El panorama para el trigo mejoró notoriamente en las últimas semanas, por lo menos en la franja este del área agrícola. Cuando la campaña asomaba sombría, con severas complicaciones en cuanto a la humedad en los suelos como consecuencia de la histórica sequía y las lluvias que no llegaban, precipitaciones durante el mes pasado por encima de los registros normales para la época revivieron las expectativas y hoy se espera que la superficie sembrada con el cereal alcancen las 5,6 millones de hectáreas para el ciclo 2023/24.
De esta manera, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) en su informe mensual de Estimaciones Nacionales de Producción, indicó que se espera solo una reducción en el área a implantarse del 5% respecto a la campaña pasada, equivalente a unas 300.000 hectáreas menos de las 5,9 millones que se sembraron el año pasado.
Argentina podría producir 16,2 millones de toneladas. Si eso se da, la producción se ubicaría un 41% por encima de las 11,5 millones de toneladas de la fatídica campaña 2022/23
Teniendo en cuenta un escenario productivo con 200.000 hectáreas que no lleguen a cosecha y un rinde de 30 quintales por hectárea (qq/h), Argentina podría producir 16,2 millones de toneladas. Si se concreta este guarismo, la producción se ubicaría un 41% por encima de las 11,5 millones de toneladas obtenidas en la fatídica campaña 2022/23, golpeada de lleno por la sequía, pero se ubicaría un 30% por debajo del récord de las 23 millones de toneladas de la 2021/22.
“Por la falta de agua, la siembra de trigo argentina 2023/24 pudo haber estado entre las más bajas de la década. El déficit que arrastraba la región pampeana por la súper sequía argentina y la situación del otoño trazaban un escenario de siembra casi tan seco como el 2009. Pero el evento de precipitaciones de mayo dejó acumulados que duplicaron y hasta triplicaron las medias mensuales en el este, dejando atrás escenarios de siembra que recortaban un millón de hectáreas y más aún”, explicó el trabajo de la BCR.
De todas maneras –marca el informe– “la franja oeste sigue seca”, siendo el oeste de Buenos Aires, La Pampa y Córdoba las áreas más comprometidas para cumplir con los planes trigueros. En estas provincias se esperan recortes de consideración: Córdoba dejaría de sembrar unas 180.000 hectáreas en esta campaña, pasando de 880.000 a 700.000, con una caída interanual en torno del 20,5%. Le sigue Buenos Aires, donde se estima una baja de 140.000 hectáreas o 5,5% y La Pampa, con una merma del 27%, dejando en el camino unas 80.000 hectáreas.
Nuevo recorte en soja
La contracara se da en soja, que a medida que avanzan las cosechadoras, profundiza sus pérdidas. Así, con el 96% de los lotes aptos ya recolectados, “llega el final de una campaña extremadamente mala”, en donde “siguen los ajustes negativos en soja: de mayo a junio cae otro millón de toneladas la producción hasta los 20,5 millones de toneladas. De esta manera habrá un 58% menos de soja de lo que se esperaba producir a principios de la campaña”, indicó el trabajo.
“Las precipitaciones de mayo dejaron acumulados que duplicaron y hasta triplicaron las medias mensuales en el este, dejando atrás escenarios de siembra que recortaban un millón de hectáreas y más aún” (BCR)
Los mayores ajustes son para Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. En la primera, los rendimientos caen 4,3 qq/ha. El sur de Córdoba sigue desmoronándose en materia de rindes y la provincia retrocede 2,1 qq/ha. Santa Fe no es la excepción: cede otro quintal por la sequía brutal, mientras que algunos rindes favorables en el norte argentino compensan una mayor caída.
De esta manera, la entidad bursátil señaló que de mayo a junio el rinde nacional cayó hasta los 16,6 qq/ha, el nivel más bajo de los últimos 15 años. Con una pérdida de área estimada en 3,65 millones de hectáreas, y un área sembrada de 16 millones de hectáreas, la producción estimada en junio es de 20,5 millones de toneladas.
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