Un trabajo que realizó el economista de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón, reflejó el alto impacto de las diferentes condiciones climáticas adversas, como la sequía, que podría derivar en pérdidas superiores a los USD 8.000 millones en las exportaciones del agro. Por tal motivo, el especialista sostuvo que “en el presente año la macroeconomía no contará con los muy buenos números que logró el sector agropecuario en los últimos dos años”.
Son diversas las adversidades climáticas que el campo argentino viene enfrentando desde hace meses, como la sequía, calor extremo, y hasta heladas tempranas en pleno verano. Todo esto tendrá su efecto negativo en la actividad agropecuaria, principal aportante de divisas a la economía nacional. Y en ese contexto todas las variables asociadas a la misma, como producción, exportaciones, y aporte de recaudación, fueron ajustadas a la baja.
El trabajo de Juan Manuel Garzón planteó tres escenarios de proyecciones. Al respecto, en el escenario base, las exportaciones totales de los principales productos agropecuarios y derivados industriales (granos, aceites, harinas, carne bovina y lácteos) se estaría aproximando a los USD 37,8 mil millones en 2023, con una caída de USD 8.400 millones respecto al año previo (-18%). Pero dicha pérdida de divisas se agrava en el escenario base deteriorado (trata de captar fenómenos climáticos adversos muy recientes, como heladas inusuales en zonas que venían relativamente mejor que otras) donde podría llegar a USD 10.100 millones, un 22% de merma interanual. Y mientras que sigue siendo alta, pero algo menor en el escenario base mejorado (que da posibilidad de alguna sorpresa positiva, aunque poco probable, en próximas semanas) con pérdidas de USD 6.500 millones, un 14% menos que el año pasado.
Además, en materia de derechos de exportación, las famosas retenciones, las proyecciones del economista para el presente año sobre la recaudación de los principales productos agropecuarios y sus derivados industriales relevantes, podría alcanzar los USD 7.600 millones en el escenario base, estimándose una caída de USD 2.050 millones respecto al aporte estimado para este mismo grupo de productos en el 2022. En relación al escenario base mejorado, la caída se reduciría para ubicarse en USD 1.500 millones, y se ampliaría en el escenario base deteriorado que llegaría a los USD 2.400 millones, un 25% de caída interanual sobre recaudación del grupo de productos y 19% de merma interanual sobre recaudación total del impuesto.
“Si bien no se pueden precisar aún los resultados productivos finales, no caben dudas de que los volúmenes caerán en forma significativa respecto del ciclo previo. En lo que va de la campaña se fueron sumando muchos factores que atentan contra la producción y la productividad media de los cultivos, entre ellos, siembras realizadas fuera de las ventanas óptimas, áreas no sembradas, falta de humedad en perfiles, lluvias insuficientes, heladas inusuales, menor inversión en tecnología e insumos, etc”, dijo el economista.
Y agregó: “La macro del 2023 no encontrará en el sector agropecuario un contribuyente extraordinario a la vida económica del país, como lo fuese en los dos años previos, en los que se observaron muy buenos números en materia de ingresos, generación de divisas y aporte a la recaudación. Por el contrario, el sector agropecuario quedará muy golpeado este año, afectado por un clima que ha sido sorprendentemente dañino para la producción, que ha incluido no sólo una inusual sequía en zonas de habituales buenos registros de precipitaciones, sino también situaciones muy atípicas en materia de temperaturas, con valores extremos, muy elevados seguidos a los pocos días de registros muy bajos”.
Proyecciones
En el escenario base se trabajó con proyecciones de producción de soja de 34,5 millones de toneladas, un ajuste del 18% de caída en relación a la campaña anterior, y con una producción de maíz comercial de 42,6 millones de toneladas, un 16% menos que en el ciclo anterior. Además, en el caso del cereal, el escenario base presenta estimaciones de exportaciones por 30,5 millones de toneladas, el base deteriorado con envíos al mercado externo por 28 millones de toneladas y el base mejorado por 32,6 millones de toneladas.
En el caso de la soja, Garzón dijo que hay varias variables relevantes, donde las importaciones se supone un flujo de 6 millones de toneladas en todos los escenarios, presentando como lo informó ayer Infobae un aumento significativo respecto al 2022, la molienda con un procesamiento que podría alcanzar los 36 millones de toneladas en el escenario base, las exportaciones de poroto de soja en 1,5 millones de toneladas en escenario base, y las existencias finales, que se definen en torno a los 2,0 millones de toneladas en todos los casos.
Además, en los tres escenarios presentados el trigo y la cebada se incluyeron con un volumen de 11,5 millones de toneladas, con un saldo exportable de 5,1 millones de toneladas, y de 4 millones de toneladas y con un saldo exportable de 2,8 millones, respectivamente. También fueron incorporados productos como girasol, sorgo, maní, carne bovina, productos lácteos y alimentos balanceados.
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