La profunda sequía que está afectando al 60% del territorio nacional y donde más de 7 millones de hectáreas se encuentran en una condición de sequía severa, tiene un alto impacto en lo estrictamente relacionado a las diferentes producciones, pero las miradas también están puestas en lo económico. Habrá un fuerte cimbronazo de todo esto en el nivel de actividad en ciudades y pueblos del interior, y desde ya en el ingreso de dólares por las exportaciones agroindustriales.
Sobre el aspecto planteado de los dólares que aportará el campo el año próximo a la economía nacional, días atrás la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) proyectó para el año próximo que el valor de las exportaciones de los complejos del agro se sostendría en niveles históricamente altos, y que generarían ingresos por USD 41.276 millones, representarán unos USD 380 millones menos que el registro que alcanzará el 2022.
En todo esto, uno de los mayores impactos de la sequía será en el trigo, cuya cosecha se estima que podría caer un 40% en comparación con la campaña pasado. Además, la BCR proyecta exportaciones del cereal por USD 3.306 millones, que serían unos USD 1.420 millones de caída con relación al año actual. Mientras tanto, el complejo soja aportaría USD 24.126 millones, casi US$ 500 millones más que en el 2022, y el maíz USD 10.446, lo cual significaría un récord histórico para el complejo y superaría la marca del 2022 en USD 580 millones. “La seca está poniendo en jaque la cosecha 2022/2023. Ya golpeó al trigo y hay que ver que pasa con la soja y el maíz”, dijo a este medio Bruno Ferrari, economista de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Además, en relación al impacto que la problemática de las lluvias muy por debajo de lo normal generaría en el rumbo económico del país, el especialista señaló: “En septiembre tuvimos liquidación récord de dólares del agro por el dólar soja, con ingresos por más de 8.500 millones de dólares, y esto permitió alcanzar las metas con el Fondo Monetario Internacional en lo que es acumulación de reservas. Pensando en los próximos meses estimamos una caída claramente en las exportaciones de trigo que se sentirá con fuerza entre diciembre y abril próximo, que en términos económicos sería un menor valor exportado por mas de USD 1.500 millones”.
A todo esto, el economista planteó sus dudas sobre el ingreso de dólares de la cosecha de soja y maíz a partir del marzo del 2023. En ese sentido, comentó que la menor siembra de maíz temprano podría derivar en un retraso de la liquidación de dólares hacia meses más alejados como junio y julio del año que viene. Por lo cual es fundamental que se registre una buena cosecha de soja, para la cual se estima una mayor área sembrada, lo cual sería un gran sostén para el ingreso de divisas y permitiría mantener más estables los equilibrios macroeconómicos. Hay que recordar que en el caso de la siembra de la oleaginosa, la BCR planteó la semana pasada que la misma en la zona núcleo registra un retraso importante por la sequía, y que habría una menor inversión de los productores en el paquete tecnológico.
Al análisis que formuló el especialista de la Bolsa de Comercio de Rosario, el economista Ramiro Farías proyectó una posible merma en el nivel del comercialización de la cosecha de soja y maíz, por parte de los productores: “En trigo la cosecha estará complicada y podríamos tener un foco de conflicto con el Gobierno que busca abastecer el mercado interno. Además, después de lo que sucedió con el dólar soja los productores han cubierto y adelantado mucho de sus compromisos y ante este escenario de sequía, van a tratar de llevar la mercadería a lo más adelante posible. Es de esperar que en los próximos meses la comercialización de soja y maíz baje bastante y eso puede impactar en el ingreso de divisas al Gobierno”.
Más opiniones
Carlos Etchepare, analista del mercado de granos, expresó su preocupación por el contexto que atraviesa el campo argentino por el efecto de la situación climática y cómo ese panorama afectará a la economía. En ese sentido, planteó que “el menor volumen de producción no se compensará con precios”, ya que proyectó para el 2023 un nivel de cotizaciones más bajo que en el presente año. Además, señaló que las miradas estarán puestas en el ritmo de ventas por parte de los productores en un contexto económico, cambiario y político cargado de incertidumbre.
En su proyección de cara a la campaña gruesa, Etchepare dijo que en maíz con las 20 millones de toneladas que se habilitaron para su exportación y si la producción comercial se ubica por debajo de los 40 millones de toneladas, “estamos en problemas, porque hay que abastecer con 20 millones de toneladas a la exportación, y las otras 20 millones es lo que el Gobierno considera que es el total del consumo interno. Y al haber menor maíz temprano, podría tener algún problema de abastecimiento para los meses de marzo y abril próximo”, dijo el especialista.
Además, proyectó para el año próximo que los precios internacionales del maíz serán más bajos que en el 2022, por lo tanto cualquier disminución de la producción “yo no creo que sea compensada por precios”, y habrá que estar atentos a las situaciones que vaya a plantear el ataque de Rusia y Ucrania, entre otras. En el caso de la soja, y ante una merma en la siembra de maíz, la producción de la oleaginosa crecerá. Sin embargo, ayer el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos redujo sorpresivamente sus estimaciones de cosecha para la Argentina.
“Lo que si aparece claro es si no hay problemas en la campaña de soja en Brasil, los precios internacionales no serán tan altos y probablemente serán más bajos. Por lo tanto si Argentina disminuye su producción no va a compensar producción con precios”, dijo Etchepare, quien en relación a la situación del mercado interno, señaló que ante una escasez de oferta, los productores disminuirán sus niveles de ventas. Y a esto se suma el antecedente de lo que sucedió con el dólar soja en septiembre pasado, en un contexto actual de versiones sobre la posibilidad de que el Gobierno vuelva a implementar el mecanismo en lo inmediato.
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