Es muy grande el desafío que tienen por delante los productores agropecuarios en el presente año, en medio de una sequía dramática que dejará históricas pérdidas tranqueras hacia adentro y una caída significativa en los ingresos de dólares por las exportaciones del agro. La reconstrucción no será tarea fácil. Sin embargo, el campo tiene la mirada puesta en la próxima campaña agrícola y transitar un 2023 turbulento desde lo económico y político. El financiamiento, será un aspecto clave en todo esto.
En las diferentes consultas que realizó este medio a referentes del campo y la agroindustria, el presidente de la Cámara Argentina de Fabricantes de Maquinaria Agrícola (Cafma), Eduardo Borri, dijo que “está claro que como venimos manifestando desde hace tiempo, nadie puede hacer nada por resolver las cuestiones climáticas. Sí sabemos, de hecho se está trabajando, en la medida que haya créditos que impulsen la demanda, esto va a colaborar para que el productor que esté mejor parado pueda seguir invirtiendo y comprando. Los industriales somos de seguir apostando al crecimiento y manteniendo las fuentes de trabajo, porque estamos en el interior del interior”.
Teniendo en cuenta la gravedad del problema que enfrenta el sector productivo, Borri recordó que el mismo “es muy resiliente y que está acostumbrado a tener altos y bajos, y que en este momento sabemos que hay que apretar los dientes y seguir avanzando. Estamos a días y horas de que arranque la principal exposición del país, y seguramente allí podremos tener una mayor realidad del ánimo del productor. Sabemos que de por sí puede no ser ideal principalmente por el efecto de la sequía. Siempre es bueno seguir trabajando a la par. No está bueno que un sector se salve solo y por eso hay que defender la cadena de valor en su conjunto”.
Y en ese sentido, el empresario reclamó al Gobierno incentivar a la demanda con tasas atractivas y hasta quizás con períodos de gracia como para que se comience a pagar el año que viene, “cuando las cosas seguramente habrán comenzado a mejorar”. Y agregó: “Seguimos aspirando a que la realidad de la Argentina se pueda resolver localmente, es decir que los fabricantes que estamos arraigados en el país podamos tener algún apoyo diferencial de nuestros bancos oficiales, ya que posiblemente fabricantes de otros países no han tenido el impacto de la sequía que está teniendo la Argentina”.
Financiamiento
De cara al próximo ciclo agrícola, Salvador Di Stefano, analista económico, aseguró a Infobae que actualmente “el ánimo del productor argentino es malo. El motivo es que tenemos un clima seco y por ello se va a cosechar muy poco: Nosotros estamos trabajando con los productores para inculcarle que tiene que comenzar a trabajar en el programa financiero de la campaña 2023-24. Sino hay revancha, no hay posibilidad de levantar las dificultades que propuso la última campaña con sequía”.
Al respecto, el asesor económico dijo que a los productores “tratamos de inculcarle que saquen créditos hoy. Estos lucen tasas altas pero debemos decir que la inflación será mucho más alta a futuro. Hay créditos a tasas del 52% anual a cuatro años que nos parecen muy recomendables. También hay préstamos al 55% anual a doce meses, que nos parecen muy recomendables. Además hay que proponer el empleo del uso de la Garantía Recíproca para sacar pagarés a ‘dólar link’ a tasa cero”.
El especialista en temas económicos tiene la mirada puesta para que el productor pueda empezar a evaluar y analizar el aspecto financiero de la próxima campaña agrícola. “En el 2023 vamos a tener un mejor clima y esto reportará cantidad (en granos) y vamos a tener un cambio de Gobierno, y esta dará otro tipo de cambio. Así el escenario futuro es por demás auspicioso. Yo titularía que ‘hay que ir por la revancha’. Para ello, cómo mínimo hay que comprar los insumos. Como faltan muchos dólares, la realidad implica que cuanto antes se tengan los insumos para la siembra, mucho mejor”.
