A lo largo de esta semana el panorama climático en el campo se complicó. A la ya prolongada sequía, que en el caso de la campaña agrícola impacta por tercer año consecutivo, se sumaron las heladas tardías en zonas productivas de Buenos Aires, Mendoza, San Juan, La Pampa, Río Negro, Neuquén, Salta y Tucumán, entre otras. Son importantes los daños y las pérdidas que se registraron en los cultivos de invierno, frenó la producción de pasturas, y complicó el desarrollo de las economías regionales, como la vid, peras, manzanas, etc. Y lo más llamativo de todo, fue lo que sucedió el sábado de la semana pasada con una fuerte tormenta que se registró en Formosa, donde durante 15 minutos cayó granizo.
Existe un dicho en el agro que puede explicar muchas cosas: “el campo es una industria a cielo abierto”, que, en otras palabras, significa que está expuesto a las inclemencias climáticas. En este caso, el fenómeno de “La Niña”, que representa para nuestra región lluvias menores a los registros históricos, golpea por tercer año consecutivo, provocando en materia agrícola serias dificultades para los cultivos de invierno, como trigo y cebada. De hecho, el jueves pasado la Bolsa de Cereales de Buenos Aires recortó una vez más las estimaciones de cosecha total de ambos cultivos, lo que a todas luces se traduce como un “desastre productivo”.
Desgranando penas
Solamente en el caso del trigo, la cosecha de la actual campaña sería casi 10 millones de toneladas menos en relación a la anterior. Por tal motivo, crece la incertidumbre en la cadena del cereal sobre si el resultado final del ciclo permitirá abastecer sin problemas el mercado interno y externo. Frente a esto, el Gobierno autorizó esta semana que se prorroguen por 360 días los embarques de trigo, que contempla las declaraciones juradas de ventas al exterior de entre el 1º de diciembre de 2022 al 28 de febrero de 2023. Además, se decidió que en el caso que un productor no pueda cumplir con un contrato forward de trigo, como consecuencia de que sufrió perdidas en la cosecha, no estará obligado a entregar la mercadería en los plazos acordados o tener que pagar una multa por el incumplimiento.
Pero también el clima adverso, retrasa la siembra de soja y maíz. En el caso de la oleaginosa, transforma el período de siembra “en el más incierto y frenado de los últimos 12 años”, de acuerdo al informe que presentó la Bolsa de Comercio de Rosario. Hasta el momento se ha sembrado solamente en la región núcleo el 5% del área con la oleaginosa, cuando hace un año atrás se había sembrado el 50% de los lotes. A todo esto, se suma que el productor invertirá menos en el paquete tecnológico, es decir en aquellos insumos claves para el desarrollo de la fertilización, cuidado de los cultivos y prevención de las enfermedades.
Mientras tanto no son alentadores los pronósticos climáticos para lo que se viene. Esta semana se difundió el informe trimestral del Servicio Meteorológico Nacional (SMN) con un panorama para lo que resta del año en la región núcleo, que incluye precipitaciones por debajo de lo normal y temperaturas superiores a lo habitual. Una situación que impactará en el desarrollo de los cultivos de verano, como soja y maíz. Para los próximos días, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires está proyectando para la mayor parte del área agrícola “precipitaciones escasas a nulas”, por debajo de los 10 milímetros.
Perjudicado I
Ahora bien, al momento de analizar el impacto de la mencionada problemática y cuáles son los principales perjudicados de la misma, surge que el primer gran damnificado es el productor, que observa cómo su inversión millonaria se hace añicos delante de sus ojos y este no es un detalle menor.
Hay que tener en cuenta que el trigo es el principal cultivo de invierno y que los costos de implantarlo y mantenerlo sano son muy altos, requiriendo un uso intensivo de fertilizantes y fitosanitarios. Si bien los precios internacionales han aumentado como consecuencia del ataque de Rusia a Ucrania, la misma situación provocó que los valores de los insumos se incrementaran mucho más todavía, por lo que el productor apostaba a una gran productividad para lograr obtener una ganancias económica y poder financiar la campaña gruesa, en la cual se implanta soja y maíz. Y eso ya no pasará.
