Las diferentes condiciones climáticas adversas que afectan a la soja en la actual campaña, especialmente la sequía, y la falta de políticas publicas que provoquen un incremento de los niveles de cosecha, genera incertidumbre en el principal complejo aportante de divisas al país. Se prevé que para llevar adelante la molienda del poroto de soja y transformarlo en aceite y harina, por ejemplo, habrá que aumentar el nivel de importaciones y el mismo podría llegar a una cifra récord.
Es decir, hay una necesidad de la industria aceitera de importar mayor cantidad de soja con el objetivo de mantener la actividad. Hay que recordar que la Argentina tiene el cluster de molienda de soja más importante del mundo, y de hecho es el principal exportador de subproductos, harina y aceite de soja, y también se destaca en la producción y exportación de biodiésel. Todo eso se debe a la gran capacidad instalada que tienen la industria local, que actualmente es de 70 millones de toneladas.
Ahora bien, ante una situación climática cada vez más complicada en la presente campaña de soja, hay enormes dificultades e interrogantes que plantea el escenario futuro, con un agregado de que la producción de la oleaginosa viene cayendo año tras año en el país. En algún momento se llegó a producir más de 60 millones de toneladas, el año pasado fueron 44 millones de toneladas y en el presente 2023 depende las estimaciones y antes de las heladas tempranas del pasado sábado, se planteaba un escenario de entre 34 y 35 millones de toneladas. En todo esto, el clima es un factor determinante, pero también tiene un alto impacto la falta de políticas públicas que incentiven el aumento de la siembra y el nivel de cosecha. Uno de los mayores reclamos del sector sojero, es reducir la presión impositiva, donde es alto el efecto de las retenciones a las exportaciones que actualmente es del 33%.
Un detalle de todo esto, fue presentado por el consultor y ex Subsecretario de Mercados Agropecuarios de la Nación, Javier Preciado Patiño. “La industria no es competitiva si tiene una alta capacidad osciosa, o sea plantas que no estén operando. De manera que se recurre a la importación de soja, principalmente de Paraguay, pero también de Uruguay, Brasil y Bolivia, para paliar un poco a la falta de producción en la Argentina y además el bajo contenido proteico. El régimen que se implementa es el siguiente: se importa, se procesa (se transforma en aceite y harina, básicamente) y se exporta. Desde el punto de vista de la ecuación de los dólares, no es negativa sino es positiva. O sea la transformación le agrega valor a la importación y ese valor agregado queda en el país”, dijo a este medio.
Al respecto, recordó que entre los años 2016 y 2022 la molienda de soja durante el año comercial, comprendido entre abril/marzo, promedió las 40,8 millones de toneladas. Si a esa cifra se le descuenta 1.000.000 de toneladas declaradas por la extrusión, “quiere decir que el crushing por solvente demanda 39,8 millones de toneladas”. Hay que recordar que en el período de tiempo que analizó el consultor, se registró la peor campaña de soja que fue la de 2017/2018 con un crushing para exportación de unas 35,4 millones de toneladas.
Campaña actual
En la actual campaña, el consultor tomó para su análisis las proyecciones de cosecha total de 34,5 millones de toneladas. A eso, descontadas las semillas, extrusión y uso no declarado, quedarían disponibles unas 29,3 millones de toneladas para el crushing exportador. Entonces, Preciado Patiño planteó que “asumiendo que no se exporte un solo grano de soja como tal, se necesitarían 5,2 millones de toneladas para llegar al piso de 2017/18. Para llegar al promedio de 39,8 haría falta importar más de 10 millones de toneladas”.
En ese sentido, la pregunta que planteó el analista fue si hay soja suficiente en el Mercosur para abastecer al mercado argentino. Y al respecto, dijo: “Hay una antecedente que es el ciclo comercial de entre Abril de 2018 a Marzo de 2019 cuando se importaron 7,2 millones de toneladas. De hecho el USDA pronostica 6,25 millones de toneladas versus 3,8 en la campaña que está por terminar. ¿Podría ser incluso mayor?”.
En el contexto regional, Javier Preciado Patiño señaló como buena noticia que Paraguay va a recuperar su producción entre 8,5 y 9 millones de toneladas, lo cual le da mayor volumen de exportación a su principal destino que es la Argentina. En tanto Brasil arrancó una super cosecha de 153 millones de toneladas y tendrá resto para abastecer a nuestro país. Pero en 2022, frente a la falla de la cosecha paraguaya, fueron Uruguay y Bolivia los que crecieron como proveedores. Para sostener lo que viene, ambos orígenes deberían mantener el nivel de 2022, recuperando Paraguay y sumando más de Brasil”.
“Hay que llevar adelante una política que incentive la producción de soja” (Preciado Patiño)
“En función de la caída de la producción de Argentina y la necesidad de la industria se podría pensar en que un piso de importación temporaria de soja sería de 7 millones de toneladas para procesarla y luego re exportarla como subproductos. Lo importante acá y que hay que recalcar es que hay un agregado de valor en la transformación industrial, y ese valor agregado queda tranqueras adentro del país y desde el punto de vista de la balanza comercial, es levemente positiva, porque tiene más valor lo que se exporta que lo que se importa. Y además se permite sostener todo el andamiaje industrial, instalado sobre todo en la zona del Gran Rosario”, comentó el consultor.
Y concluyó: " En todo esto el punto más relevante es que hay que llevar adelante una política que incentive la producción de soja, básicamente porque es el cultivo menos fertilizado, que se hace en campos alquilados, entre otros factores. Hay un combo que desde el sector público y alineado con el sector privado que debería atenderse, que es cómo hacer para con la superficie que hoy se está sembrando, mejorar los rendimientos y aspirar a recuperar por lo menos 60 o 65 millones de toneladas. Todo esto es una materia pendiente que hay que abordar urgente, porque estamos hablando del principal complejo exportador”.
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