Créditos
Otro de los especialistas que Infobae consultó sobre cómo va a encarar el presente año el campo en medio de diferentes problemáticas, fue Teo Zorraquín, referente de la consultora Zorraquín + Meneses. “El daño que deja la sequía en términos generales, claro no en todas las zonas o campos, será muy importante. En general habrá quebranto y habrá pérdida (en los balances de las empresas agrícolas). En algunos casos será muy alta y en otros será total. Con lo cual esto va a desfinanciar al campo en general”.
De cara a la próxima campaña de granos y oleaginosas y el financiamiento que los productores necesitarán para la misma, el consultor aseguró que “el financiamiento en parte surgirá con lo que el agricultor pueda cosechar, y otra parte con fondos que tenga de campañas anteriores. Es de suponer, que en general, algo de liquidez puede haber. Habrá que ver qué hizo cada uno con esa liquidez. Y la tercera pata habitual será el crédito bancario o comercial. No está claro cuál será el costo ni las tasas”.
Y agregó: “El préstamo bancario hoy vale 100% la tasa y descontar un cheque un poco menos. Van a salir, aparentemente, promociones de bancos oficiales con tasas del 60 al 70%. Será un canal que cuidadosamente habrá que tenerlo en cuenta. En el crédito comercial no hay claridad en las tasas empleadas, pero el canje por grano disponible o grano futuro, aunque este último no está apareciendo. La entrega de cheque diferido, serán los canales habituales para aquellos que se animen a encarar una nueva campaña”.
Tras un actual ciclo agrícola que atravesó desde lo climático momentos muy complejos, especialmente por la ausencia de lluvias importantes en momentos donde los cultivos formaban sus rendimientos, para Zorraquín en el próximo proceso de producción de granos “creo que se va a intentar sembrar todo. Si el clima cambia, se va a sembrar trigo y cebada para tener planta, y no tener que esperar a la próxima gruesa. Así la fina este año debería jugar un partido importante para ayudar a recomponer las finanzas. Es decir, hacer más trigo soja, que soja de primera en las zonas donde se pueda hacer doble cultivo”.
Pérdidas y brecha cambiaria
David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), coincidió con los demás especialistas en que “la sequía genera una pérdida económica en el productor, donde en la gran mayoría de los casos no van a llegar a cubrir los gastos en los que incurrieron. Esa pérdida se convierte en una descapitalización y así el productor va a encarar la próxima campaña con menos capital. Esto se debió a que tuvo más costos que los ingresos que tiene en la presente campaña”.
Además, el economista sostuvo que la descapitalización, que mencionó anteriormente, podría derivar en una mayor demanda de endeudamiento y a partir de ahí el productor necesitará más financiamiento por parte de los bancos, mediante créditos o tarjetas, o de las empresas proveedoras de insumos, como semillas, fertilizantes y fitosanitarios, para de esa manera poder financiar la inversión de la próxima campaña.
“La mayor parte de los otros actores de la cadena vienen con cierta fortaleza porque no se vieron afectados negativamente hasta ahora por la sequía. Eventualmente se podrán ver afectados en el próximo ciclo por la menor capitalización que tendrá el productor, y éste ante la falta de capital y financiamiento puede llegar a invertir menos”, agregó Miazzo, quien señaló además que actualmente hay dificultades en torno a las tasas de interés en el mercado.
Al respecto, el economista dijo que “la tasa de interés de política monetaria está en una tasa efectiva anual que está en el 107%. Así es muy difícil ofrecer líneas de créditos o financiamiento en pesos a tasas relativamente bajas. Lo que probablemente es que si haya algún financiamiento en dólares, ligado a que gran parte de los insumos agrícolas están nominados en dólares. La dificultad es que hay una brecha cambiaria muy importante, donde probablemente si el productor tiene que devolver los mismos dólares dentro de un año va a tener que devolver mucho más que el doble en pesos que hoy. Pero por lo menos, estará ligado al valor de su producción”.
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