Es cada vez más alarmante el panorama en el interior del país por los efectos de la sequía, que atraviesa a todas las actividades agropecuarias, y donde se proyectan desde diferentes ámbitos que es una problemática que impactará negativamente en el negocio de los productores, en los ingresos de divisas durante el 2023 y en la economía de pueblos y ciudades del interior que se sostienen con el aporte del campo.
Para tomar dimensión de la problemática hay que reiterar el dato que esta semana aportaron los integrantes de la Mesa Nacional de Monitoreo de Sequías, conformada por diferentes organismos públicos, cuyo último relevamiento determinó que en la actualidad hay más de 22 millones de hectáreas en condición de sequía severa. En la provincia de Buenos Aires, de un total de 135 distritos, 78 están en situación severa. En idéntica situación están 17 departamentos de Córdoba, 13 de Santa Fe, 9 de Entre Ríos y 8 de San Luis.
Lo que respecta a los cultivos de invierno, como trigo y cebada, las pérdidas económicas ya rondan los 3.300 millones de dólares (CREA)
Por otro lado, la menor producción de granos que habrá en la actual campaña también representará un menor ingreso de dólares por las exportaciones de soja y maíz, que son los dos principales aportantes de la cadena agroindustrial a la economía del país. En ese sentido, la Bolsa de Comercio de Rosario concluyó que el campo liquidará entre 21% y 35% menos dólares que en el presente año.
En el escenario “optimista”, el ingreso de dólares vía liquidación de la exportación alcanzaría los USD 36.119 millones, una caída del 20,9% (USD 9.560 millones) respecto a lo percibido en 2022. El escenario “realista”, en tanto, habla de una marcada caída en la producción respecto del anterior ejemplo y del promedio de los últimos cinco años; se proyecta el ingreso de USD 33.103 millones durante el año que viene, lo que supone una merma del 27,5% o de USD 12.586 millones menos. Y en el contexto “pesimista” el ingreso de dólares desciende hasta los USD 29.847 millones, un desplome del 34,6%, o USD 15.842 millones.
En plena campaña agrícola, la sequía y las altas temperaturas de las últimas semanas, cuya combinación provocó incendios en algunas partes del país, el panorama es complejo.
Un relevamiento elaborado por técnicos de la unidad de I+D del Movimiento CREA, conformado por una muestra de 1.380 empresarios agropecuarios de diferentes regiones, determinó que en lo que respecta a los cultivos de invierno, como trigo y cebada, las pérdidas económicas ya rondan los 3.300 millones de dólares. Además, se registra una reducción del 30% de la superficie de maíz en fecha de siembra temprana respecto de la planificada, al tiempo que la implantación de soja, si bien crecería en superficie, también registra demoras en varias regiones.
Ingresos
Con respecto a la idea de que el régimen hídrico no lograra regularizarse durante el presente mes, el trabajo de CREA señaló que “la producción de granos gruesos de segunda siembra, que ingresa al mercado hacia mediados de año, estará comprometida, acrecentando las dificultades del sector productivo y de la economía nacional”.
Al respecto, Ariel Angeli, líder de la unidad de I+D de CREA, comentó que “en cualquier caso, buena parte de la oferta de granos gruesos prevista para marzo y abril de 2023 no estará disponible por las demoras en las siembras en muchas regiones afectadas por sequía. Esa reducción de la disponibilidad de granos, además de un problema para las empresas agrícolas, también representará un desafío para la economía por la menor disponibilidad de divisas”.
Otros impactos
Además de afectar la actual campaña agrícola, la ausencia de precipitaciones y las heladas tardías complicaron a otras actividades productivas. Por ejemplo, según el trabajo del Movimiento CREA, se generó una reducción de la oferta de recursos forrajeros en la mayor parte de los establecimientos ganaderos que integran la entidad, lo que ocasiona una situación complicada en lo inmediato para asegurar la condición corporal de los vientres de cara al servicio, como así también en el mediano plazo para lograr indicadores de destete adecuados.
El relevamiento privado determinó que la proporción de vacas en buen estado corporal bajó veinte puntos porcentuales respecto al mismo período del año pasado. “Si bien en lo inmediato la actual coyuntura puede contribuir a incrementar la oferta de hacienda ante la necesidad de liberar campos por la falta de recursos forrajeros, en el mediano plazo puede promover una merma de la disponibilidad de hacienda al afectar la capacidad de producción del sector”, advirtió Angeli.
También hay complicaciones para la lechería. Los tamberos proyectan una desaceleración del crecimiento de la producción de leche y han tenido que recurrir a una mayor proporción de suplementos por falta de disponibilidad de recursos forrajeros. Frente a este panorama, el 76% de los grupos CREA dedicados a la lechería registró por la ausencia de lluvias retrasos en la siembra de cultivos de verano superiores a los 15 días respecto de las fechas óptimas, mientras que un 24% señaló que debió reducir el área prevista de dichos cultivos por falta de humedad.
Por último, las economías regionales, especialmente aquellas que se desarrollan en los Valles Cordilleranos, sufrieron también las consecuencias de las heladas tardías. Un ejemplo, es el caso de la vid: el trabajo privado señaló que más del 40% del área resultó afectada por heladas, mientras que en lo que respecta a los nogales, esa proporción alcanzó el 60 por ciento. En ambos casos se proyectan importantes pérdidas en los rendimientos.
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