El período de marcada escasez de agua que afectó al campo argentino durante tres años y lo golpeó con una severa sequía entre 2022 y lo que va del 2023, generó un desastre productivo en el grueso de las actividades agroindustriales, especialmente en la producción de granos, donde las mermas previstas son de gran magnitud. Teniendo en cuenta que el año pasado el 67% del ingreso de divisas en el país se dio a partir de exportaciones agropecuarias y derivadas, el impacto que tendrá esta situación en la economía nacional será significativo.
A medida que avanzan las cosechadoras para recoger la soja y el maíz se va actualizando el panorama de pérdidas. Por el momento, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) estima que la caída productiva de la soja se ubicará en torno al 45% respecto a la campaña anterior, con un volumen de 22,5 millones de toneladas, mientras que la de maíz caerá poco más del 30%, hasta 36 millones de toneladas. En el caso del trigo, las pérdidas fueron del 50%: se pudieron recolectar solo 11,5 millones de toneladas. Y en algunas economías regionales el impacto también fue de magnitud, como en el caso de los cítricos, arroz, algodón, lechería y caña de azúcar, por citar algunos casos.
Se trata de un serio problema para la economía argentina, que necesita reforzar sus reservas, pero sufrirá la pérdida del ingreso de miles de millones de dólares de las exportaciones del agro. A eso se suma otro problema: la caída de los precios internacionales de los commodities agrícolas. Y también que el “dólar agro”, medida que establece un tipo de cambio diferencial de $300 por dólar para el complejo sojero y economías regionales, no está dando los resultados esperados. Así, la pregunta que todos los días se hace tanto el mercado como en los pasillos del Palacio de Hacienda es cuántos dólares entrarán del campo este año.
Estimaciones
Para el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, el ingreso de dólares del grueso de la actividades y complejos agropecuarios y agroindustriales, que van desde los granos a la pesca o producción de limones, se ubicará en torno a los USD 35.000 y USD 37.000 millones durante este año. Si se tiene en cuenta que durante 2022 el aporte del agro fue de USD 59.519 millones, según cálculos de FADA, la merma sería de, por lo menos USD 23.000 millones, equivalentes al 38 por ciento.
“Este año estamos hablando de que las exportaciones podrían caer cerca de USD 23.000 millones, donde la principal baja se va a estar dando en las cadenas granarias, mientras que los impactos en términos de exportaciones son menores en las economías regionales, las carnes y lácteos”, dijo Miazzo, quien también puntualizó que del total que podría ingresar por exportaciones, los granos aportarían unos USD 20.000 millones, cerca del 54%, cuando su participación durante 2022 fue del 73 por ciento. O sea, no solamente reduce fuertemente sus exportaciones en valor, sino también su peso en las exportaciones del sector.
Para Miazzo, a la caída que habrá en los ingresos se suman “desincentivos a la exportación”, en especial “un tipo de cambio atrasado y una brecha cambiaria alta”, más allá de la implementación del dólar agro. Por eso, señaló, el actual contexto lleva a que este año no vaya a haber ingreso fuerte de divisas. “Sí se va a ver una mejora por la estacionalidad de la cosecha gruesa, entre mayo y julio, que a lo sumo alcanzará para que el Banco Central no siga perdiendo reservas. pero no para que acumule para el segundo semestre”, observó.
“A partir de agosto el tema se va a poner más complicado, ya que desde el agro el incentivo a vender es cada vez menor, porque cada vez está más cerca una posible unificación cambiaria, y, posiblemente una baja de derechos de exportación. Además se suma el propio ruido electoral con su impacto en depósitos, tanto en pesos como dólares, y la posibilidad de renovar vencimientos de deuda”, explicó Miazzo.
Por su parte, el economista jefe de la Fundación Mediterránea-Ieral, Juan Manuel Garzón, estimó que el ingreso de dólares por exportaciones de 17 productos agroindustriales, incluidos granos, derivados, carne vacuna y lácteos -sin contemplar economías regionales- alcanzaría los USD 30.683 millones, un 36% menos que el año pasado.
