En una nueva campaña agrícola atravesada por las inclemencias climáticas desfavorables, como la sequía y las heladas tardías, el único ganador seguirá siendo el Estado mediante el cobro de los impuestos, con una alta incidencia de las retenciones.
Así lo reflejó un informe del consultor y ex Secretario de Bioeconomía y Alimentos de la Nación, Néstor Roulet, en la relación al próximo ciclo de soja, cuya siembra aumentará en relación a la campaña anterior, pero hay signos de interrogación por los niveles de producción total.
El consultor calculó que con un rendimiento promedio de 28 quintales, una hectárea de soja dejaría un ingreso bruto de USD 1.428, de los cuales al productor le quedaría apenas un poco más del 6.5%, es decir unos USD 95, en caso que sea el dueño del campo donde realizó la siembra y cosecha. Mientras tanto, el Estado (Nacional, Provincial y Municipal) y mediante distintos tributos, embolsaría la suma de USD 723.
A todo esto hay que sumar unos USD 585 en materia de costos de producción y comerciales. Es decir, el Estado se queda con la mitad del producido total de una hectárea de soja (50,63 %) mientras que el productor en campo propio recibe tan solo el 6,73%. Y si el cálculo se realiza en 100 hectáreas, mientras el Estado se queda con USD 72.302, el productor después de invertir y arriesgar le quedan USD 9.594. Hay que recordar que en total se siembran unas 17 millones de hectáreas, en el ámbito productivo local, de las cuales la mayoría son alquiladas. Es decir que un contexto tan complicado como el actual, se puede especular que la mayor parte de los productores tendrían un resultado todavía peor.
Según el especialista, “esto se debe básicamente a que la mayor parte de esta presión impositiva (66 % del total), se debe a un tributo sobre los ingresos brutos (retenciones) distorsivo, que genera que a pesar de que el productor no tenga rentabilidad, el Estado se queda con el 50 % de los ingresos”. Actualmente el poroto de soja tributa una retención del 33 por ciento.
Presión impositiva
Hay que recordar que la semana pasada, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), señaló que la participación del Estado en la renta agrícola a través del cobro impuestos alcanzó el 61,3%, para el promedio ponderado de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol. Es decir, que de cada $100 de renta -valor de la producción menos costos- que genera una hectárea agrícola, $61,30 se los lleva el Estado en impuestos nacionales, provinciales y municipales.
Por otro lado, el consultor señaló en su relevamiento que si se cumplen los pronósticos climáticos de menores precipitaciones por los efectos del fenómeno La Niña, que se extendería hasta finales de febrero del año próximo, “con seguridad la producción de soja sufrirá una merma considerable, si la comparamos con el rendimiento promedio de 28 quintales por hectárea de la campaña 2021/22″, dijo el analista. Ahora bien, con un posible contexto de un rendimiento un 20 % menor al promedio de la campaña anterior (22 quintales por hectárea) por los efectos de ausencia de lluvias, se proyecta que la inversión del productor por hectárea de USD 524,81, se la quedaría prácticamente el Estado mediante la presión impositiva que llegaría a USD 560 por hectárea.
Por último, se mencionó que el productor evalúa que “en este año con alta probabilidad de sequía, donde el productor invierte USD 542 por hectárea entre costos directos e indirectos (sin contar el costo oportunidad de la tierra, que a un valor de USD 12.000 por hectárea serían otros USD 360 por hectárea, el resultado final es negativo, mientras el Estado se lleva el 50% de dólares que ingresan al país por una hectárea de soja”.
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