Subió el precio de la hacienda y los aumentos se trasladarán a las carnicerías en forma inmediata

La devaluación y la suba de tasas impactaron en el valor del ganado vacuno que ayer se negoció con subas de entre el 20% y 30%. También mejorará el precio de los granos, aunque no es seguro que incentive mayores ventas

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Foto de archivo: un trabajador empuja carne vacuna en un frigorífico de la provincia de Buenos Aires, Argentina.REUTERS/Marcos Brindicci/
Foto de archivo: un trabajador empuja carne vacuna en un frigorífico de la provincia de Buenos Aires, Argentina.REUTERS/Marcos Brindicci/

La suba del tipo de cambio oficial y de las tasas de interés que decidió el gobierno tras la derrota electoral impactó de lleno en el sector agropecuario, con efectos que van desde un salto en el precio del ganado y la carne, un encarecimiento en el financiamiento de la nueva campaña agrícola hasta mejores condiciones para la comercialización de granos.

Según datos del Mercado Agroganadero de Cañuelas (MAG), el precio promedio del novillito pasó $676 el viernes a $845 al cierre de hoy, lo que implicó una suba del 25%, mientras que en el caso de la vaquillona el salto fue de $633 a $805, un 27% más que al cierre de la semana pasada. En el novillo, las subas fueron menos abruptas al aumentar de $663 a $776 por kilo, equivalente a una mejora en el precio del 17%.

Para el presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes (CICCRA), Miguel Schiaritti, durante la jornada se produjo “una suba importante de precios que se va a trasladar a las carnicerías. El incremento fue de alrededor de un 20% para la vaca que se exporta, mientras que la categorías de livianos, que son de consumo interno, tuvieron un aumento del 30%. Por algunos lotes de vaquillonas se llegó a pagar $1.000 por kilo vivo”.

En este sentido, Schiaritti comentó que esta suba “se traslada a la góndola de manera directa. Hay que tener en cuenta que una vaquillona puede dar un rendimiento de 60% en gancho. O sea, de cada kilo se puede extraer 600 gramos de carne. Esto indica que subirá mañana en la carnicería a $1.900 o $2.100 por kilo en gancho, lo que puede llevar a que la carne llegue a los $2.500 a $2.600 el kilo en cortes como la nalga o la bola de lomo. Esto ya está ocurriendo. Lo que hay que ver es si el consumidor va a acompañar esos precios, porque puede ser que la venta caiga tanto que se llegue a dar un retroceso”.

El incremento fue de alrededor de un 20% para la vaca que se exporta, mientras que la categorías de livianos, que son de consumo interno, tuvieron un aumento del 30%
El incremento fue de alrededor de un 20% para la vaca que se exporta, mientras que la categorías de livianos, que son de consumo interno, tuvieron un aumento del 30%

Por su parte, el vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMYA), Sergio Pedace, comentó que “hoy el mercado llegó a un promedio $900 a $920 pesos por kilo, por lo que subió entre un 40% y 50% respecto al martes de la semana pasada. Esto es consecuencia de la devaluación, del efecto del dólar maíz y al faltante de animales”.

Así, Pedace puntualizó, a grosso modo, que “la hacienda pasó de $600 a $900 por kilo, por lo que la media res debe estar en $1.900 pesos el kilo. Ese monto en el mostrador hace que el kilo de milanesas pase a valer entre $3.500 y $4.000, si es que se mantienen estos valores de la hacienda. Esto quiere decir que la carne va a subir entre $1.000 y $1.500 por kilo”.

Ante el aumento estipulado por el matarife, ratificó que “esta semana se van a trasladar los precios al mostrador, porque no se puede aguantar esta suba. Es mucho el aumento. Un matarife gana un 3% o 4% de esto y no podemos aguantar un incremento de este nivel. El carnicero entre mañana y pasado irá tocando el precio. Habrá que ver cuál es el techo”.

Granos

Por el lado en el impacto en el sector granario, la devaluación implica una mejora en los precios, aunque esto no necesariamente se traduzca en un incremento en el nivel de comercialización de los mismos. Al respecto, el economista jefe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), Gonzalo Agusto, opinó que “la devaluación tiene un correlato en lo que es el aumento en el precio de los granos. Así, el dólar maíz, con este aumento, se anula”.

“Se puede llegar a generar una comercialización mayor de la soja, que prácticamente no se venía vendiendo. Con esto, puede haber ventas adicionales, pero la incertidumbre genera que la mayoría de los actores económicos de Argentina prefieran quedarse en bienes ante la expectativa de lo que pueda pasar en materia de tipo de cambio y derechos de exportaciones”, por lo que pone en duda que esta medida impulse un mayor volumen de ventas por parte de los productores.

La suba del tipo de cambio no beneficia al exportador porque se mantiene la brecha. REUTERS/Gustavo Bonato/Archivo
La suba del tipo de cambio no beneficia al exportador porque se mantiene la brecha. REUTERS/Gustavo Bonato/Archivo

Por su parte, el economista jefe de la Fundación Agropecuaria por el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, consideró que, en primera instancia, “un mayor tipo de cambio siempre le viene bien a cualquier actividad exportadora, entre ellas el campo. Sin embargo, una devaluación en este contexto se va traducir rápidamente en un mayor nivel de inflación, entonces el tipo de cambio real no termina mejorando de manera sustancial”.

En esta línea, planteó que “si bien este tipo de cambio termina siendo superior al dólar agro, al mismo tiempo subieron mucho los dólares paralelos, lo que hizo que la brecha se mantenga o creciera. En ese sentido, lo que importa a la hora de incentivar las ventas es la brecha, es la expectativa que en diciembre haya una clase de unificación. O sea, la falta de incentivo sigue creciendo”.

En cuanto a la suba de tasas de interés, Miazzo explicó que las mismas encarecen los costos de los productores. “La suba de tasas es una muy mala noticia, porque sube el costo del financiamiento y, con vistas a la inflación de hoy, quedó en terreno ampliamente positivo, por encima de la inflación”.

Es por eso que aseguró que “es una mala noticia en particular para el campo, porque viene de un proceso de descapitalización por la sequía. Hay que tener en cuenta que los productores se endeudan para capital de trabajo, compra de fertilizantes y agroquímicos, el pago de las labores agrícolas, etcétera. Esto le agrega un costo financiero mayor a ese costo productivo”.

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