Especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señalaron que la actual campaña gruesa, con el epicentro puesto en soja y maíz, se está desarrollando en las peores condiciones climáticas de los últimos 30 años. Sigue demorada la siembra y si no llueve en los próximos días, el panorama se va a complicar. Son cada vez más grandes los impactos de la sequía, a lo que se sumó en las últimas semanas las elevadas temperaturas máximas.
Según el informe semanal de la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Rosario, casi la totalidad de la provincia de Santa Fe se encuentra en la categoría más grave de sequía, y con las reservas de humedad en los suelos en los niveles más bajos de los últimos 30 años. En la misma situación se encuentra el norte de Córdoba, Entre Ríos, Corrientes y noroeste de la provincia de Buenos Aires. “La última actualización de reservas hídricas al 7 de diciembre pasado es alarmante. Con la última semana de temperaturas con máximas de 40°C, viento, y baja humedad relativa, la demanda atmosférica ha intensificado la desecación de los suelos”, comentaron desde la BCR.
A todo esto, agregaron que “al comparar con la misma situación del 2008, se nota como las lluvias de finales de noviembre y principios de diciembre llegaban oportunamente en aquel entonces para mejorar las condiciones de los cultivos y seguir con las siembras. En cambio, hoy lo que se observa es que Argentina transita la campaña gruesa con las peores condiciones climáticas de al menos los últimos 30 años”.
En este contexto, sigue atravesando diferentes problemas la siembra de soja y maíz en la región núcleo, que en caso de no llover en los próximos días todo se agravará. De acuerdo al relevamiento realizado, de las 200 mil hectáreas sembradas de maíz temprano en la zona núcleo, el 55% se encuentra en condiciones regulares y el 25% en mal estado. Además, en una semana los cuadros regulares y malos aumentaron un 24% y los buenos descendieron un 21%. Por otro lado, los productores ya están proyectando una caída de rendimientos en torno al 50%. “La situación es dramática. Es como en los cuartos de final (del mundial): Si no llueve, se van”, señaló el informe, haciendo referencia a la pérdida de cultivos que podría registrarse en caso que siga el actual nivel de sequía.
En lo que respecta a la soja de primera de la zona núcleo, hay 1.430.000 hectáreas en condiciones regulares, que representan el 35% del total sembrado, unas 300.000 hectáreas en malas condiciones, el 8% del total, y el 51% en buen estado y solamente el 6% en muy buen estado. Por otro lado, en la última semana se sumaron 100.000 hectáreas a la condición mala y otras 200.000 hectáreas a la regular. “Es muy difícil pasar las semanas sin pérdidas sin al menos una lluvia de 10 milímetros. Todavía queda un 10% de la soja de primera por sembrar”, precisó el informe privado.
Pérdidas económicas
El actual contexto de impacto de sequía, esta semana se conocieron datos sobre las pérdidas productivas y económicas que provocará la problemática, complicando el ingreso al país de los dólares por las exportaciones durante el próximo año.
Los efectos de la sequía en la producción de trigo generarán pérdidas productivas por 10,6 millones de toneladas, que tendrían un impacto equivalente de aproximadamente el 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI), y en materia de exportaciones serían USD 4.080 millones que dejarían de ingresar al país. Así lo señaló un trabajo elaborado por los economistas Agustina Ciancio y Adrián Gutiérrez Cabello, de la Escuela de Economía y Negocios de la Universidad Nacional de San Martín.
Las pérdidas productivas en trigo, por los efectos de la sequía, son equivalente al 0,6% del Producto Bruto Interno
Además, el trabajo advirtió que las pérdidas productivas en trigo también derivarán en importantes efectos en la economía nacional, por tratarse del tercer cultivo en importancia, por detrás del maíz y la soja, y también es el segundo producto agrícola en importancia al analizar los volúmenes que se exportan, y el principal insumo para algunos de los principales alimentos en Argentina, como son los productos panificados, galletitas y pastas.
Y por otro lado, un trabajo del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral planteó que las pérdidas en maíz podrían oscilar entre las 6 y 10 millones de toneladas, lo que significarían unos USD 3.000 millones menos en exportaciones, y la cosecha de soja podría resultar de 10 millones de toneladas menos que lo estimado, con un ingreso menor de divisas de USD 5.000 millones. De esta manera, sumadas las expectativas de cosechas e ingresos de trigo, soja y maíz, puede esperarse para el 2023 una caída en los ingresos de divisas de USD 10.000 millones a precios de exportación.
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