Por primera vez en la historia se conoció un caso de gripe aviar (H5N1) en la Argentina. Fue en Jujuy. Según indicaron, el caso fue confirmado por el Servicio de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) en un ave migratoria silvestre, llamada biguá, que fue hallada en la Laguna de Pozuelos, al noroeste de la mencionada provincia. Por tal motivo, las autoridades declararon la emergencia sanitaria en el país.
Hasta el momento nuestro país se encontraba como libre de la mencionada enfermedad, la cual provocó una alta muerte de producción avícola de otros países. Hoy durante una conferencia de prensa, el secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, sostuvo que el caso detectado “nos pone en alerta, pero no nos sorprende. Hace un tiempo ya venimos trabajando en la prevención de este virus, que lamentablemente no se puede controlar debido a la migración de las aves”.
Frente a esto, el funcionario aclaró que la gripe aviar no se transmite a las personas mediante el consumo de carne de pollo y huevos. “No hay riesgos al momento de la ingesta de ambos productos”. Además, funcionarios del Senasa precisaron durante la conferencia de prensa de esta tarde que ”las exportaciones de productos de carne aviar seguirán funcionando con normalidad”, ya que hasta el momento el traslado de la enfermedad es a través de las aves silvestres.
A todo esto, en el sector avícola la incertidumbre crece por la existencia del riesgo de traspaso de la enfermedad al sistema comercial, como la producción de pollos y huevos. “Es una muy mala noticia, por las consecuencias que puede traer aparejado en términos de mortandad de aves y bajas productivas, pero este es un momento para llevar tranquilidad a los productores y a la población en general, pues al momento se trata de un caso aislado en ave silvestre y estamos con los sistemas activados para mitigar el traslado a traspatios comerciales. El Senasa está actuando muy bien, con protocolos internacionales, profesionalismo y compromiso. Los productores trabajaremos codo a codo con las autoridades colaborando para redoblar las medidas de prevención y control en todos los establecimientos productivos del país y estamos en comunicación permanente ante la situación”, sostuvo Javier Prida, presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA).
Además, el vicepresidente del Senasa, Rodolfo Acerbi, sostuvo que “no subestimamos el riesgo y hacemos los análisis correspondientes. En la zona del problema estudiamos hasta un diámetro de 3 y 10 kilómetros. Desde el año pasado tenemos mapeados todas las explotaciones comerciales. En esas áreas de exclusión cuando hay una actividad vamos tirando 3 y 10 kilómetros, y después hacemos un sangrado, exclusión de movimientos, estamos más atentos, concentramos a la gente que está en esa zona para que no se pueda ir a otro lado. Son medidas preventivas. Hoy pasamos de un alerta provisoria a un alerta fuerte. Nos preocupa más el foco de Maldonado, en Uruguay, por su cercanía con Entre Ríos”.
Impacto
En lo estrictamente productivo y económico, contemplando que la industria avícola exporta el 20% de lo que produce, Acerbi recordó que desde diferentes organismos públicos se viene trabajando en materia de prevención junto al sector privado, donde el año pasado se declaró el alerta provisoria. En 2021, aseguró, hubo 12 sospechas de gripe aviar y en el primer semestre del año pasado esa cifra subió a 80 casos. También se realizó un simulacro en la ciudad de Esperanza, en Santa Fe. “Hoy tenemos la enfermedad en aves silvestres, que es lo que se espera normalmente. Lo mismo pasó en Chile y estamos trabajando para suscribirlo, y estar atentos con los Parques Nacionales para ver si aparece en otro lado”, dijo el funcionario.
En aquellos países donde la enfermedad se detectó en la producción aviar, para Acerbi “las pérdidas son grandes y la eliminación de la enfermedad en el ámbito comercial es fea, que es la eliminación de las aves enfermas y sus contactos. Y después hay una etapa en la que no se puede repoblar, por lo tanto el granjero que tiene un ciclo productivo deja de tener población por lo menos por 120 días, y luego viene el proceso de producción y engorde. Hay un impacto económico significativo de casi 6 a 7 meses de lucro cesante, pérdidas de trabajo, entre otras consecuencias. Es una enfermedad difícil. No tenemos vacunas y es pura prevención. Es por eso que insistimos en que las medidas de bioseguridad son útiles”.
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