Días atrás, los integrantes del Grupo Lonja señalaron que en la actual campaña de trigo el único ganador será el Estado, ya que saldrá con ganancias por la recaudación del 12% de las retenciones y del 1% del fideicomiso del trigo, cuyo supuesto objetivo es “desacoplar” los precios locales de los internacionales del cereal, para que la harina 000 y los fideos lleguen al consumidor a precios accesibles. El relevamiento que se realizó determinó, que los productores perderán entre USD 105 y USD 405 por hectárea, y el Estado obtendrá una ganancia de entre USD 78 y USD 130 por hectárea. Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario calculó para el agricultor una pérdida de entre USD 300 y más de USD 800 por hectárea.
Perjudicado II
Pese a las ganancias que obtendrá en la campaña de trigo por la recaudación de las retenciones y el fideicomiso para subsidiar el precio de la harina, el Estado se perjudicará por los menores ingresos, por ejemplo, en las exportaciones de trigo ante un derrumbe de la producción. El cereal, es el principal cultivo de invierno, cuya cosecha se registra en diciembre y enero. Esto significa que en esos dos meses comienza su exportación y se produce el grueso del ingreso de divisas al país para esa época del año.
Pero por esa marcada menor producción se hará sentir este verano la merma en el ingreso de dólares. De hecho, la Bolsa de Comercio de Rosario ya dio por sentado que se percibirán USD 1500 millones menos y es muy probable (casi un hecho) que ese número sea aún mayor. En un país como la Argentina necesitado de dólares que ingresan casi exclusivamente del campo, eso se convierte en un problema sumamente mayor.
Perjudicado III
El tercer impacto de toda esta problemática, es el consumidor. Volviendo a tomar el registro del trigo, la menor producción se va a traducir en menos harina y eso conlleva a que, debido a una merma en la oferta, los precios suban, afectando al bolsillo de la población, que ya sufre las consecuencias de una inflación desbordada. También hay que aclarar que la incidencia del trigo en el precio final del pan es baja y no alcanza el 20%, pero igualmente en una economía tan complicada como la de nuestro país, hay que tener las miradas puestas en los precios, a lo que hay que agregar la situación de muchas producciones regionales que también tendrán significativas caídas en sus cosechas.
Un documento de Federación Agraria Argentina, que reflejó la situación de las producciones regionales, determinó que por las heladas tardías de esta semana, en Mendoza hubo daños cercanos al 100%, con pérdidas de millones de kilos de frutas y uvas. En San Juan, los daños fueron en melón, tomates y uvas, y se sumó la zona del Alto Valle de Río Negro y Neuquén, con importantes daños por las bajas temperaturas en viñedos, cerezos, nogales y plantaciones de zapallos, entre otras producciones. En Tucumán, están complicadas las producciones de zapallitos, sandía, batata, y en Formosa la caída de granizo afectó a los cultivos de cucurbitáceas (zapallo plomo, coreano, zapallo negro, sandia y melón), cuyas parcelas fueron destruidas totalmente.
Lo cierto es que la situación es grave. Argentina enfrenta un desastre productivo que nadie preveía que iba a llegar a agudizarse tanto. Las lluvias no llegaron por tercer año consecutivo y el campo ya comenzó a acostumbrarse y a ocuparse de cómo morigerar esta realidad que le toca vivir. Ahora, el Gobierno tiene que acompañar y tomar medidas virtuosas y, por sobre todas las cosas, demostrar que no solamente es un amigo en las buenas, sino que también es solidario a la hora de las pérdidas. Por tal motivo, se aguardan con expectativas los anuncios para enfrentar la problemática climática, que realizará mañana desde Mendoza, el ministro de Economía, Sergio Massa.
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