La sequía es el problema más grave que atraviesa el campo argentino desde hace ya varios meses y que afecta al grueso de sus producciones. Si bien la atención está centrada en aquellas que pueden generar un impacto macroeconómico, como es el caso de los granos, las economías regionales están sumidas en una difícil situación, con algunas actividades como la lechería, la citrícola y la yerba mate atravesando situaciones de crisis.
Más allá que las denominadas economías regionales comprenden un amplio y variado abanico de producciones diseminadas por todo el territorio nacional, aquellas ubicadas en la franja este del área agropecuaria nacional son las más impactadas por la falta de lluvias. Así, la producción de algodón, arroz, mandioca, té, tabaco, legumbres y hortalizas se suman a la preocupante lista de las actividades en crisis.
Como se dijo con anterioridad, la lechería es una de los rubros más afectados por la sequía, donde no solamente la falta de pastos para la alimentación de los animales impacta en su productividad, sino que también la flaca cosecha que se espera de maíz de primera y las dificultades existentes para sembrar los planteos de segunda ponen en severo riesgo la disponibilidad del cereal para el consumo de los vacunos.
“Estamos en una situación neta de crisis, porque con todos los cuidados, medidas y lo que uno trata de prever no alcanza para lo que es la situación actual”, alertó a Infobae Javier de la Peña, tambero de la la localidad santafesina de Santo Domingo, en el Departamento Las Colonias, corazón de la Cuenca Central Lechera de la provincia.
Para el productor de 64 años, “de los tres años consecutivos de seca, este es mucho peor que los anteriores por el déficit acumulado”, lo cual agrava los resultados productivos, no solamente en lo que respecta a la obtención de leche, sino también en la producción del alimento para los animales. “Este año pude hacer 90 hectáreas de maíz, que en otros momentos hubieran sido 900 metros de bolsa de buena calidad (silobolsa) y hoy tenemos 280 metros nomas. Además, las pasturas que sobreviven están sosteniendo algo de la producción, sobre todo las alfalfas hechas en años anteriores, que dan algo de pasto, pero un 50% por debajo de lo habitual”.
Según de la Peña, que tiene 200 vacas en ordeñe en la actualidad, asegura no haber visto nunca una sequía de esta magnitud y sostuvo que los tambos “no podemos dejar de producir y lo estamos sosteniendo, pero produciendo a pérdida y no sabemos cuánto se puede sostener esto”. En este sentido, el productor remarcó que “algunos toman decisiones como vender vacas, achicar el rodeo para que coman menos y con eso se financia la pérdida en producción. Estamos yendo al achique porque sabemos que esto no se revierte. Este año se nos está pasando la época de sembrar el maíz de segunda, mientras que en el de primera se obtuvo solo un 30% de rendimiento con un producto de mala calidad y cuando llueva a ser tarde para todo lo que tenemos que encarar”.
Cítricos
La actividad citrícola es una de las principales economías regionales del Litoral argentino, zona que es fuertemente afectada por la sequía. En la actualidad, la producción de naranjas, mandarinas, pomelos y limones se ve seriamente afectada en la región y se descuentan fuertes pérdidas para la presente campaña. Nicolás Carlino es un productor de la localidad correntina de Monte Caseros, cuya explotación se encuentra a la vera del Río Uruguay y su familia cultiva los frutos antes mencionados hace ya más de tres generaciones y asegura que ni él ni su abuelo de 75 años vivieron una sequía como la actual.
“La seca nos pegó muy mal. Todo el mundo está complicadísimo en la zona. Las plantas vienen con un estrés hídrico importantísimo y la producción ha caído mucho este año”, dijo a Infobae Carlino, quien asegura haber pérdido el 50% de las producción por la falta de lluvias. En este sentido, señaló que “estamos recién en enero y ya no queda casi nada de fruta en plantas, que normalmente se podría aguantar hasta fines de febrero, pero ya no sirve más, o se quemó o se secó, perdiendo toda la calidad para ser comercializada como fruta fresca. Dentro de un mes va a ser noticia la naranja por los precios que va a alcanzar”.
Según relató el productor, el problema que genera la sequía se seguirá sintiendo en los próximos años, ya que los cítricos “no son plantas que se recuperan en seguida”. Además, asegura que “hay plantas que murieron, quintas de pomelo de 15 años donde el 30% de la plantas se me murieron. Tengo una quinta que planté hace un año y medio con 1.700 plantas la perdí por la sequía. Inclusive aquellos que tienen riego han tenido una merma de producción cercana al 25% porque no hay forma de suplir la merma en el agua que tenemos”.
Por último, sostuvo que la actualidad productiva permite solamente “pagar sueldos y en el resto de las cosas estamos sobreviviendo. Si uno vive solo de la quinta, no se puede, solo los productores están tendiendo a desaparecer. El que sale de la actividad no vuelve más por el volumen de inversión que tiene que hacer”.
Yerba
Las plantaciones de yerba mate, como también sucedió el año pasado, fueron afectadas por la falta de lluvias, aunque su afectación fue dispar. Corrientes fue la provincia que más sufrió la falta de agua, mientras que en Misiones la sequía no fue tan general. No obstante, en las zonas adyacentes a la localidad de Montecarlo la falta de humedad se hizo sentir.
“Tenemos bastantes problemas con la sequía. Tuve un 30% de plantas que se secaron y las plantaciones que tienen plantas en producción directamente se murieron, mientras que las plantaciones nuevas, que tienen un año dos tuvieron pérdidas muy grandes. Perder una hectárea de plantas nuevas es perder medio millón de pesos, es una pérdida de capital muy grande”, detalló Manfredo Seifert, productor de 65 años.
Seifert puntualizó que en noviembre hubo un 50% menos de precipitaciones a las usuales para la zona, mientras que en diciembre la cantidad de agua fue 75% menor. “Es un déficit muy grande que afectó a las plantas, cuando no las mató. Es un impacto muy fuerte que también se dio el año pasado”.
“Como pequeño productor, vi afectados el 50% de mis ingresos, lo que para mí es un impacto muy fuerte y tengo que sacar plata de otro lado, cosa que no tengo”, dijo Seifert, quien, por otro lado, prevé que estas mermas productivas “no afecten al mercado interno, porque hay suficiente producción en la provincia. No fue uniforme la sequía, es un déficit hídrico muy dispar, inclusive dentro de las mismas localidad”.
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