El desastre productivo que generó la extrema sequía que afectó al país durante gran parte del año pasado y principios del presente comienza a sentirse con más fuerza en la agroindustria y en el sector exportador. De esta manera, a medida que pasan los meses, se empieza a dar un efecto contrapuesto: por un lado, el complejo sojero bate récords de importación por la falta de mercadería, mientras con los despachos de trigo tocan pisos históricos tras el fuerte fracaso en el que resultó la cosecha del cereal.
Por el lado de la oleaginosa, la cosecha que finalizó hace algunas semanas concluyó con una baja del 52,6% interanual al obtenerse un volumen de 20 millones de toneladas, según estimaciones de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). “Como consecuencia, las importaciones de soja, que mostraban una tendencia decreciente desde 2018, muestran una fuerte suba y acumulan 6,1 millones de toneladas durante el primer semestre de 2023″, consignó la entidad bursátil en un informe.
“Sabiendo que la Argentina es uno de los principales productores y exportadores de harina y aceite de soja, y que cuenta con una capacidad de procesamiento de aproximadamente 70 millones de toneladas, una cosecha de soja de apenas 20 millones deja una gran capacidad ociosa y una fuerte necesidad de importar el grano, en un intento por sostener el nivel de actividad”, explicó el trabajo.
En este sentido, durante el primer semestre de 2023 las compras al exterior acumuladas crecieron y se triplicaron en comparación con el mismo período de 2022, consolidándose como “el más alto en importaciones de soja de la historia”. Como comparación, las 6,1 millones de toneladas importadas hasta junio inclusive se encuentran muy cerca ya del récord anual de compras al exterior, que data de 2018 cuando ingresaron 6,4 millones del exterior. Esto quiere decir que en tan solo seis meses del presente año se compró casi el mismo volumen que en todo un año que fue récord en importaciones.
En cuanto al origen de las importaciones argentinas de soja, durante el primer semestre de 2023 la mayor parte de las mismas provienen de Paraguay, como es habitual. No obstante, Brasil muestra un notable incremento como origen de las importaciones, ya que del 2% al 10% que representó entre 2016 y 2022, hoy su participación crece al 44% del total. Solamente en junio, la Argentina importó 1,1 millones de toneladas de Brasil.
Sin embargo, es tal el faltante de mercadería en el ámbito local que “a pesar de la gran entrada de la soja desde el mercado externo, el crush acumulado de la oleaginosa en el primer semestre del año llega a tan solo 14,3 millones de toneladas y marca un mínimo de 15 años para igual período. Así, “la molienda de soja se evidencia como la más baja desde 2008, lo que demuestra que la histórica sequía impactó de lleno en la principal industria exportadora del país”, sostuvo el la BCR.
Trigo
Mientras las importaciones de soja baten récords a medida que pasan los meses, las exportaciones de trigo parecen no encontrar piso. “El golpe de la sequía 2022/23 sobre el cereal se siente con más fuerza sobre la exportación que sobre la producción. Con un recorte cercano al 50% en la cosecha triguera, la exportación cayó más de un 81% en lo que va de la campaña. En este sentido, por las necesidades del consumo interno, la mayor parte del ajuste de la producción recae sobre la exportación triguera nacional”, detalló la Bolsa rosarina.
Con este panorama, entre diciembre y junio se embarcó “el segundo volumen de trigo más bajo desde 1988″. Así, las 2,4 millones de toneladas de trigo actuales se ubican lejos de las casi 14 millones exportadas entre diciembre y junio de la campaña pasada. El único año que exhibió un volumen inferior al actual se encuentra en la campaña 2013/14.
Por otra parte, la molienda se sostiene un 4% por encima del año pasado y un 7% arriba del promedio de la última década, con 3 millones de toneladas procesados en el primer semestre de la campaña.
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