La situación en diferentes zonas productivas del país, por los efectos de la sequía, la más profunda para muchas actividades en los últimos 12 años, a lo que se sumaron las heladas tardías, es delicada. Se complicó la campaña de cultivos de invierno, en especial el trigo, la siembra de maíz es la más rezagada en 20 años y la ganadería , las economías regionales y la lechería también sintieron el golpe, que repercutió en todo el campo argentino.
La zona más afectada por esta suma de adversidades es la llamada “núcleo”, que comprende el norte de Buenos Aires, centro-sur de Santa Fe y sudeste de Córdoba. Es la principal región agrícola del país y hace meses que no recibe lluvias que permitan recomponer la humedad de los suelos. También el resto de Córdoba y Santa Fe, parte de Entre Ríos y las provincias del norte atraviesan un marcado déficit hídrico, y el sur de Buenos Aires se empieza complicar.
Es una situación tan compleja que también preocupa al Gobierno de Alberto Fernández: la menor producción afectará los ingresos del Estado, aunque los buenos precios internacionales, aún en niveles históricos altos, compensarán la mayor parte del problema. En la semana el ministro de Economía, Sergio Massa, instruyó al Secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, para que conforme una “Mesa de Trabajo” junto a las entidades de productores, sectores de la comercialización y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
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Un informe realizado por el Grupo Lonja precisó que, si bien falta determinar el rendimiento de la cosecha de trigo, el productor perderá USD 405 por hectárea y el Estado se llevará USD 78 en impuestos, en un contexto de rendimientos de 15 quintales por hectárea. Pero si la cosecha llegara a 20 quintales, el productor perdería USD 205 por hectárea y el Estado ganaría USD 104. Y si el rendimiento alcanzara los 25 quintales, el quebranto del productor se reduciría a USD 105 por hectárea y el Estado rastrillaría uno USD 130, siempre por hectárea. En todos los casos el productor pierde y el Estado recauda.
Reclamos y calificaciones
Desde el ámbito productivo reiteraron el reclamo de medidas urgentes para paliar el efecto de la falta de lluvias y la ocurrencia de heladas tardías. Un relevamiento a más de 180 socios en diferentes puntos del país realizado por la Sociedad Rural Argentina (SRA) arrojó que casi 40% de los encuestados pide la eliminación del pago de “Anticipo de Ganancias”, reclamo seguido por eliminación de retenciones, otras exenciones y más asistencia crediticia. El 49% de los productores calificó la situación en su localidad de “Mala” y el 41% “Muy Mala”. Un 9% la consideró “Regular” y solo el 1% “Normal”.
Los pronósticos climático para el corto y largo plazo no son alentadores. En lo inmediato, si bien hay posibilidades de que sigan las precipitaciones, serían aisladas, y todo se complicaría con la aparición de un frente frío que podría derivar en nuevas heladass. A largo plazo, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estimó elevadas las posibilidades de que el fenómeno climático La Niña, con lluvias por debajo de las normales, se extienda e ingrese recién en marzo en su fase neutra.
En este cuadro de situación, Infobae relevó el ánimo de los productores en las principales zonas productivas del país, donde el clima adverso atraviesa diferentes actividades.
Córdoba
En la provincia mediterránea los productores aseguran que desde 1974 no se observaba una situación similar a la actual: una sequía muy prolongada, que va para dos años y medio en algunas regiones, y para tres en otras. “El productor está pensando en cómo se va a cubrir, seguramente con proyectos productivos a la defensiva e intentando evitar pérdidas económicas”, dijo a Infobae Andrés Costamagna, productor y miembro de la Sociedad Rural Argentina.
En el caso del trigo, proyecciones de la Bolsa de Cereales provincial advierten que la cosecha no va a superar el millón de toneladas. En la región núcleo, la Bolsa de Comercio de Rosario estimó en 1,3 millones de toneladas la producción total, apenas una fracción de las 7,8 millones de toneladas de la campaña anterior. Es decir, habrá entre 80 y 90% menos de trigo, la campaña más baja de los últimos 12 años.
