Hoy se celebra en todo el país el Día del Tambero en un escenario donde la producción de leche está seriamente complicada. La última sequía aceleró la venta de vacas que estaban en plena actividad y el cierre de tambos por la imposibilidad de comprar alimento para sus rodeos. La crisis en la lechería continúa, y se hizo visible en la caída de un 12% interanual que registró la producción de leche en enero pasado. Las subas en los precios de las materias primas entregadas a la industria no alcanzan para cubrir compra de alimentos y atender el pago del fuerte endeudamiento que arrastra el sector desde hace dos años.
A la agresividad que propuso el clima cálido, con falta de lluvias y pérdida de pasturas durante un verano que registró temperaturas de hasta 45 grados en los campos lecheros, también se le suman noticias que son calificadas como negativas por parte del sector. En ese sentido aparece la falta de resolución para el conflicto que mantiene la cooperativa láctea SanCor con el gremio ATILRA, con bloqueo de plantas, asambleas del personal que paralizaron la actividad durante muchos días y la falta de soluciones tras la intervención gubernamental.
Para muchos en el sector productivo de leche, conflictos de este tipo y además la búsqueda de soluciones para la crisis que enfrenta el sector en su conjunto, requiere la continuidad de procesos de diálogo y la búsqueda de “puntos en común” que promuevan el desarrollo de la actividad, algo que también le reclaman a la Secretaría de Agricultura de la Nación. A dos meses de asumir. sus funcionarios no se ha formalizado una convocatoria a los productores de leche para escuchar sus reclamos.
Crisis
Marisa Boschetti, titular de la Comisión de Lechería de la Federación Agraria Argentina (FAA), aseguró que “la lechería sigue en crisis que lamentablemente se sigue extendiendo. No sé cuánta más espalda tendrá el productor para sostener su actividad. Está todo muy complejo. El precio sube, pero está lejos de permitir un equilibro. Está retrasado el precio. Hoy se necesita un monto de 300 a 330 pesos, aunque muchos tamberos me dirán que me quedo corta, ya que sabemos que estamos muy endeudados, y con pleno proceso de inversión para guardar alimento para el invierno”.
“Tras la sequía, se están haciendo grandes esfuerzos para hacer reserva de alimentos. Falta mucho para lograr el equilibrio. Hay liquidación de vientres productivos para cubrir la caída de ingresos, ya que el precio de la leche no lo cubre. Quizás por ello, hemos visto en enero una caída fuerte del 12% en la producción. Al mismo tiempo, el productor ya no tiene capacidad para endeudarse más. Es por eso que continúa la crisis. Hay también pérdida de tambos por la seca y por falta de alimentos. Veremos que dice la próxima vacunación del SENASA. Sin duda, cayó el número de tambos por venta de establecimientos, venta de rodeos y cierre de la actividad”, explicó Boschetti a Infobae.
La referente de la FAA en Lechería recordó que desde la secretaría de Agricultura no hubo en los últimos dos meses de gestión una convocatoria a productores lecheros para evaluar la situación sectorial, más allá de planteos realizados en diciembre pasado por la dirigencia de la Mesa de Enlace Agropecuaria. “Igualmente tenemos una gran expectativa en los funcionarios del sector”, expresó la productora.
Cuestionamientos
Eduardo García Maritano, integrante de la Comisión de Lechería de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), explicó que “consideramos que el gran problema que reporta la lechería es que no está armada como negocio. Tenemos claro que la cadena de valor comienza en la demanda y no en los tambos. La distorsión que tiene la cadena comercial lechera argentina, hace que el consumidor pague por lácteos el precio más caro de la región y al mismo tiempo se paga al productor el litro de leche más bajo del mundo. Eso es falta de coordinación privada. La Argentina tiene establecido desde 2016, a través de la resolución 229, un precio de referencia en función del estándar que se debe abonar la materia prima en la compra venta de leche, que no se cumple. Y hace ocho años, venimos diciendo ya la vamos a mejorar. Es por eso que planteamos por qué se sigue haciendo mal. Laudar precio no es función del Estado”.
