Por la gripe aviar, las exportaciones de carne del sector cayeron 35% en dólares

Según el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas, el virus “apagó las luces” y desde febrero obligó a renegociar certificados de exportación, frenó ventas y forzó a gestionar la reapertura de mercados. En volumen, las ventas disminuyeron 28%

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Una granja avícola. La detección del virus obligó a sacrificar animales y huevos, además de la pérdida de material e insumos  
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Una granja avícola. La detección del virus obligó a sacrificar animales y huevos, además de la pérdida de material e insumos Photo by Getty Images

La detección de la influenza aviar en la Argentina por primera vez en febrero de este año fue un duro golpe para la producción de carne de pollo, no solo por la emergencia sanitaria y el sacrificio de animales donde se registraban los brotes, sino también por el cierre de exportaciones para gran número de productos, lo que generó un derrumbe del 28% en de los despachos en volumen y un 35% en valor en lo que va del año, precisaron desde el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).

El virus llegó a que tanto el Gobierno nacional, a través del Senasa, como las empresas exportadoras, emprendan y aún hoy continúen renegociando y modificando certificaciones con más de un centenar de países compradores. Tal es así que una misión del Senasa viajará a China el próximo 15 de julio a adecuar condiciones con autoridades agrícolas y aduaneras de ese país, para reanudar los ingresos de los envíos avícolas a este mercado asiático, al se destina el 30% de las exportaciones del sector.

“Se apagaron las luces”

Según explicó la coordinadora de Negociaciones Internacionales de CEPA, Sofía García, durante su exposición en el marco de los festejos del Día de la Avicultura, en la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), “desde el 28 de febrero pasado se apagaron todas las luces y tuvimos que comenzar de cero con la reapertura de mercados. Al día de hoy, tenemos una reducción del 28% en las exportaciones en toneladas y una caída del 35% en la facturación” tras la detección de casos de la enfermedad en granjas comerciales que obligó a replantear el estatus sanitario argentino.

“Hoy tenemos acordados 97 nuevos certificados con 74 países compradores” (Sofía García, Senasa)

La reducción de las ventas externas del sector se debió a la necesidad de denunciar la detección de casos de influenza aviar ante la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) y negociar la reapertura con todos los países con los que se habían cerrado acuerdos comerciales bajo una certificación de país libre de esta enfermedad. Por ello, tras la detección de los primeros casos en granja, el Senasa suspendió temporalmente las exportaciones en el arranque del año.}

Carlos Sinesi, gerente general, Roberto Domenech, presidente, y Sofía García, Coordinadora de Negociaciones Internacionales de CEPA
Carlos Sinesi, gerente general, Roberto Domenech, presidente, y Sofía García, Coordinadora de Negociaciones Internacionales de CEPA

García indicó que tras las negociaciones realizadas “hoy tenemos acordados 97 nuevos certificados con 74 países compradores. Por caso con Angola, que representa el 4% de las exportaciones avícolas argentinas. También con Chile y la Unión Europea se logró acuerdo en harinas. Y para el Rito Halal, con algunos destinos de países musulmanes. Actualmente nos encontramos en plena transición de negociaciones con países como China, Arabia Saudita, Sudáfrica, Chile, Vietnam, Perú y Unión Europea. Este tipo de gestiones son similares a la apertura de un mercado”.

Pérdidas y producción local

En el aspecto propiamente productivo, el presidente de CEPA, Roberto Domenech, sostuvo que la epidemia de gripe aviar ocasionó pérdidas millonarias y una “afectación importante en el área de las gallinas ponedoras. En General Roca, en Cipolletti, se debieron sacrificar 630.000 pollos. Luego en General Alvear, provincia de Buenos Aires, se perdieron 80.000 reproductoras y en Mar del Plata, un número de 18.000 reproductoras. También en Esperanza, Santa Fe, se sacrificó un lote de 15.500 reproductoras. Con la detección de 75 casos de aves de traspatio”.

A pesa del virus, las reproductoras alojadas para 2023 proyectan un crecimiento del 3%, lo que permite estimar una producción de 1.000 millones de pollitos para este año

También, agregó Domenech, “se registraron lotes de ponedoras muy importantes, muchas en el sur, en Río Negro y Chubut, y hace veinte días en una granja de 50.000 ponedoras en La Plata. La población de aves afectadas arrojó números, ya que tras la detección de síntomas, se debe proceder al sacrificio de semejante cantidad de animales, lo que es tremendamente desagradable”. Pero no hay otra alternativa ni otro camino a adoptar para erradicar la enfermedad tras la detección de casos en granjas, señaló.

Pese a las pérdidas de sector productivo y el derrumbe de las exportaciones, en el mercado local se puede , inclusive, llegar a dar un crecimiento en la producción. “Las reproductoras alojadas para 2023 proyectan un crecimiento del 3%, lo que permite estimar una producción de 1.000 millones de pollitos para este año. Aunque la proyección se realizó antes de la llegada de la gripe aviar. Las aves que van a estar en producción son de la recría del año pasado”.

Vacuna

"Hay más de 20 vacunas, pero los laboratorios no pueden garantizar inmunidad. México vacuna desde 1996 y sigue teniendo brotes continuamente”, dijo Domenech, el presidente de CEPA. REUTERS/Dado Ruvic
"Hay más de 20 vacunas, pero los laboratorios no pueden garantizar inmunidad. México vacuna desde 1996 y sigue teniendo brotes continuamente”, dijo Domenech, el presidente de CEPA. REUTERS/Dado Ruvic

Frente al debate sobre la oportunidad o no de vacunar a la población avícola local, desde CEPA explicaro que la vacunación es “la solución a futuro”. Pero hay un problema. “Hoy no hay garantías de efectividad: hay más de veinte vacunas, y los laboratorios no pueden garantizar inmunidad. México vacuna desde 1996 y sigue teniendo brotes continuamente”, dijo Domenech.

Tal como indicó el titular de CEPA, “hay países como EEUU, que tiene influencia aviar un gran número de estados, sus laboratorios están desarrollando la vacuna pero no se vacuna porque el proceso de inoculación cierra completamente los mercados. Virus como H5N1 o H7N3, son de alta patogenicidad, que no permiten aislar el virus e inocular un huevo fértil. “Por ello, no hay forma de tomar un virus que permita elaborar y desarrollar una vacuna”.

“Por ello se trabaja con un virus de baja patogenicidad, que amortigua el problema. Así la mortalidad es menor. No es cero sino del 60%. En este contexto los laboratorios no pueden dar la garantía que las empresas pretenden”, concluyó Domenech.

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