En un contexto inflacionario en el que Alimentos es uno de los rubros en que más aumentaron los precios, la carne vacuna y sustitutos tienen un comportamiento dispar. Las carnes rojas siguen encareciéndose, el cerdo aparece como una opción competitiva y el pollo parece más al alcance de los bolsillos de menor poder adquisitivo.
En lo que va del año el precio de la carne aumentó por causas como el fin de un ciclo de liquidación de ganado que se dio hasta fines 2023, la liberación de exportaciones y el propio proceso inflacionario.
En enero, los precios de los cortes vacunos no fueran convalidados por los consumidores y debieran retrotraerse, pero en lo que va de febrero los valores de la hacienda y en el mostrador se van reafirmando, aunque el consumo interno cayó fuertemente, unos 42 kilos por habitante/año, sustituido en parte por mayor consumo de carne de cerdo y de pollo.
“Respecto del noviembre, el aumento del precio de la carne vacuna fue de casi 70 por ciento” (Víctor Tonelli, consultor de ganado y carne vacuna)
Víctor Tonelli, consultor privado de ganados y carne vacuna, precisó que en lo que va del año el índice del mercado del novillo, en Cañuelas, se ajustó del 17 a 18%, “pero si tomamos en cuenta el valor de noviembre, cuando todavía estaba el ciclo de liquidación funcionando, el ajuste fue casi del 70 por ciento”.
Hasta noviembre, apuntó el experto, “las faenas fueron realmente muy altas y a partir de diciembre, y se repite en enero, cayeron más del 10% respecto de diciembre y enero” de 2022.
Cambio de ciclo ganadero
A principios de diciembre se inició un ciclo de retención o recuperación de rodeos al cabo de un ciclo de liquidación que duró “bastante más de 1 año y en el que probablemente se perdieron entre 2 a 2,5 millones de cabezas durante 2023″, dijo Tonelli, según quien la recuperación de los precios de la carne vacuna se debe a que “estaban un poco atrasados”, pero también a “una participación cada día más importante de las exportaciones dentro de la oferta total disponible”. De hecho, en diciembre las exportaciones fueron algo más del 30% del total y enero daría una participación cercana al 33 por ciento. “Eso marca lo que se anticipaba que se iba a generar a partir de la liberación de las prohibiciones y restricciones a las exportaciones”, que aplicó el gobierno anterior, precisó Tonelli.
Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (CICCRA), señaló al respecto que el récord de las exportaciones de carne de enero, estimado en más 100.000 toneladas, incluido carne con hueso, se da “no porque se haya producido en enero toda esa cantidad de carne”, sino también con el aporte de carne que se había producido en diciembre, cuando todavía había restricciones, y que se exportó al mes siguiente, al levantarse las medidas restrictivas.
Menor poder adquisitivo
Junto con el crecimiento de las exportaciones en el mercado interno se ve “una caída fenomenal del poder adquisitivo y del volumen de consumo que promedió en torno de los 40 a 42 kilos por habitante por año”, debido al proceso inflacionario, observó Tonelli. Los precios actuales de la hacienda que en la semana que pasó estuvieron en torno a los $1700 a 1800 el kilo vivo, de un novillito de consumo bueno, y de $1.600 y fracción del Índice de Novillo del Mercado Agrogranadero de Cañuelas (MAG), “se van a mantener durante febrero. Eso implicaría que estaríamos hablando de un precio promedio a la carne de entre $6.000 a 6.500″, una suba respecto de 10% respecto de enero, “o algo más y, a partir de marzo, probablemente una caída mayor de la oferta y una suba más importante del ganado y del precio de la carne vacuna al público”, estimó Tonelli.
Por su parte, Sergio Pedace, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA), operadores que representan un 70% del comercio de carne vacuna a las carnicerías, donde se vende cerca de 80% de los cortes al consumidor argentino, destacó que en la evolución de los precios respecto de la inflación en lo que va del año “hay muchos altibajos”.
“Los precios se van a ir afirmando y de a poco van a ir subiendo y acompañando la inflación” (Sergio Pedace, de la Cámara de Matarifes y Abastecedores)
“Hacienda hay, aunque no de más, y se va afirmando de a poco el precio; por la inflación y por las paritarias, los gastos y los insumos. Los precios se van a ir afirmando y de a poco van a ir subiendo y acompañando la inflación”, comentó. El alza en los valores, explicó, “ya no depende del consumo interno, porque la gente se ha volcado más al cerdo, que está muy barato, y al pollo, que ya llegó a su techo” de consumo.
Según Pedace, “el precio de la carne vacuna va a ir dependiendo del valor del dólar y de la exportación, y de la cantidad de novillos que tenga la Argentina para poder exportar”. Debido a la sequía, agregó, “hay un millón y pico de terneros menos, y menos hembras también. El rodeo se va a ir recomponiendo si hay previsibilidad, dentro de un año y medio o dos, no antes”.
La otra carne
Ante el mayor precio relativo de la carne vacuna, los cortes porcinos son una opción de proteína animal para los consumidores. Juan Uccelli, director de la consultora especializada JLU, dijo a Infobae que el precio de la carne porcina empezó 2024 en alza pero a partir de mitad de enero, “ante los precios altos y la cercanía con los de la carne vacuna, comenzó a bajar”. Con respecto a diciembre, precisó, la carne de cerdo al público bajó el 0,2%, muy lejos de la inflación y se puso nuevamente competitiva con el vacuno y cercana al precio del pollo”.
La oferta de capones seguirá aumentando, dijo Uccelli, pues “las inversiones y la mejora en la producción en las granjas ya se hicieron y tendremos un aumento durante el año de 6% de producción, como mínimo”. Sobre la evolución de precios, consideró que durante febrero los valores aumentarán muy poco y podrían agrandar la diferencia con los de la carne vacuna. “En el resto del año, si bien aumentarán los valores, seguirá con una diferencia importante con la carne vacuna, siendo una opción muy accesible para los consumidores”, proyectó Ucceli.
“Entran bondiola y solomillo brasileño, y descolocan los valores de toda la media res (porcina” (Juan Ucelli, director de la consultora JLU)
En cuanto al consumo de carne de cerdo, Uccelli dijo que tuvo una meseta en la primera mitad de enero “exclusivamente por un tema de precios, pero se están retomando los volúmenes esperados, que son al alza del consumo per cápita”. Además, agregó, en enero subieron las importaciones del producto desde Brasil, afectando los precios a los productores. “De 200 toneladas mensuales que se importaban hasta diciembre, pasamos a 900 toneladas en enero. Entran bondiola y solomillo brasileño, y descolocan los valores de toda la media res”, dijo el consultor. Se trata de una situación de la que suelen quejarse los productores porcinos, aunque en 2023, la carne de cerdo importada explicó solo 2% del consumo interno argentino.
El pollo en el sube y baja
De la otra carne alternativa, la de pollo, Roberto Domenech, presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) dijo que comportamiento del mercado es bastante incierto. “La demanda y el precio -explicó- dependen fundamentalmente del bolsillo de la gente. El pollo es un producto de consumo masivo, en especial en una franja de clase media a baja. Se mantiene también el consumo en el corte principal que es la suprema”.
En cuando a precio, en lo que va del año la carne de pollo viene en un sube y baja. “La industria necesitaría un valor de salida de fábrica del cajón de pollo de 20 kilos de unos 30.000 pesos, es decir, $ 1.500 por pollo, impuestos incluidos”, explicó Domenech. Pero comenzó el año a $24.000, llegó hasta los 26.000 o 27.000 y volvió a caer hasta los 22.000 pesos.
“Esas oscilaciones tienen que ver con la altura del mes y con que, de golpe, la carne roja aumentó tanto que la gente se espantó de ir a la carnicería, y allí nosotros tenemos un canal de comercialización de más del 30% del pollo”, explicó Domenech.
Sucede, comentó Domenech, que los precios siguieron el comportamiento del consumo y la oferta es constante y no cayó. “Seguro que vendemos un poco más que la carne vacuna, pero no sé hasta dónde, porque veo que hay mucha oferta” de distintos cortes. El dirigente de CEPA señaló la promoción de los cortes parrilleros vacunos (entre $5.800 el matambre y $4.500 el asado común y apuntó que el pollo “está funcionando con ofertas de $2.000 el kilo, cuando el cajón se maneja en los 24.000 a 25.000 pesos, equivalente a $1.250 que paga el comerciante, para venderlo en 2.000 a 2.200 pesos” al consumidor.
“Si no tenemos demanda es porque entramos en recesión, porque a la gente no le alcanza la plata” (Roberto Domenech, presidente de CEPA)
Domenech precisó que 80% de las ventas de carne de pollo se registran en la suprema, por un lado, y el cuarto trasero (las dos patas-muslo), y las alitas.
Sobre la evolución de los valores en las próximas semanas, Domenech respondió: “lo que está sosteniendo mucho la situación de las empresas avícolas son los precios del maíz y la soja, en cuanto al costo de producción, porque en la mano de obra intensiva que tiene la industria (20% de los costos) ya han acordado aumentos de alrededor del 20% para enero, al tiempo que esperan un aumento de la electricidad de un 128% para los próximos meses, otro insumo importante en los frigoríficos avícolas”.
Y concluyó: “hoy necesitaríamos un precio de $30.000 el cajón, y $1.500 el kilo de pollo en salida de fábrica, que se va a ir manteniendo y acompañando a la inflación, por lo menos en el costo. Si no tenemos demanda es porque entramos en recesión, porque a la gente no le alcanza la plata, porque no sabemos qué va a comer o cómo se la va a rebuscar”.