El productor local, junto a la agroexportación, ya piensa en un escenario para el próximo año, con una soja a 480 dólares y un maíz cercano a los 205 dólares por tonelada. Con las lluvias de El Niño, se espera retomar los niveles históricos en los cultivos. Ahora resta conocer cuál será la nueva política agropecuaria del gobierno de Javier Milei.
El sector agroindustrial argentino dejó de percibir unos 16.000 millones de dólares por ingreso de exportaciones, producto de la última sequía. Iniciada la siembra gruesa y comenzando la recolección del trigo, apuesta a la recuperación, de la mano del clima, una buena cosecha gruesa y también medidas que alienten la inversión como, por ejemplo, la unificación del tiempo de cambio, la quita de impuestos e incentivos productivos.
Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires y también asesor del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), explicó que “la última cosecha de granos, a raíz de la tercera sequía consecutiva, fue de 78 millones de toneladas, lo que mostró una caída del 48% interanual. Esto provocó una merma del 43,8% en las exportaciones agroindustriales entre enero y octubre pasado. Esa menor producción implicó una menor exportación, y un menor ingreso de divisas en la economía argentina, que tiene sus debilidades”, recordó.
“Sin embargo, con una proyección actual, podemos hablar de un proceso de recuperación, que implicaría un crecimiento de un 70 por ciento interanual en términos de producción y exportación, contando con 53 millones de toneladas adicionales en el mercado. Estos son números bien importantes y se corresponden con los que ya contábamos en ciclos anteriores. Podrían mejorarse, ya que el agro aún hoy sigue teniendo políticas que no lo acompañan en su desarrollo y potencial de crecimiento”, explicó Costa tras evaluar los resultados negativos obtenidos en el último Monitor, difundido por el CAA.
Indicó que, a partir de este estudio, la caída de las exportaciones agroindustriales “fue del 35% interanual en el período enero-octubre de 2023, unos 16.000 millones de dólares menos que los que se habían generado el año anterior en igual lapso. Con las pérdidas registradas en la venta externa de soja, maíz, trigo, cebada y girasol, ya estamos en línea con lo proyectado para el año que ronda los USD 20.000 millones anuales. Ya que esto va a seguir profundizándose hasta que ingresé la nueva cosecha de un año que, climatológicamente, será mejor, aunque para el caso del trigo y cebada, ya no es tan bueno, como se proyectó en el inicio de la campaña”, reconoció.
La cosecha que viene
Ramiro Costa explicó que la previsión de cosecha de trigo se recortó, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en unos 15 millones de toneladas, mientras que, las de soja y el maíz, ronda los 50 millones de toneladas para la oleaginosa y los 55 millones de toneladas para el cereal.
“Son números muy buenos -dijo Costa-. Son excelentes para tener un ‘pie de base’ y por ello resultaría interesante discutir de cómo hacemos para que eso logre superar ese nuevo piso”. Más allá de aguardar un escenario con un efecto Niño que aporte las lluvias necesarias para atender las necesidades de los suelos agrícolas en las principales zonas de cultivo de la Argentina, el especialista consignó que en el plano internacional persiste “incertidumbre” sobre conflictos geopolíticos, como lo es la guerra en Ucrania, y otras vinculadas “al crecimiento que presentarán los países desarrollados”.
Con las pérdidas registradas en la venta externa de soja, maíz, trigo, cebada y girasol, ya estamos en línea con lo proyectado para el año que ronda los USD 20.000 millones anuales
En el plano local, Costa explicó que “en la Argentina tenemos un cambio de gobierno y expectativas de modificaciones en materia de políticas: allí nos preguntamos cuál serán los niveles de derechos de exportación, y las regulaciones que van a regir para la comercialización de la producción agropecuaria. Estos son todos datos que en definitiva van a definir los incentivos con los que contarán los productores que ya hoy están sembrando. Y allí verán qué tecnología aplicar. Sin embargo, cuando recién comienza la cobertura gruesa, vemos esto como más optimista”.
Admitió que podría acelerarse la incorporación de “mayor nivel de tecnología” en el campo argentino si se adoptan “otro tipo de políticas públicas”. Admitió que el productor local respondería de modo positivo en “un contexto macroeconómico más ordenado, una inflación que cede y una reducción o eliminación de la brecha cambiaria”.
Precios de soja y maíz en 2024
Los mayores niveles producción de soja en Brasil y también de maíz en Estados Unidos van a condicionar al mercado futuro de las commodities agrícolas. Por ello, resulta muy importante conocer qué perspectivas reportan los valores granarios para el mercado de futuros. Así, Ramiro Costa consignó que “esos precios se ubican a futuro por arriba de los promedios históricos, pero por debajo de los actuales. No son tan buenos como con los que contábamos cuando se produjo la invasión de Rusia a Ucrania”, admitió.
Para el caso de los valores FOB, es decir los que reciben los granos ya cargados en los buques para su exportación, hoy se sitúan en 520 dólares por tonelada mientras que para abril de 2024 se esperan contar con un valor de 480 dólares. “Hablamos de una diferencia de 40 dólares menos por tonelada para abril próximo”, explicó Costa.
En octubre pasado, la exportación de los complejos agroindustriales cayó un 43,8% interanual, con ventas realizadas por 2.600,9 millones de dólares. Esto representó una merma en los ingresos externos de 2.026 millones respecto al mismo mes de 2022
En el caso del maíz, el especialista de la Bolsa de Cereales porteña aseguró que, actualmente, el valor que recibe la tonelada de maíz ronda los 210 a 215 dólares, y explicó que “para 2024 es de esperar que sean casi los mismos valores, aunque podrían tener un recorte de entre 5 a 10 por ciento tras la zafra maicera”.
“Obviamente, todas estas cuestiones van a estar unidas a la demanda mundial y también al aporte que haga la producción en el mundo. Por eso resulta tan importante contar en la Argentina con una agenda de inserción internacional, que permita aportar mayor competitividad a la producción local y consolidar así un mejor espacio en mercados nuevos o ya existentes”, sostuvo Costa.
El impacto de la sequía
En octubre pasado, la exportación de los complejos agroindustriales cayó un 43,8% interanual, con ventas realizadas por 2.600,9 millones de dólares. Esto representó una merma en los ingresos externos de 2.026 millones respecto al mismo mes de 2022. Así lo indicó el último informe del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que representa a unas 60 entidades y cadenas agroindustriales de todo el país.
En los primeros diez meses del 2023, las exportaciones presentaron una caída del 34,6% contra igual período del 2022, tras situarse en un valor de 30.518,3 millones de dólares, producto de la falta de granos por efecto negativo de la sequía.