La sequía sigue golpeando al corazón productivo del país como pocas veces se había visto antes. Las imágenes continúan estremeciendo y dan una vívida magnitud de lo que está aconteciendo en el interior de nuestro país. Más allá de las últimas lluvias que se produjeron este fin de semana, todavía la crisis hídrica se encuentra lejos de solucionarse y los reclamos de los productores cada vez se hacen escuchar más.
El impacto calculado hasta el momento para este año es más que preocupante para la endeble economía argentina. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), entre la sequía y las heladas tardías, se proyecta una siembra total de 39,3 millones de hectáreas, un 2% de caída en relación a la campaña anterior. Además, con rendimientos más ajustados ante la ausencia de precipitaciones provocaría una producción total de la actual campaña agrícola de 117,7 millones de toneladas, la más baja desde el ciclo 2017/2018, que también estuvo afectado por la sequía.
A raíz de todo esto, la BCR prevé una caída del 27% en las exportaciones de granos. En ese sentido, se mencionó en el informe que los envíos al exterior de granos de 45,9 millones de toneladas, mientras que se espera que el complejo agroindustrial en su conjunto finalice la campaña 2022/23 con un total de exportaciones entorno a las 82 millones de toneladas, presentando una importante disminución respecto al ciclo anterior, pero ubicándose en torno al promedio de los últimos 10 años.
Teniendo en cuenta este panorama, los especialistas de la entidad bursátil señalaron que “se prevén exportaciones efectivas de granos y derivados por 37.500 millones de dólares, casi 4.000 millones de dólares menos de lo estimado para el año que finalizó”. Y además aclararon que de efectivizarse ese valor exportado, el 2023 alcanzaría despachos al exterior por debajo de los últimos dos años, pero podría aún así ubicarse por encima de los años previos.
No obstante, estos son números preliminares y existe un gran signo de interrogación respecto a qué sucederá con la campaña gruesa, que hoy se encuentra con su siembra retrasada y con un panorama por delante por demás incierto. Además, ese cálculo solo toma en cuenta los granos y deja afuera los dramáticos efectos sobre la ganadería y la lechería, obligando a una liquidación de hacienda y una peor nutrición para los animales ante la falta de pasturas para las vacas.
Santa Fe y la peor sequía en 20 años
En este sentido, el senador santafesino de Juntos por el Cambio (JxC), Dionisio Scarpin, aseguró que el norte de la provincia “enfrenta el peor escenario de los últimos 20 años y el Estado, tanto nivel nacional como provincial, debe hacer frente a esta situación junto con ellos”, por lo cual pidió al gobernador Omar Perotti que “haga cumplir de forma urgente el convenio de la cuenca del Río Juramento-Salado, que se firmó en 1988 entre la Nación, nuestra provincia, Salta y Santiago del Estero”.
“Este acuerdo establece que nuestra provincia no puede recibir menos de 3 metros cúbicos de agua por segundo, pero desde ya hace tiempo que esos niveles se encuentran muy por debajo de esa medición”, afirmó y reiteró que Perotti “debe convocar ya mismo a las autoridades de los gobiernos de Salta y Santiago del Estero y exigirles que cumplan con el convenio”, ya que “los santafesinos que viven en el norte de nuestra provincia agotaron todos los recursos que tenían a su alcance para solicitar una solución. Los productores, no tienen más dinero para alimentar al ganado y el traslado del agua en camiones cisternas”.
En el mismo sentido, Scarpin recordó que cuando el Jefe de Gabinete, Juan Manzur, fue al Senado a brindar su informe le consultó sobre las acciones que llevaban adelante para sanear el estado de abandono del Dique Azud de Colonia Dora en Santiago del Estero, que es el que debe permitir el paso de los 3 metros cúbicos de agua por segundo hacia Santa Fe. “Me respondió, sin ponerse colorado, que se estaban realizando campañas especiales de monitoréo. Espero que el gobierno nacional deje de ser espectador y empiece a actuar, porque falta de acceso al agua está perjudicando a miles de vecinos y productores de nuestra provincia”.
En la misma línea se expresó el presidente de la Sociedad Rural de Tostado, Jorge Mercau. Según dijo a este medio, los productores “estamos pidiendo una reunión de los tres gobernadores junto con algún funcionario nacional para que se nos respete los tres metros cúbicos. Nunca recibimos eso. Estamos con un problema muy serio”.
Mercau relató que por esta situación “hay mortandad de hacienda, la gente se retira de los campos. No es nada agradable, porque todos estos campos dependen de su agua directa o indirectamente. Es un gran problema y es el más angustiante que tenemos en el Departamento de 9 de julio, pero también en el de Vera, donde se están secando los arroyos. Se calcula que en el norte de la provincia la mortandad de hacienda se ubica entre 2.000 y 3.000 cabezas”.
Buenos Aires y la lechería
La provincia de Buenos Aires también está viviendo una situación crítica, siendo la lechería una de las actividades más golpeadas. Es por eso que la Comisión de Enlace bonaerense junto a las cámaras lácteas se reunieron con el ministro de Desarrollo Agrario provincial, Javier Rodríguez, al cual le plantearon la realidad de la situación y los pedidos para poder revertir en parte el acuciante panorama de los productores.
Así, los tamberos describieron durante el encuentro “la suma de factores que desde hace meses afectan a los tambos, aumentando sus costos de tal manera, que los sitúan por encima de los precios que los tambos perciben y están llevando a una cantidad cada vez mayor de ellos hacia una situación de quebranto”, indicaron las entidades.
Según marcaron en un comunicado los planteos partieron de los factores imponderables o fuera de la posibilidad de control a nivel país, como son los precios internacionales de las commodities (soja, maíz y otros) y una sequía pertinaz que ha provocado enormes daños y la imposibilidad de confeccionar las reservas forrajeras necesarias para la campaña 2023-2024, para posteriormente hacer mención a aquellos puntos que “sí están al alcance para poder ser controlados, generan grandes perjuicios y sólo requieren algunas correcciones en las políticas macroeconómicas y lecheras, para poder ser resueltos”.
Por ejemplo, enumeraron cuestiones referidas a las retenciones a las exportaciones de lácteos, la disminución de los reintegros (por impuestos) a las exportaciones, las normas del Banco Central (BCRA) que impiden a muchos tambos el acceso a las líneas de crédito específicas, el manejo arbitrario de múltiples tipos de cambio, como el “dólar soja”, que a todo lo antes mencionado, agrega incrementos de costos del 15% o más.
“El ministro mostró conocimiento de la situación de los tambos, pero como las decisiones y los cambios requeridos son de la órbita del gobierno nacional y el ministerio de economía, los productores pidieron a Rodríguez que solicite una pronta reunión del Consejo Federal Lechero (CFL), en la que las provincias puedan dejar clara la situación que se vive en el sector y activar gestiones sobre las áreas decisorias del gobierno, para paliar la emergencia y abrir un camino de salida a la cadena láctea”, finalizó el escrito.
Córdoba y USD 900 millones menos
Junto con Santa Fe y Buenos Aires, Córdoba es la otra provincia fuertemente afectada por la sequía. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba (BCC), las pérdidas agrícolas de esta campaña alcanzarían los USD 900 millones, lo cual equivale de 25.000 departamentos o el trazado completo de la autopista San Francisco - Río Cuarto, de unos 200 kilómetros.
De esta manera, la entidad bursátil estimó el valor de la cosecha de trigo provincial de USD 380 millones, lo que implica un derrumbe del 70% respecto a la campaña 2021/22, cuando la producción de cereal alcanzó un récord histórico de USD 1.200 millones.
Según datos de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), se sembraron 888.500 hectáreas del cereal, representando una caída de más de 300.000 hectáreas respecto a la campaña 2021/22. De ese total, solo son cosechables 588.100 hectáreas que arrojarían un rendimiento promedio de 17,4 quintales por hectárea (qq/ha). Bajo ese panorama, se espera una producción de 1,02 millones de toneladas, lo que implica un desmoronamiento productivo de 2 millones de toneladas respecto al ciclo productivo anterior.
Respecto al maíz, el último informe de la entidad reportó que la siembra ya cubrió el 72% de las 3,3 millones de hectáreas estipuladas para el cultivo, evidenciando un retraso del 13% respecto a la campaña previa. Del total implantado, el 35% se encuentra en condiciones malas a regulares, sobre todo en el maíz temprano, mientras que por el lado de la soja se sembró el 90% de las 3,96 millones de hectáreas previstas para la provincia, de las cuales el 30% muestra un estado general entre malo y regular.
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