También Roberto Perracino, presidente de Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, coincidió en que “Argentina tiene un sistema vetusto y arcaico como es el que rige para el pago de la leche por parte de la industria. Esto no va más. Todos sabemos donde está el problema. Sabemos cuánto tiene que cobrar el tambero y que la cadena de valor es rica: en las góndolas hay leche que se paga 1300 pesos por litro, y hasta 1700 pesos, mientras que el tambero cobró en enero un monto de 250 pesos, con el pago del IVA al 21% en la compra de insumos. El precio de góndola de los lácteos es cinco veces más de lo que recibe el productor. Allí hay muchas cosas que corregir”.
Perracino dijo que “hay una luz al final del túnel en una actividad que está muy complicada, y esto a partir de lograr mejorar el precio de la leche y alcanzar un escenario de estabilidad. Sabiendo que hay que sanear al sector, hay productores tamberos que adeudan entre cuatro o cinco meses de ingresos netos en compromisos asumidos en los últimos dos años con proveedores de insumos y con bancos que ofrecieron créditos a tasas muy altas”.
Conflicto
Marisa Boschetti, tambera de Córdoba, aseguró que “el tema SanCor se presenta como complicado y difícil, sabiendo que fue una cooperativa láctea tan grande y que marcó un camino y que haya llegado a esta instancia, donde la vemos intentar mantener la actividad de lo que quedó de una estructura que fue un monstruo. Y es muy triste lo que sucede con el gremio. Vemos que no se pone en la balanza la cantidad de empleos que pueden perderse. Por lo que creo que debería hacerse un esfuerzo, tanto de la empresa, trabajadores y el gremio lechero, para ir desatando el nudo, y volver a encaminar la actividad de lo que queda de la cooperativa. Creemos que los gremios no deben ser un impedimento para una industria, o una empresa en particular”.
Además consideró que “sabemos que hay problemas económicos, pero hay que respetar la decisión que pueda adoptar el propio trabajador, sabiendo que la situación sería mucho más difícil si hay un cierre. Hay trabajadores que quieren seguir trabajando, continuar con el proceso de reestructuración para salir adelante. Hay que darle libertad al trabajador y el gremio no lo debe impedir más allá del reclamo. No corresponde que las fuerzas policiales, tal como lo vimos, sea quien deba resguardar la integridad de los trabajadores que quieran seguir en sus puestos. Con el diálogo, hay que llegar a un entendimiento”.
También García Maritano, comentó sobre SanCor que “como productor tambero no cooperativizado soy muy respetuoso de la acción cooperativa. Pero si dos personas hacen una empresa, y les va mal, ¿de quién es la culpa? Allí no podemos asumir que es culpa de otro. En el caso de ATILRA, y esto va para todos, lo que uno espera es que se respeten las leyes. El accionar sindical es una defensa legítima del trabajador, pero ese trabajador sindicalizado no puede decir: ‘esta fábrica es mía’”, dijo el ruralista de CRA a Infobae.
Falta estructura productiva
Perracino, si bien hoy no entrega leche a SanCor, relató: “Mi padre entregaba hace treinta años a la cooperativa, y hablando desde el corazón, gracias a SanCor tuvimos un gran adelanto y sin duda, esta cooperativa láctea, hizo que la lechería argentina fuera potencia mundial en la década del ‘80. Después, aunque no sabemos bien los motivos, fue sucumbiendo para quedar hoy como una empresa más chica y lamentamos muchos que no se haya podido recuperar pese a todos los intentos que hubo”.
“Allí, el tema empresarial y gremial, es una cuestión a debatir, no solo en este caso, sino también en la Argentina. Ya que en el mundo las cosas han cambiado y hay cosas a tratar, y me da la sensación que hoy estamos en un momento de quiebre, y apostar a renovarse. Y allí hay que volver a sentarse a conversar”, consignó.
“En la década del ‘70, Argentina contaba con 31 mil tambos en actividad, y hoy solo contamos con 9.700 establecimientos. En mi zona, por la sequía, se cerraron unos 100 tambos. En igual período, Brasil contaba hace medio siglo con 40 mil tambos, y hoy tiene 190 mil. Claramente somos los perdedores del área sur. Otro tema que tenemos que ver con preocupación, es la extranjerización de la industria láctea”, concluyó.