El campo celebra las lluvias: cómo está el clima en las zonas productivas y qué se espera del fenómeno El Niño

Las lluvias dejaron acumulados de hasta 60 milímetros en partes de la zona núcleo, vitales para los cultivos de invierno, la soja y el maíz.

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Un agricultor opera un tractor con una cosechadora para sembrar trigo en un campo en Comodoro Py, en las afueras de Buenos Aires, Argentina, el 21 de junio de 2022. REUTERS/Matias Baglietto
Un agricultor opera un tractor con una cosechadora para sembrar trigo en un campo en Comodoro Py, en las afueras de Buenos Aires, Argentina, el 21 de junio de 2022. REUTERS/Matias Baglietto

Hace ya mucho tiempo que no se veían en el campo argentino días consecutivos con lluvias de moderada magnitud, claves para la recomposición de humedad en los suelos no solo para beneficio del trigo y maíz ya implantado, sino también de cara a la siembra de soja que se encuentra pronta a comenzar. Así, con octubre alcanzando el promedio histórico de lluvias para dicho mes y noviembre comenzando con acumulados de hasta 60 milímetros, la nueva campaña gruesa muestra un panorama muy diferente a lo que se apreciaba semanas atrás.

Según el jefe de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), Cristián Russo, los acumulados registrados en las últimas 24 horas se ubicaron entre los 50 y 60 milímetros en gran parte en el centro-sur de Santa Fe y Córdoba, mientras que en el norte bonaerense y el sur cordobés, el volumen de agua recibido se ubicó entre los 20 y 30 milímetros.

En este sentido, Russo planteó que “los lotes de trigo se están tragando toda el agua y que en los campos donde se observan barbechos se ven los excesos de agua. Está lloviendo más rápido de lo que el suelo puede acumular el agua, que drene y que empiece a servir”, aunque aclaró que las lluvias “no son demasiado intensas de todas maneras”.

Los mapas hídricos empiezan a teñirse de celeste, luego de un 2022 en el que predominaba la falta de agua (Bosa de Comercio de Rosario)
Los mapas hídricos empiezan a teñirse de celeste, luego de un 2022 en el que predominaba la falta de agua (Bosa de Comercio de Rosario)

Pero más allá del efecto en los suelos, Russo planteó lo importante que son estas lluvias para los productores. “Fue fundamental para cambiar la ansiedad que había. Se estaba viendo que iba a ser otro año más que no se iba a poder sembrar la soja. Son milímetros muy importantes para ir descontando a esta sequía que fue feroz. Lamentablemente para el trigo es tarde, aunque puede haber una pequeña recuperación, pero nada significativa”.

Afortunadamente, la región núcleo, en promedio, terminó octubre alcanzando la media histórica de lluvias y puntualmente con casos que la superan, con zonas que alcanzaron excelentes acumulados como en Rufino con 121 milímetros (mm), o María Teresa con 114 mm o Rosario con 100 mm. Pero también aún hay áreas extremadamente retrasadas al adentrarnos en el centro cordobés, como en Pozo del Molle, Colonia Almada o Hernando con solo 25 a 27 mm.

Con estas nuevas lluvias y la probabilidad de que haya más en los próximos días, el panorama de agua en los suelos cambia para el campo y para la campaña gruesa. “La gente que logró sembrar el maíz temprano está muy contenta y ahora, para sembrar la soja vendría bien que tengamos unas dos semanas de sol”.

“Son milímetros muy importantes para ir descontando a esta sequía que fue feroz” (Russo)

En la misma línea, la analista del GEA, Florencia Poeta, marcó que “lo que se está intentando ahora sembrar es soja. Hoy están interrumpidas las labores por las condiciones climáticas. Se espera que aumente la temperatura y que haya piso para que entren las sembradoras a los campos”.

Por su parte, la integrante del Instituto de Clima y Agua del INTA, Natalia Gattinoni, informó que “se recibieron precipitaciones sobre gran parte de la región pampeana por encima de los 50 mm. Esto permitió que en las estimaciones de contenido hídrico de los suelos experimentaran un aporte importante de agua en el suelo para la campaña gruesa y para los cultivos de invierno que están en pie, aunque hay que ver la afectación por la baja de las temperatura”.

“Por lo tanto, estas lluvias resultan fundamentales para la toma de decisiones de la nueva campaña gruesa. Las precipitaciones en algunos sectores fueron de acumulados variables, pero estos eventos de lluvias, a diferencia de lo que vimos el año pasado, tienen la facultad de abarcar una mayor área. En particular, tenemos posibilidades de tormentas intensas que pueden estar acompañadas por viento y granizo. Lo mismo en el noreste argentino y áreas del Litoral, donde no se descartan estos eventos”, concluyó Gattinoni.

Una comparación de la situación hídrica a octubre de 2022 y en mismo mes de este año (Bolsa de Comercio de Rosario)
Una comparación de la situación hídrica a octubre de 2022 y en mismo mes de este año (Bolsa de Comercio de Rosario)

Niño moderado

Por otro lado, según plantea un informe de la BCR, las posibilidades de tener un ciclo El Niño fuerte quedaron de lado y se espera efectos moderados del mismo. Según plantea el trabajo, las condiciones del fenómeno climático en el Pacífico ecuatorial “se han estabilizado al nivel de un evento moderado. Pese a eso, y aunque resulte tarde para buena parte del trigo de la región núcleo, el área sigue sumando lluvias y termina alcanzando la media de octubre”.

De esta manera, desde la entidad consideraron que “la variable clave en la recuperación hídrica de Argentina, ‘El Niño’, sufre un nuevo revés: no tendrá la intensidad proyectada hace un mes atrás. Pero finalmente se ha estabilizado en el nivel moderado, y su acción ya empieza a sentirse en la región central de Argentina con eventos de lluvias recurrentes y a cada semana con mayor volumen y cobertura. Esta disminución de la intensidad del evento probablemente se verá reflejada en anomalías pluviales menores a las estimadas con las proyecciones de agosto 2023 que consideraban un Niño Fuerte”.

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