier modelo productivo se mantenga o genere renta, si tiene una buena gestión”, aclaró.
“La fortaleza es la resiliencia de los tambos, que es la cualidad más ejercitada en el sector en los últimos 5 años” (Eduardo García Maritano, productor lechero y miembro de la Comisión de Lechería de CRA)
Sostuvo que la mayor limitante que tiene hoy el productor lechero es financiera. “La caja de cada productor lechero está afectada por salir de un 2023 muy duro, que llevó a echar mano de los ahorros, si los tenía, o a endeudarse, o a aguantar el tambo con la agricultura, La fortaleza es la resiliencia de los tambos, que es la cualidad más ejercitada en el sector en los últimos 5 años”, aseguró.
Consultado sobre si cierran los números para producir leche en la Argentina, García Maritano, precisó que “si dos indicadores muy macro como, que el litro de leche supere al valor del kg de soja y/o el litro de leche al consumidor valga el equivalente de 2 kg de maíz, se dan la condiciones macro para que el productor, con buena gestión”, tenga rentabilidad. Aclaró que esa pregunta “solo se puede responder a nivel individual, porque a nivel general, pero si no se dan esas condiciones la respuesta es negativa para cualquier modelo productivo.
Economías regionales
Otro mundo y muy variado es el de las economías regionales. Silvina Campos Carlés, economista de Coninagro y especialista en ese tema, señaló que en todos los rubros están haciendo muchos números por los costos, preocupados por las tarifas de energía.
Agregó que hay casos donde se ha recompuesto la parte productiva, después de la sequía, el granizo y las heladas del año pasado, aunque cosechando menos de lo normal. “Esta situación se da tanto en manzanas como en vino, como lo que se espera para maní, lo que va a ser cítricos, recuperando, pero no con niveles tan grandes. Los productores están preocupados por el estancamiento del tipo de cambio, en los casos que son productos de exportación y también por el valor de los insumos”, precisó.
“Los productores están preocupados por el estancamiento del tipo de cambio, en los casos que son productos de exportación y también por el valor de los insumos” (Silvina Campos Carlés, economista de Coninagro y especialista en Economías Regionales)
Señaló que, en algunos casos, cierran los números, pero muy ajustados, y solo se da donde hay un buen manejo de la producción. En este punto, aclaró que la rentabilidad no se da necesariamente por actividad. “Las economías regionales que cierran el número no es por actividad, sino más por modelo de empresa, emprendimiento o cooperativa. Se da más por tamaño y nivel tecnológico. Hoy están sufriendo las que tienen menos herramientas para enfrentar una crisis de macroeconomía, más allá de la actividad que realicen. Puede ser que la actividad esté en rojo, como es el caso del vino, pero algunos emprendimientos se están dando bien”, aclaró.
Una a la que no le cierran los números en ningún caso es la miel, porque todavía no hay una recuperación tan grande respecto a la sequía y ya pasó la época pico, y los precios internacionales están bajos. También mencionó con dificultades al algodón, granos, hortalizas, leche, mandioca, miel, lana y carne de ovina, papa y vino y mosto.