Primero fue el dólar maíz que encareció el engorde de terneros en los feedlots. Luego, la falta de novillos y finalmente, el shock devaluatorio. Todos estos factores hicieron que el precio de la hacienda y de los cortes, en góndolas y carnicerías, se dispararan esta semana. Si el consumidor no convalida precios, algo podrán bajar, pero el piso seguirá siendo más alto que antes.
Pasados 7 días de las elecciones PASO, la semana ganadera vacuna mostró una subida de precios del 35% de la hacienda en el Mercado Agroganadero (MAG), en respuestas a la devaluación del 22% que el Gobierno aplicó desde el lunes a la cotización oficial del dólar.Pero en realidad el aumento de la carne completó un proceso de reacomodamiento del valor de la hacienda que había empezado a principios de agosto, antes de las primarias, básicamente provocado por el llamado “dólar maíz” que comenzó a regir a fines de julio, encareció la producción de proteína animal y afectó a la hacienda vacuna en un 27 por ciento.
En lo que va de agosto, el kilo de media res promedio saltó de $1.100 a $1.400, y luego a $1900
Así, en lo que va de agosto, el kilo de media res promedio saltó de $1.100 a $1.400, y luego a $1900, según fuentes del mercado consultadas por Infobae. Esos valores se trasladaron luego a mostradores y góndolas en el curso de la semana post-PASO, especialmente entre lunes y miércoles, con un leve retroceso el viernes.
Leonardo Rafael, presidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (Camya), sector responsable del 70% del abastecimiento del consumo interno de carne vacuna, señaló que, pese al aumento del 45% registrado desde mediados de julio hasta la actualidad, el mercado minorista está bien abastecido y habrá que ver como rebota el precio en las carnicerías. “El precio techo de la hacienda está formado, se descomprimirá un poco y llegará a un piso para encontrar una meseta en el negocio”, explicó.
“Hasta el miércoles el mercado estaba bien abastecido por el precio anterior a la devaluación. Pero como la compra de carniceros es día a día, entre el jueves y viernes pasado, la venta a carnicerías, cayó entre el 20 y 30%, respecto de los mismos días de la semana previa a las PASO”, dijo Rafael. El mal clima -aclaró- hace que el público consumidor, independientemente de los precios, acuda en menor medida a las carnicerías.
Menos que la inflación
Más allá del impacto de la devaluación y de que los actores económicos de la Argentina, no solo los de la cadena cárnica vacuna, ya tienen la gimnasia de ajustar sus precios cuando se mueve el del dólar, la evolución de los valores de la hacienda y de la carne vacuna al público venían subiendo por debajo del índice de precios al consumidor (IPC) que mide el Indec. Anualizada a julio pasado, la inflación era del 115%, mientras la carne al consumidor había crecido 70% y la hacienda un 60% en 12 meses.
“Ya en agosto comenzaron a jugar cuestiones externas al mercado”, dice Daniel Urcía, vicepresidente del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (Ipcva) y de la Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas (Fifra), entidad que agrupa a frigoríficos de Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos y Santiago del Estero. “Primero fue el ‘dólar maíz’, situación que llevó a los feedlots a resignar ganancias, y luego la devaluación, que le puso el otro condimento externo al sector y generó una recomposición de precios generalizada en el mercado”, explicó.
Anualizada a julio pasado, la inflación era del 115%, mientras la carne al consumidor había crecido 70% y la hacienda un 60% en 12 meses.
“Cuando hay un producto que tiene un atraso importante y recompone precios, lo más probable es que la recomposición recupere lo atrasado, supere ese atraso y luego -si el público no convalida los nuevos precios- que subieron más de la cuenta, haga que esos precios se retrotraigan un poco”, como pasó el viernes en el MAG.
¿Se mantiene hasta fin de año?
Igualmente, Urcía señaló que no habría otra recomposición de precios hasta el año que viene. “Eso depende de las fluctuaciones del mercado, de la hacienda disponible, de las condiciones económicas del país y de cuánta certidumbre la administración genera en el ciclo productivo. Las actualizaciones anteriores fueron largas en el tiempo”, recordó.
Consultado sobre los factores propios que generaron la recomposición, Urcía contextualizó la situación. “Venimos de una sequía extraordinaria, prácticamente no hubo recría, lo que aumentó la disponibilidad de animales livianos. Eso lo podemos ver en la faena con incrementos del 12 y 16%, en vaquillonas y novillitos jóvenes (300 kg), y un fuerte incremento de más del 20% en la vaca adulta”, fundamentó.
Hay buena cantidad de hacienda encerrada que va a estar saliendo terminada, para consumo interno, hasta entrado octubre. Pero hay un faltante de novillos del 5 a 6% respecto del año anterior
En cuanto al futuro inmediato, “hay buena cantidad de hacienda encerrada que va a estar saliendo terminada, para el consumo interno, hasta entrado octubre”. Pero hay un faltante de novillos del 5 a 6% respecto del año anterior, en los primeros 7 meses del año, respecto de igual período de 2023, por efecto sequía”, dijo Urcía. El faltante de novilllos provoca faltante para exportar. “Hablamos de ciclos biológicos. Agregar 100 kilos de carne a un animal son 100 días. El novillo más pesado de 400 kilos es el que está faltando y complica el mercado de exportación y no el de consumo. A veces intentan hacer artilugios para aumentar la oferta interna sin conocimiento de cómo funciona el sector”, señaló Urcía.
Desprestigio y resultados conocidos
Los artilugios no son otra cosa que la amenaza de cierre de exportaciones de carne vacuna que esta semana el Gobierno anunció y luego desestimó. Eso sí: llamó a los frigoríficos exportadores, con Mario Ravettino, en su rol de presidente del Consorcio ABC, para negociar un acuerdo, aún no definido, y establecer un volumen de toneladas a precios “acordados” en las cadenas de supermercados. Un tonelaje que no llega al 10% del consumo y no a las carnicerías, que concentran al menos el 80% del consumo interno de carne vacuna.
Más allá del desprestigio que a nivel internacional eso le causa a la Argentina en el mercado mundial de carne vacuna -que reconoce su calidad, pero también penaliza por precio los incumplimientos del país causados por medidas gubernamentales extemporáneas- lo cierto es que se trató de un nuevo intento de intervenir aún más el mercado cárnico, con funcionarios que deciden sobre lo que no conocen, haciendo “fulbito para la tribuna”, en un partido que cada tanto vuelve a jugarse y cuyo resultado final es conocido.
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