Por el lado de la ganadería, en Córdoba hay severas complicaciones con las pasturas en el sur y norte de la provincia, y por otro lado aparece complicado todo el entramado de agregado de valor de la mano del sector de pollos y cerdos, que transforman el maíz en proteína animal. En esos rubros, con proyecciones de que estará complicado el maíz temprano, ya hay alerta en ambas producciones.
A todo esto, hay que especificar que la Bolsa de Rosario en su último informe sobre la siembra del cereal en la región núcleo planteó que será sustancialmente afectada. Con 19% de la superficie sembrada al día de ayer, hay que remontarse a la campaña 2013/14 para encontrar un ritmo de siembra tan rezagado. En lechería Córdoba también afronta un panorama difícil: se están terminando las reservas, lo cual derivará en que la producción tambera caerá entre un 10 y 25%, según la zona de la provincia.
“Con esta perspectiva el productor sabe que los rendimientos estarán limitados, porque la fecha de siembra para maíz y soja va a ser tardía, y también esta viendo que no lo impacte tanto la condición macroeconómica del país. Está pensando más en cómo defenderse y no tanto en producir. Esto es el ánimo general que uno puede sentir”, dijo Costamagna. “Hacia adelante -agregó- las inversiones van a ser nulas, y seguramente la producción provincial se pondrá en modo avión, esperando que llegue el nuevo Gobierno. Esperemos que las lluvias que tuvimos hace pocos días, que en promedio fueron entre 15 y 50 milímetros dependiendo la zona de la provincia, tenga una réplica en los próximos días. Pero todo está muy difícil”.
Santa Fe
En Santa Fe la sequía también es histórica y tuvo efectos muy negativos en la producción de trigo, que sufrió déficit hídrico invernal y cuenta muy baja agua en el perfil del suelo. Todo esto acentuado por una helada tardía que causó gran daño por el estado fenológico del cultivo. La escasez de forraje en el invierno fue uno de los problemas más serios de los productores ganaderos y aumentó los costos por el uso de implementación y reserva forrajera.
El maíz de primera se difirió a fechas de maíz tardío o directamente se desistió de sembrarlo. Los pocos que se sembraron tuvieron poco desarrollo, agravado por la helada. Y lo mismo sucedió con el girasol que se sembró en la zona centro y norte de la provincia, y cuyo cultivo tuvo una siembra un 30% por debajo en relación a la campaña anterior.
Por otro lado, la lechería se encuentra con grandes problemas para los verdeos, subsistiendo con las alfalfas de años debido a que se nutren de las napas en las regiones donde no están tan profundas. Por último, la ganadería cuantificará las pérdidas en base al porcentaje de preñez que se logre y en kilos perdidos.
“El productor está muy amargado, con muy pocas esperanzas sobre cómo paliar la situación. Hoy que llovió salieron a sembrar , pero la verdad es que hay una gran desesperanza; las pérdidas siempre son del productor y no tenemos alicientes para hacer frente a los problemas. El que apostó al trigo está complicado y desesperado”, señaló Soledad Diez Tejada, productora de la zona de Venado Tuerto.
Buenos Aires
En territorio bonaerense el norte es una de las zonas más afectadas. “La seca y las bajas temperaturas complicaron el panorama y generaron pérdidas irreversibles de los cultivos, como trigo, cebada,, arvejas, lentejas y colza. Muchas pasturas se han perdido y no están quedando reservas de pasto para el desarrollo de la ganadería en los meses que se vienen, que son los más bravos”, comentó a Infobae el productor agropecuario, Román Gutierrez.
“Esto no se vivió nunca. Yo desde que soy productor, hace ya unos cuantos años, es la primera vez que sufro una seca tan intensa. En otros momentos que tuvimos ausencia de lluvias en campañas de cultivo de invierno, las lluvias aparecieron al final del ciclo y arrancamos el mismo con buen perfil de humedad en los suelos; hoy no lo tenemos. Y esto si sigue así podemos tener una pérdida muy grande en hectáreas sembradas de gruesa”.
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