Es cada vez más complicado el panorama que atraviesa el interior productivo como consecuencia de la sequía y las heladas tardías, que en el caso de los cultivos de invierno, como trigo y cebada, ya generó pérdidas económicas en torno a los 2.500 millones de dólares. Así lo proyectó el Movimiento CREA. Si bien la afectación es generalizada en todas las zonas productoras del país, hay un alto impacto en todas las actividades del campo que se desarrollan en el centro-norte de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe y el este de Córdoba.
Todo un contexto que presenta diferentes complejidades para los productores y seguramente impactará negativamente en las cuentas fiscales de cara a un 2023 donde el país estará inmerso en un contexto electoral. El factor climático pone en dudas el ingreso de dólares a través de las exportaciones y el cumplimiento de las metas de acumulación de reservas fijadas en el acuerdo con el FMI.
Al respecto, Matías Campos, técnico del área de Agricultura del Movimiento CREA, entidad que agrupa a los empresarios del agro, advirtió que “las pérdidas productivas y económicas, además de generar problemas serios, tanto a las empresas agrícolas como a las comunidades en las cuales éstas se desenvuelven, también impactarán a nivel nacional al proveer una menor disponibilidad de divisas para el año 2023″.
A fines del mes pasado, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) señaló que “el ingreso de dólares proyectado por embarques de trigo de la campaña 2022/23 caería un 35% en relación con el ciclo 2021/22, nada menos que USD 1.525 millones”. Igualmente, esa cifra podría ser mayor, ya que se calculó con una estimación de cosecha total de 15 millones de toneladas, cuando ahora la misma es de 13,7 millones de toneladas.
El Movimiento CREA, en un informe publicado recientemente, calculó que las pérdidas económicas generadas por las adversidades climáticas en los cultivos de trigo y cebada se calculan en torno a los 2500 millones de dólares. Pero a la vez no descarta que, de continuar presentándose heladas tardías intensas, esa cifra resulte aún más significativa. Además, en el relevamiento se determinó que el rendimiento promedio de trigo a nivel nacional sería de 21 quintales por hectárea, un 27,7% de merma a lo estimado en los inicios de la campaña. Mientras que en el caso de la cebada, el rendimiento llegaría a 29,8 quintales por hectárea, un 23,5% de caída al potencial del cultivo en condiciones normales. Además, la entidad proyectó para el trigo una cosecha total de 13,8 millones de toneladas, y de cebada en 3,9 millones de toneladas.
Pero la amenaza de los problemas climáticos sobre la economía argentina no terminan allí. La sequía también está afectando el desarrollo de la siembra de soja y maíz, los dos principales aportantes de dólares al país por las exportaciones, las cuales presentan un retraso importante por la ausencia de humedad en los suelos que impidió que se concretaran las siembras tempranas. En el caso del cereal, hay complicaciones en la zona zona núcleo pampeana, que es clave para la conformación de la oferta total de ese producto a nivel nacional, y también en Entre Ríos (Litoral Sur), donde una gran parte de la producción se destina al funcionamiento de la industria avícola, de fuerte incidencia en la economía provincial.
En el caso de la soja, el viernes pasado la Bolsa de Comercio de Rosario advirtió que en la región núcleo hasta el momento se ha sembrado el 5% del área proyectada, cuando hace un año atrás la siembra había alcanzado el 50% de esa superficie. A todo eso se suma que los productores están realizando cambios en sus estrategias productivas y en muchos casos hay una menor inversión en el paquete tecnológico, como por ejemplo en aquellos insumos que son necesarios para la fertilización, el cuidado de los cultivos y la prevención de enfermedades.
Más impacto
“La situación actual de la ganadería es crítica”, señaló en las últimas horas la dirigencia de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), y agregaron: “Hay una oferta acelerada de hacienda producto de una sequía que no da tregua, ya que no hay pasto para retener hacienda. Eso sumado a un mercado interno, principal demandante de la carne vacuna, con un menor ingreso por la caída del salario real. Además, con las intervenciones a las exportaciones de meses, sumado a un proceso recesivo tanto en Europa, como en China con valores más bajos de los corrientes.”
Además, se planteó que “los precios de la hacienda están descalzados desde hace meses en relación a la inflación y el IPC. La suba anual de la carne en pie en octubre 2022 contra octubre de 2021 ha sido de 47,3%, muy por debajo de los valores de la inflación. Los costos de producción, sin embargo, se han incrementado por encima del ritmo inflacionario”. Frente a este panorama, la entidad reclamó al Gobierno nacional que “libere urgentemente las restricciones existentes en cortes de exportación en un mercado internacional, que se ha tornado recesivo y sobreabastecido”.
Heladas tardías
A los problemas existentes por la sequía, se sumó la semana pasada el efecto de las heladas tardías que afectaron, principalmente, a diversas economías regionales. En el caso de Mendoza, provocó daños en frutas y viñedos; en San Juan, en melón, tomates y uvas; en la zona del Alto Valle, en peras, manzanas y viñedos, y en Tucumán afectó a la producción de zapallitos, sandía y batata. Y a todo eso hay que agregar que caída de granizo en la provincia de Formosa, impactó en las zonas productivas de melón, sandía y zapallo.
Ayer en horas del mediodía, con este panorama tan complicado, el ministro de Economía, Sergio Massa, realizó anuncios para las provincias afectadas. Las medidas son aportes no reintegrables, lineas de financiamiento, apoyo oficial ante la declaración de la emergencia agropecuaria, y la entrada en vigencia de un dólar diferencial entre el 20 del presente mes y el 30 de diciembre próximo, para todas aquellas economías regionales que formen parte del programa “Precios Justos”.
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