Clima y financiamiento, los principales problemas que enfrenta el campo a las puertas de un nuevo ciclo agrícola

Comienza el mes donde la campaña llegará con la siembra de los cultivos de invierno. Proyectan que la producción deberá invertir cerca de USD 18.000 millones, en medio de una situación económica y climática cargada de incertidumbre

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La nueva campaña campaña agrícola arranca con la siembra de los cultivos de invierno, entre ellos el trigo (REUTERS/Vincent Mundy/Archivo)
La nueva campaña campaña agrícola arranca con la siembra de los cultivos de invierno, entre ellos el trigo (REUTERS/Vincent Mundy/Archivo)

Mayo será el mes de inicio de una nueva campaña agrícola, mediante la siembra de los cultivos de invierno, entre ellos el trigo y la cebada. El éxito de la misma dependerá no solamente de una rápida salida del peor ciclo en dos décadas por los efectos de sequía, sino también la recuperación de una mayor holgura en el balance externo argentino de cara al próximo año. Pero para todo esto, será clave el financiamiento al cual deberá acceder el productor para realizar las inversiones correspondientes y acceder al mejor paquete tecnológico, y por otro lado las condiciones climáticas.

Tras el cimbronazo provocado por la sequía, tanto en términos productivos como económicos, actualmente se atraviesa un contexto con falta de dólares en el Banco Central, aumento de tasas que ya superan el 140% efectiva anual y una corrección del tipo de cambio al asecho, entre otros. Además, la amplitud de la brecha cambiaria, la falta de disponibilidad de dólares oficiales y las demoras del sistema para importar, dan como resultado que las empresas que importan fertilizantes, agroquímicos, fitosanitarios, maquinaria y sus repuestos, tengan que acudir al dólar contado con liquidación para poder cancelar sus importaciones, lo que conlleva un aumento en dólares del valor de los insumos que requiere el productor.

En medio de esta situación, el Consultor en Agronegocios, Ernesto Ambrosetti, calculó que para obtener una cosecha que aspire a los 130 millones de toneladas y si el clima acompaña, requeriría un monto de inversión nuevamente cercano a los USD 18.000 millones. “Financiarse no será fácil”, dijo el especialista, quien recordó que en las últimas campañas el productor aportaba cerca del 30% de la inversión con recursos propios, que hoy están sesgados por la sequía; casi un 20% lo realizaba con préstamos bancarios a través de diversos instrumentos; un 30% con proveedores de insumos a través de los planes canje y el 20% restante con cooperativas, acopiadores y hasta mutuales.

Financiamiento para sembrar
Financiamiento para sembrar

“Hoy todos los integrantes de la cadena comercial han atravesado y siguen transitando el efecto perjudicial de la pérdida de ingresos por la sequía, lo que dificulta la financiación, especialmente para los pequeños productores”, señaló Ambrosetti. Además, sostuvo que un escenario de estas características con la crisis macroeconómica, política y social que no tiene solución en el corto o mediano plazo, “la moneda que le da confianza al productor son los granos, esto significa que, para tratar de asegurarse la obtención de los insumos necesarios para continuar en el circuito productivo, tratará de consolidar los planes canje”.

En ese camino a recorrer, el especialista comentó que los productores que tienen acceso bancario tratarán de buscar líneas o instrumentos con tasa más accesibles a las impuestas por el Banco Central. Además, aspiran a financiarse con los eslabones cercanos a su empresa, como es el caso de las cooperativas, acopios y corredores, entre otros. A todo esto, la expectativa es que los planes canje adquieran una mayor relevancia en la financiación de esta campaña, pudiendo llegar a participar con el 40% de la financiación de la misma, ya que esta herramienta financiera se establece normalmente con los eslabones que poseen mayor fortaleza económica.

Clima

Si bien es cierto que hay una necesidad económica que alienta la intención del productor de sembrar trigo, además del desafío que plantea la nueva campaña en materia de financiamiento, que permita asegurar el paquete tecnológico que el cultivo requiere para expresar su máximo potencial de rendimiento y acceder a las semillas en cantidad y calidad suficiente, la reserva de humedad en los suelos y los factores climáticos se transformarán también en determinantes.

El pasado 20 de abril, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló en su informe que el 80% de los suelos de la región núcleo están en sequía y escasez hídrica y que requerían al menos 80 a 120 milímetros, de cara a una siembra de trigo en la mencionada zona del país que se proyecta con una caída del área de entre un 15 y 60%. Sin embargo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) pronostica a nivel nacional una siembra de 6,7 millones de hectáreas, son 600 mil hectáreas de aumento en relación a la campaña pasada, pero para alcanzar dicha cifra se precisó que el factor lluvias será fundamental.

“Los suelos siguen en rojo”, señalaron los especialistas de la BCR el viernes pasado en su relevamiento semanal. En el mismo, plantearon que las zonas con condiciones más secas de los últimos 30 años son la mitad norte de Buenos Aires y el sur de Santa Fe. Además, gran parte de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos “están en una situación muy comprometida”, y se advirtió que en relación a lo sucedido hace un año atrás, donde dejaron de sembrarse 1.000.000 de hectáreas por falta de agua, “ahora la situación es aún peor”.

Teniendo en cuenta que el mes pasado era clave para recuperar los 150 a 200 milímetros que faltan en los suelos, como también será fundamental el presente mes que suele aportar entre 40 y 70 milímetros, según la Bolsa de Rosario abril se despidió con 75 a 100 milímetros menos. Y sobre la región pampeana, el mencionado período totaliza un rango que va del 10 al 40% de la normal. Frente a este panorama y ante el interrogante de si hay posibilidades de un mayo disruptivo que deje un extra tan importante de lluvias, la respuesta de los especialistas en clima de la BCR es que “hoy, en este momento, no hay argumentos para decir que mayo pueda dejar lluvias por encima de la media. Tampoco para pensar en menos milímetros. Lamentablemente, en 40 de los últimos 60 años las precipitaciones de mayo fueron iguales o inferiores a la media y, dependiendo de la región, en pocas ocasiones se duplicaron esos guarismos”.

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