A la espera de una cosecha de soja que podría superar las 52 millones de toneladas, el precio internacional y de exportación de la oleaginosa no para de caer, llegando a niveles mínimos de noviembre de 2021. Una combinación de factores sentaron una tendencia bajista hace ya varios meses, siendo los principales la buena perspectiva productiva argentina, la incertidumbre respecto a qué volumen de cosecha obtendrá Brasil y una débil demanda de China, que podría hacer que nuestro país pierda más de USD 3.000 millones.
La soja viene de cosechar su sexta semana consecutiva con pérdidas y desde principios de noviembre del año pasado perdió un 8% de su valor al pasar de USD 475,64 a USD 437,52 la tonelada en el mercado de Chicago. La merma fue más abrupta en la harina, principal producto de exportación de Argentina, la cual pasó de valer USD 474,63 a USD 390,54 la tonelada al cierre de ayer, equivalente a una pérdida de 17,72%, mientras que el caso del aceite el retroceso fue del 8,7% hasta los USD 1.004,19 la tonelada, resignando USD 95,9 de su precio.
Esto repercutió en los precios de exportación de Argentina (conocidos como precios FOB), incluso con más fuerza que en la plaza bursátil de referencia. Según la consultora AZ Group, desde el 3 de noviembre de 2023 hasta mediados de enero de 2024 hubo una “corrección fuerte” de estos valores. “Por diversas causas, la oleaginosa cayó USD 64 por tonelada en ese período (de USD 525 a USD 461), mientras que el maíz bajó mucho menos: perdió USD 7 por tonelada (de USD 213 si USD 206)”, afirmó a Infobae el director de la firma, Nicolás Udaquiola.
“La corrección a la baja de los precios en ese período produjo una reducción importante en el valor de la cosecha para los productores y en los ingresos que se pueden estimar para el país por las exportaciones, si se realiza un cálculo considerando que se vendieran en estos días. Corresponde destacar que actualmente solo el 1% de la cosecha probable de soja se encuentra entregada con precio fijo”, indicó el trabajo realizado por Udaquiola y el también director de la consultora, Carlos Poullier.
Si se toma en cuenta el retroceso de los precios y las estimaciones de producción y exportación de Argentina, la merma registrados en los valores podría provocar una caída de los ingresos por la harina de soja de USD 2.318 millones, mientras que se dejarán de recibir USD 303 millones por las ventas externas de aceite y USD 448 millones por las exportaciones de poroto. En total, Argentina perdería USD 3.069 millones de continuar los precios en estos niveles.
Valores mínimos
Si se toma en cuenta el pico de USD 509 la tonelada que tocó la soja en mediado de noviembre en el mercado de Chicago, las pérdidas fueron aún peores. En diálogo con Infobae, el analista de mercado de la corredora Grassi, Juan Manuel Uberti, consideró que “hubo un desplome en precios. La posición continua en Chicago inició una tendencia bajista, perdiendo alrededor de USD 60 (-12%). Esto llevó a las cotizaciones a niveles mínimos de más de 2 años, desde noviembre de 2021″.
Para Uberti, “el aporte productivo de Sudamérica es el principal factor bajista en estas últimas semanas. Brasil ya inició su cosecha y el ingreso de mercadería comienza a transmitir tranquilidad por el lado de la oferta. Si bien las estimaciones preliminares hablaban de una producción récord de entre 150-160 millones de toneladas, finalmente quizás el volumen sea un tanto inferior. Los más pesimistas hablan de 135-140 millones”.
“De todos modos, cualquier tonelaje entre esas cifras, representa una producción más que buena. A esto, debe sumarse las perspectivas para Argentina. Tras el fracaso productivo del año pasado por la sequía, al momento la siembra se dio en tiempo y forma y las lluvias acompañaron favorablemente. A pesar de la actual ola de calor y escasez de precipitaciones, se consolidan buenas proyecciones de rindes y la cosecha superaría las 50 millones de toneladas. De esta forma, el aporte conjunto entre Brasil y Argentina, sería ampliamente superior al año pasado. Entre Brasil, Argentina y Paraguay sumarían más de 210 millones de toneladas, contra 185 millones el año pasado”, cerró Uberti.
El especialista marcó que “en adelante, el devenir climático seguirá jugando un rol clave de cara a las próximas semanas. Si bien los volúmenes de cosecha de Argentina y Brasil van a ser buenos en general, cualquier ajuste en rindes y producción final por clima adverso, podría permitir alguna parcial recuperación en precios. En tanto, algún cambio en el plano fundamental que revierta las expectativas del segmento especulativo en Chicago, podría desatar un desarme de posiciones por parte de los fondos que derive en un ascenso de las cotizaciones”.
Brasil y China, las incógnitas
Por su parte, la analista del mercado de granos de la consultora FyO, Mariela Brandolin, considera que la cosecha brasileña y la demanda china son los principales factores que explican este declive en los precios.
“No sólo llegan noticias de una economía cada vez más frenada en el país asiático, sino también, márgenes de producción de cerdo que no logran recuperarse. Esto significa menos demanda de quien compra el 60% de la soja del mundo, en un momento donde a su vez ya empieza a ingresar la soja de Brasil. A nivel país, la cosecha avanza cerca del 10% y 20% en Mato Grosso”, puntualizó Brandolin, y agregó que esta situación “hace que no se vea al mercado preocupado por lo que pase en Argentina”.
“En adelante, lo preocupante es que las bajas pueden seguir y los márgenes se empiezan a complicar. Hay muy pocas ventas a precio y la capacidad teórica de pago (según la BCR), está en torno a USD 270 la tonelada para la soja nueva, por lo que, si llega a haber algún rebote en los precios, ya sea por mejor demanda o recortes productivos para Sudamérica, no dudaría en ir asegurando pisos, al menos a través de la compra de puts”, concluyó Brandolin.