La fuerte sequía que enfrenta el campo argentino afecta al grueso de las actividades agropecuarias. Si bien las miradas están puestas sobre el trigo por su importancia económica, la falta de lluvias puso en serios problemas a otro cultivo de invierno, como lo es la cebada, que esta campaña apostó a un crecimiento en área y producción, pero que terminará cayendo por debajo de los resultados del ciclo anterior.
La cebada es un cereal de la familia del trigo. Su principal uso es para la elaboración de malta para hacer cerveza y otras bebidas alcohólicas, aunque también tiene una utilización forrajera. Argentina es un importante productor a nivel global, siendo las principales zonas dedicadas a su cultivo la provincia de La Pampa y el centro y sur de Buenos Aires, aunque también la región núcleo hace su aporte.
En un principio, se esperaba que el ciclo agrícola 2022/23 sea la campaña de la cebada por cuestiones productivas y de costos, que hicieron que los productores apuesten por este cereal y que, inclusive, le arrebate al trigo 100.000 hectáreas. Las primeras estimaciones de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), antes de que comiencen los trabajos de siembra a principios del invierno, hablaban de 1,3 millones de hectáreas dedicadas al cultivo superando en 100.000 hectáreas al ciclo 2021/22 y una producción de 5,4 millones de toneladas, 200.000 toneladas por encima de la cosecha del año pasado.
Te puede interesar: Sequía: el Gobierno proyecta una caída en la producción de trigo y ya se estiman USD 1.525 millones menos en exportaciones
No obstante, la sequía no permitió un incremento productivo del cultivo. Si bien los recortes no son ni por asomo proporcionalmente parecidos a los que se realizan semana a semana en el trigo, lo cierto es que las mermas se produjeron y de esperarse 5,4 millones de toneladas, hoy se prevé una cosecha de 4,7 millones de toneladas (un número que todavía se encuentra susceptible a nuevas bajas), dejando en el camino 700.000 toneladas y perdiendo respecto a la campaña pasada unas 500.000.
<b>El detalle</b>
Como se mencionó anteriormente, las provincias donde se produce el grueso de la cebada son Buenos Aires y La Pampa y en parte de la denominada zona núcleo, es especial el norte bonaerense y el sur de Santa Fe. Es allí, según marcó a Infobae el especialista sobre el cultivo de la BCBA, Adrián Patterniti, donde se registran las mayores pérdidas, como también sucedió con el trigo.
“Estas dos regiones fueron afectadas por las reiteradas heladas, por la falta de humedad y por la ausencia eventos de precipitaciones a lo largo de casi todo lo que fue el ciclo de cultivo. En estas dos zonas no sólo se esperan importantes mermas en los rendimientos, sino que también se aguardan pérdidas de área cosechable”, indicó Petterniti respecto a la región que aporta el 9% de la producción a nivel nacional.
Es por eso que la atención está centrada sobre las zonas de mayor volumen productivo, como lo son el norte y este de La Pampa y el oeste, centro y sur de Buenos Aires, regiones que concentran el área 63% del área implantada para la presente campaña y que aportaron en la pasada el 71% del tonelaje total. Y estas zonas tampoco la pasaron bien.
“No todo está perdido y todavía se depositan algunas esperanzas en los efectos de las lluvias de esta última semana” (Petterniti)
Sin embargo, no todo está perdido, y todavía se depositan algunas esperanzas en los efectos de las lluvias de esta última semana. “Durante la madrugada del miércoles en localidades distribuidas en estas diferentes zonas han registrado lluvias de entre 40 a 60 y hasta incluso máximos de 100 milímetros que, pese a que no se espera que compensen las pérdidas que ya están esperadas, ponen un freno al deterioro de cultivo”, apuntó el especialista.
Te puede interesar: Tras el revés oficial en el Presupuesto: cómo piensa el campo que se pueden bajar las retenciones y qué posibilidades tiene de lograrlo
Las otras regiones a las que hay que prestarles atención es al sur de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires, que en conjunto aportan el 18% de la producción nacional. Allí, las heladas afectaron a los cuadros que se encontraban más adelantados en su fenología, principalmente los lotes que estaban iniciando la espigazón, un período relativamente sensible para la definición de los rendimientos en el cultivo de cebada, por lo cual “podría haber algunos descuentos en los en los rendimientos”.
Rendimientos bajos
En la zona de influencia de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP) es donde el cultivo de cebada alcanza su máxima expresión en cuanto a superficie y producción. La región, que comprende el oeste y sur de la provincia de Buenos Aires y este de La Pampa , aporta el 65% de la superficie total sembrada a nivel nacional y este año se implantaron en 842.000 hectáreas, expandiéndose 5% respecto a la campaña 2022/23.
No obstante, la sequía, como se dijo anteriormente, impactó en la región y si bien todavía no existe una estimación de producción por parte de la BCP, si ya comenzaron a registrarse fuertes recortes en los rindes promedios con respecto a lo registrado el año pasado. “Lo que observamos es que la falta de precipitaciones de los últimos meses, sumado a los eventos de heladas, generaron una disminución en el potencial de rinde estimado en un 40%”, indicó la economista de la entidad bursátil, Carolina Volonté.
“La sequía y las heladas generaron una disminución en el potencial de rinde estimado en un 40% (Volonté)
Esto se demuestra en el último informe sobre estado de los cultivos realizado por la entidad, donde se puede observar caída en los rindes de hasta el 32% en la zona de Trenque Lauquen con respecto a lo registrado el año pasado y del 30% en Catriló. En Daireaux la merma llega al 46%, en General Lamadrid al 42% y en Tres Arroyos al 40%. Solo los alrededores de Bahía Blanca muestran mejores productividades que las obtenidas el año pasado.
Por cierto, esto preocupa a la industria cervecera, la cual tiene un consumo constante del grano, y no solo por la cantidad con la cual va a contar, sino el estado en el cual estará el grano. Así, Volonté expresó que “más allá del impacto sobre la producción final, se debe prestar atención a la calidad y al calibre que efectivamente termine teniendo el grano porque es un factor clave en términos de industrialización. Hoy todavía no se puede dar por perdida y decir que va a haber una cebada de mala calidad, pero es muy importante seguir de cerca esta situación”.
Seguir leyendo: