La sequía sigue golpeando al campo argentino con una fuerza pocas veces vista, provocando un desastre productivo en los cultivos de invierno, como el trigo y la cebada, y afectando el normal desarrollo de la siembra de soja y maíz, con un notable retraso en su implantación. Pero no solamente la agricultura está siendo afectada, sino también la multiplicidad de actividades y tareas que la rodean y dependen de ella, como lo es la aviación agrícola.
También conocida como aeroaplicación, esta actividad se encarga desde la aplicación de fitosanitarios, como herbicidas, fungicidas e insecticidas, hasta la dispersión de semillas y fertilizantes desde aviones preparados para estas tareas, abarcando así un área mayor en una menor cantidad de tiempo en comparación con las aplicaciones terrestres, según destacan las empresas del sector. Pero no solamente su alcance se limita al agro, sino que también cumplen una función social, como la fumigación contra mosquitos o el control de los incendios forestales.
No obstante su importancia, la sequía sumió la actividad en una situación crítica, con mermas en los trabajos requeridos que alcanzan en algunas provincias tener los aviones sin funcionar por más de seis meses. Es por eso que desde la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (FEARCA) alertaron sobre la actualidad del sector. “Cuando vienen malas las cosechas se resiente el trabajo del aeroaplicador porque los productores cuidan más el bolsillo”, explicó el presidente de la entidad, Walter Malffatto.
El directivo, que desempeña sus tareas en el partido bonaerense de Bragado, también como productor, indicó que el trabajo de aplicación aérea en su zona “bajó un 50% porque el productor elige la aplicación terrestre, ya que es de menor costo y con la sequía que hay el productor gasta lo mínimo. Con seca es cuando menos se trabaja, porque cuando llueve no les importa a los productores gastar un poco más, pero cuando se viene la seca se empiezan a cuidar de todo”.
Según explicó a este medio Malffatto, una aplicación terrestre cuesta $1.000 por hectárea más IVA, mientras que una área se encuentra en torno a los $1.800 por hectárea más IVA. “Estamos pasando un momento muy crítico. Hace rato que la actividad viene decayendo, y ya no se puede vivir solo de eso. Muchas empresas podrían dejar de existir”, señaló. Y agregó: “Es muy difícil mantener el avión en condiciones, ya que lleva mucha plata su mantenimiento y el mismo se debe pagar con dólar billete. Hay gente que no está pudiendo pagar las cuotas de los aviones nuevos que han comprado”.
Por su parte, el vicepresidente de FEARCA y miembro de la Cámara de Empresas Agroaéreas Cordobesas (CEAC), Francisco Casajús, sostuvo que “la sequía nos afecta de manera significativa en nuestra zona porque el trabajo disminuye proporcionalmente al ritmo de las precipitaciones”, y resaltó que “los trabajos en trigo se redujeron en un 90%, sólo pudimos aplicar lotes bajo riego”.
Respecto a la campaña gruesa, Casajús sostuvo que los aeroaplicadores se deben “manejar al igual que los productores, mirando los pronósticos. Por suerte las últimas lluvias han servido para recuperar perfiles y así poder sembrar que es lo que están haciendo en este momento; de ahora en más queda en manos del clima”, al mismo tiempo que consideró que “sería de gran ayuda poder contar con alguna medida desde el Gobierno para las empresas que no han tenido una buena campaña ya que hay muchos compromisos asumidos, sobre todo los que debemos en el exterior cuotas por la compra de aviones”.
Norte
La situación más desesperante se está viviendo en el norte del país, donde la aeroaplicación es más frecuente y también más barata. No obstante, la sequía de larga data que atraviesa la región está afectando de manera contundente al sector. “En la zona estos años de sequía no se sembró ningún cultivo de invierno, estamos con los aviones más de seis meses parados”, dijo el aviador de la localidad salteña de Las Lajitas, en Salta, y miembro de la Cámara de Aeroaplicadores del NOA (CANOA), Fernando Camarda.
Bajo este panorama, Camarda indicó que “el Gobierno nos tiene que dar una solución para poder pagar los créditos obtenidos en el exterior para la compra de aviones y repuestos de las aeroaplicaciones ya que somos un eslabón importante en la cadena de la producción de alimentos”.
“La sequía le está pegando en el ala al trabajo aéreo porque no volamos”, dijo Marcelo Belich, aeroaplicador miembro de la Cámara de Empresas Agroaéreas del Chaco (CEACH), quien aseguró que en los 20 años que lleva como piloto agrícola “es la primera vez que me pasa que en esta época no haya hecho ni una hectárea, cuando generalmente teníamos entre un 40% a un 50% de hectáreas de la campaña realizada”.
Con respecto a la campaña que está comenzando Belich previó un panorama “muy malo porque este sistema de desdoblamiento cambiario al productor lo afecta muchísimo y a nosotros como prestadores de servicio también porque prácticamente se nos incrementó el 100% el consumo, el costo del combustible y los pocos repuestos que conseguimos”.
Según marcaron desde FEARCA, la falta de repuestos hace que los pocos que se consiguen se lleguen a cotizar en dólar blue, lo que trae como consecuencia que “se tenga que incrementar la tarifa para ser rentable prácticamente un 100%”. Al respecto, Belich indicó que “eso impacta de manera muy negativa a quien nos tiene que pagar porque el productor agropecuario hoy tiene un poder adquisitivo bastante bajo. Todo eso termina en una ecuación muy simple, que es no utilizar el avión en tanto y en cuanto la necesidad sea extremadamente imperiosa”.
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