No obstante, si se toma en cuenta la caída de casi un 50% en la producción de soja y la necesidad de la industria procesadora de importar poroto de los países vecinos calculada en unos USD 5.229 millones, el ingreso neto de dólares cae a USD 25.634 millones, a niveles similares a 2018 o 2020. “Hay una caída de producción de granos estimadas en 50 millones de toneladas y eso es lo que dispara la baja de exportaciones. Y se suma un dato negativo adicional, que es que los precios internacionales de los productos que nosotros exportamos están cayendo”, marcó el economista.
“Si la inflación lastima, el déficit de la balanza de pagos te mata”, resumió Garzón, según quien “el impacto más severo que puede tener la sequía es en la cuenta de dólares del país. El sector es el principal proveedor de divisas y se va a ver esta caída, en un contexto donde el BCRA no tiene reservas. Tampoco hay crédito externo, a menos que se pueda conseguir algo del FMI. Se va a hacer muy cuesta arriba para el Gobierno poder mantener el tipo de cambio oficial en los niveles que está. Hoy no hay quien ofrezca dólares, pero está la demanda por importaciones, deudas, turismo y demás cuestiones”.
Segundo trimestre
Si existe una parte del año donde las liquidaciones de divisas agroindustriales son importantes, es el segundo trimestre, cuando ingresa el grueso de la cosecha de soja y maíz. Este año esa explosión de dólares será mucho menor, pese al dólar agro. Según el responsable del Area de Análisis de Mercados de la corredora Grassi, Ariel Tejera, “el año pasado el agro liquidó entre mayo y julio cerca de USD 11.200 millones. En promedio en los últimos tres años se liquidaron USD 9.400 millones. Claramente este año se supone que las liquidaciones van a ser muchos menores”.
Tejera explicó que los USD 9.400 millones que ingresaban habitualmente entre marzo y junio equivalen -a los valores FOB actuales- a 17 millones de toneladas de soja, de los 22 millones de toneladas que se esperan obtener. “O sea, estamos muy lejos de ese valor porque tenemos mucha menos soja, mientras que el maíz y el trigo están intervenidos y los precios no nos acompañan. Hoy en soja estamos 15% por debajo, mientras que el aceite cayó un 35% y el maíz un 20%. Tenemos un escenario de precios muy distinto, lo cual también dificulta la idea de pensar en un gran ingreso de divisas. No solo está afectada la cantidad, sino también los valores”, puntualizó.
Por eso, según Tejera, “es posible pensar en una caída en las liquidaciones mayor al 30% respecto a 2022 para el mismo trimestre, y podría ser mayor. El valor final que alcancen las liquidaciones del trimestre va a estar atada a múltiples factores, como evolución de los mercados cambiarios, la dinámica de precios internacionales, los cambios que se puedan introducir en el dólar agro o nuevas versiones y, no menos importante, las perspectivas que se consoliden de cara a la contienda electoral”.
Para Garzón, el ingreso de divisas en ese período podría ser de USD 8.400 millones, frente a los USD 13.500 millones del segundo trimestre de 2022, teniendo en cuenta la canasta de productos que mide la Fundación Mediterránea. No obstante, agregó, “si bien existe una estacionalidad de comercialización habitual que es en la cosecha, donde los productores venden para cumplir con las deudas o cubrir los canjes o insumos, la estacionalidad se fue perdiendo a partir del silobolsa y también cuando empezó el cepo cambiario”.
¿Qué empezó a suceder? “El productor se quedó en soja y alargó el período de comercialización. A eso se sumó el dólar soja, que es un programa que trata de romper con esta estacionalidad poniendo la zanahoria de un dólar más alto, que después no se va a tener. El dólar soja 1 y 2 funcionó, pero en esta ocasión no hay una comercialización al nivel que esperaba el Gobierno. Por más que el productor apure, no tiene mercadería para vender”, respondió Garzón.
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