El fuerte aumento y la extrema volatilidad de los dólares bursátiles y “libre” y la cada vez más pronunciada brecha cambiaria entre sus cotizaciones y la del “dólar oficial”, continúa impactando en el grueso de la economía nacional, generando un gran desbarajuste en sus variables y llevando un alto grado de incertidumbre a los sectores productivos. En este caso, el impacto en el campo se verá a través de un aumento de costos y afectando el suministro de insumos vitales para el sector, que ya cuenta en sus espaldas con los estragos de la sequía histórica.
Bajo este panorama, el dólar CCL avanzó 14,74% desde el lunes de la semana pasada al pasar de $409,04 al cierre de ayer que fue de $469,32, mientras que la cotización del denominado dólar MEP aumentó de $395,45 a $446,43 en el período mencionado, equivalente a un 12,89%. En el caso del “dólar libre” o “blue”, saltó de $408 a $474 (+16,18%). En el mismo lapso, el dólar oficial solo avanzó 2,25% hasta los $227,50, dejando una brecha superior al 120% con los valores alternativos.
Según especialistas del sector agropecuario, el impacto del salto en los diferentes tipo de cambio paralelos trae consecuencias variadas en la agroindustria y actividades ligadas al mismo, que van desde un aumento en los costos y posible mermas en la oferta de insumos, hasta el encarecimiento de los repuestos e incertidumbre respecto al devenir de la economía, en un contexto donde el campo se encuentra severamente dañado por la extrema sequía que lo afectó durante tres años consecutivos.
El consultor en agronegocios, Ernesto Ambrosetti, dijo que el impacto en el sector agropecuario “es el aumento de costos, que termina afectando la productividad. Es decir, perjudica el negocio agropecuario, ya que el productor es tomador de precios y no puede trasladar los mayores costos a sus productos” y, en este sentido, explicó que “los mayores costos y la escasez de insumos conllevan a la pérdida de productividad y ésta a una menor oferta, lo cual genera un aumento de precios”. Además, precisó que “cuando la brecha cambiaria tiende al 120% e incluso a superarla, los insumos estratégicos de los diversos sectores de la economía tienden a salir de la venta y/o aumentar su valor, ya que los proveedores no saben cuál será su precio de reposición, más aún cuando las limitaciones y demoras en las importaciones se profundizan”.
En esta línea, planteó que uno de los sectores afectados será el de la maquinaria agrícola, por la falta de insumos importados para su producción, sino también se verán afectados “los insumos requeridos para la siembra y protección de los cultivos, frutas y verduras, entre muchos otros, que abastecen tanto al mercado interno como el internacional. Las semillas, los fertilizantes, agroquímicos, fitosanitarios, vacunas, remedios para la salud animal, aumentan de precio ante la imposibilidad de adquirir dólares oficiales y tener que recurrir al CCL, a lo que se suman mayores costos por las demoras en su cancelación o importación”.
Así, Ambrosetti aseguró que “con la sequía de dólares en el Banco Central, las limitaciones impuestas, la suspensión y prórroga de los pagos e incluso el cambio de normativas que demoran aún más las importaciones, la incertidumbre crece y con ella la brecha cambiaria. Solo la inversión en la campaña de granos 2023/24 que está por iniciarse requeriría un monto que rondará los USD 18.000 millones, en un escenario de escasez de recursos y aumento de los insumos, lo cual perjudicará la productividad”.
Comercialización e incertidumbre
Para el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), David Miazzo, el salto en la cotización de los dólares paralelos o las restricciones a las importaciones no tendría que traer consigo un encarecimiento en el precios de insumos como semillas, fertilizantes y agroquímicos, ya que “en los últimos tres años no se vio un efecto”, en especial cuando las compras al exterior de determinados productos “se destrabó rápido”, aunque sí ve que puede tener impacto en ciertos repuestos para los vehículos y los neumáticos.
No obstante, Miazzo sostiene que la magnitud de esta brecha impactará sobre la comercialización de granos, más allá de que se encuentra en plena vigencia el Programa de Incremento Exportador (PIE) o dólar agro, que establece un tipo de cambio diferencial de $300 por dólar para el complejo sojero y economías regionales, entre ellas, la cebada forrajera, el girasol y el sorgo.
“El problema original de que el productor retrasa el ritmo de comercialización es justamente la brecha cambiaria y la expectativa devaluatoria. Mientras mayor es la brecha cambiaria y mayor la expectativa devaluatoria, menor es el incentivo a vender. Y en ese sentido, la poca mejora que se ha visto en los precios derivada del dólar agro ya estuvo totalmente licuada por la suba de los tipos de cambio libres. Hay mayores incentivos a que siga muy lento el ritmo de comercialización”, señaló Miazzo.
Por su parte, el director de la consultora Zorraquín + Meneses, Teo Zorraquín, consideró que hoy la atención de los productores está centrada en la cosecha de soja y maíz y cuánto volumen pueden obtener de la misma tras la sequía y de cara a la próxima siembra de trigo, que dependerá de cuánto llueva hasta dicho momento, con lo cual “hoy parte de la incertidumbre o la indefinición de las acciones a tomar tiene que ver con que no sabés con qué caja vas a contar”.
“La suba de los dólares paralelos trae consigo, más que nada, incertidumbre” (Zoeeaquín)
Para Zorraquín, la suba de los dólares paralelos trae consigo, más que nada, incertidumbre. “Mi sensación es que nadie se paraliza, pero hay una expectativa, supongo que en todos lados diciendo que por alguna otra variable va a explotar. Una de ellas sería una devaluación del tipo de cambio oficial. De hecho, ya se está devaluando con soja, girasol, cebada y con algunas economías regionales”, dijo el especialista respecto al dólar agro.
“Entonces hay una alta expectativa de qué decisiones tomar. Esto lo que genera es incertidumbre, pero no parálisis. No te paraliza eso, sino que te paraliza por ahora no saber bien cuánto vas a terminar de cosechar. Estamos trabajando en eso, en tomar las decisiones del año, en presupuestar, en cosechar y a partir de eso tomar las decisiones que correspondan”, finalizó Zorraquín.
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