La extrema sequía que afectó a nuestro país no solamente llevó a que el campo sufra un desastre productivo casi inédito en la historia reciente de la Argentina. Sus profundos efectos siguen condicionando la actual campaña agrícola, que comenzó con la siembra de trigo. Por la falta de humedad en los suelos y lluvias insuficientes, el área implantada con el cereal en la zona núcleo, clave en la producción de este cultivo, es la menor en 8 años.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la implantación del cereal en la región que comprende el norte de Buenos Aires, centro-sur de Santa Fe y sureste de Córdoba, concluyó con un millón de hectáreas, lo que implicó una caída del 23% respecto a la campaña anterior, equivalente a unas 300.000 hectáreas.
Déficit otoñal
“Al inicio de la siembra, la necesidad financiera del sector tras la sequía obligaba a muchos a sembrar el trigo aún sin disponer del agua mínima requerida en los suelos”, explicó el trabajo de la entidad bursátil. Así, el otoño dejó un déficit de 50 a 85 milímetros en el oeste, mientras que “las lluvias de fines de mayo solo recargaron de humedad solo la mitad este de la región”. Allí, pudo concretarse la siembra de todo lo intencionado e incluso sumar algunos lotes más, pero en el oeste de la región quedaron afuera las 100.000 hectáreas que esperaban concretarse en la última semana.
En el noroeste bonaerense se dejó de sembrar el 60% del trigo por la falta de humedad. “Hay empresas solo han hecho solo un 20% del hectareaje que sembraron un año atrás. Otras, nada”, comentaron los técnicos de la entidad en la localidad de General Villegas, mientras que en Sancti Spiritu, en el extremo suroeste de Santa Fe, son muchos los productores que no han podido sembrar siquiera un lote de trigo.
El sudeste de Córdoba tuvo una pérdida de entre un 20% a un 50% del área de trigo, respecto al año pasado. En Corral de Bustos los técnicos marcaron que los perfiles “están sequísimos”, por lo que se sembró un 20 a un 30% menos que el año pasado. En Carlos Pellegrini, en el centro sur de Santa Fe, se estima que la superficie sembrada fue un 30% menor que la del año pasado. “Se quería sembrar por necesidad económica, pero las condiciones climáticas no permitieron sembrar un mayor hectareaje”, resumieron los especialistas.
Ventas
Por otro lado, la sequía no solo afecta al sector productivo del cereal, sino también al comercial. Con este contexto, el volumen de contratos y fijaciones de trigo cayó más de un 53% respecto a la campaña pasada. “Mientras en el primer semestre del año pasado se negociaban en promedio cerca de 2,2 millones de toneladas del grano por mes, en la primera mitad del 2023 el volumen negociado apenas supera el millón de toneladas”, destacó otro informe de la entidad..
De este total comercializado, la amplia mayoría del trigo corresponde a la campaña actual.
El volumen de contratos y fijaciones de trigo cayó más de un 53% respecto a la campaña pasada.
Las ventas a cosecha de la próxima campaña se ubican apenas en medio millón de toneladas. De esta manera, el trigo 2023/24 a cosecharse en, diciembre representa apenas el 8% del trigo vendido en esta primera mitad del año, lejos del 37% que representaba el trigo nuevo en la comercialización del año pasado.
SI bien “la expectativa productiva sigue optimista, con buenos nacimientos y mucha uniformidad” en lo productivo, más allá de que sucedió en parte de la zona núcleo, “el discreto dinamismo comercial del Mercado Físico de Granos de la Bolsa de Comercio de Rosario se explica en la mala campaña actual y en la cautela por la definición de rindes de la próxima cosecha triguera”.
“Esta discreción comercial, junto con la prórroga de embarques de trigo por 360 días anunciado en noviembre de 2022 y la merma exportadora de este año fundamenta que todavía no haya ventas al exterior de trigo 2023/24, cuando a esta altura el año pasado se tenían anotadas 8,6 millones de toneladas y hace dos años más de 3,1 millones.
Seguir leyendo: