El Programa de Incremento Exportador (PIE), más conocido como dólar soja, resultó un éxito, reconocido por el grueso de los eslabones de la cadena agroindustrial, al menos en la concreción de su objetivo principal, que era engrosar las reservas internacionales de Banco Central a través de la liquidación de dólares por parte del complejo sojero. Así, se logró que ingresaran más de USD 8.100 millones, de los cuales USD 5.000 millones adquirió la autoridad monetaria.
Ahora bien, este esquema que duró solo por septiembre de $200 por dólar para el complejo oleaginoso suscitó muchos interrogantes en el mercado financiero respecto a qué iba a pasar con el tipo de cambio si los productores se volcaban masivamente a la adquisición de los dólares bursátiles. Más allá de las proyecciones realizadas por los operadores, parece ser que los agricultores optaron por otras herramientas, dejando de lado a la divisa norteamericana.
Según un informe del analista Salvador di Stefano los pesos en manos de los productores “no se vehiculizaron al dólar billete, sino que buena parte del dinero está en cuentas bancarias o fondos de inversión” e indicó que “de los $ 1,5 billones que cobró el campo, podríamos estimar que la mitad se colocó a plazo fijo en pesos, y que el resto está colocado entre la ‘cuenta chacarero’ y fondos de inversión de corto plazo, a la espera de una colocación más pensada”.
En diálogo con este medio, Di Stefano explicó que “hubo un evento extraordinario, que fue una gran venta de mercadería. Esa mercadería se exportó y entraron pesos al sistema financiero, que hoy siguen dentro de éste. O sea, que ante una gran emisión de pesos y la aparición de esos pesos en el mercado, los productores que vendieron (soja) demandaron pesos, porque fueron al sistema y ahí quedaron. No fueron a comprar dólares, ni acciones, ni bonos, ni mercadería”.
Di Stefano se basa en los siguientes números. Según destacó el especialista, los productores que vendieron soja “no se apuraron en invertir el dinero”, ya que en el sistema financiero hay depósitos por $ 15.7 billones, que representan un aumento del 86,3% respecto un año atrás, mientras que en dólares hay un total de USD 17.514 millones que es un 8,3% menos que un año atrás. “Esto implica que el productor no depositó dólares en el sistema, sino que se quedó en pesos”, señaló.
Por otro lado, el dólar MEP o bolsa pasó de $ 284,78 al 31 de agosto de 2022 a cotizar $ 300,82 por dólar al 30 de septiembre, lo cual “revela que no hubo una compra masiva de dólares en el mercado”, a la vez que en igual período de tiempo el dólar blue bajó de $ 295 a $ 292, por lo que “ni siquiera el dólar informal se movió durante la venta extraordinaria de soja”.
Asimismo, indicó que “muchos productores se quedaron en el sistema aprovechando la cuenta chacarera, en donde los pesos depositados se actualizan por el valor del dólar mayorista”, mientras que puntualizó que “los plazos fijos en pesos suman $ 7,1 billones, lo que significó un aumento en el último año del 99,5%, lo que denota que mucha de la soja vendida fue a colocaciones en pesos a 30 días de plazo”.
No obstante estas consideraciones, consideró que los pesos producto del Programa de Incremento Exportador (PIE) son “un avión en un aeropuerto: no sabemos si va a quedar estacionado en el hangar o va a partir hacia algún destino. Así, queda una pregunta sin responder que solamente la tendrá el productor a medida que vaya leyendo la realidad política-económica y vaya tomando decisiones”.
“Contra todas las críticas”
Pero más allá de su análisis que afirma que los pesos recibidos no se volcaron masivamente a la compra de dólares bursátiles, Di Stefano hizo especial hincapié en el aporte del sector no solo en el contexto del “dólar soja”, al remarcar que el campo argentino en los nueve meses que van del año exportó por un total de USD 33.817,3 millones, cifra récord que supera en USD 1.000 millones todo lo exportado en el año 2021.
“Contra todas las críticas que muchos le hacen al campo, hemos asistido a una venta de USD 8.120,3 millones que, a un dólar promedio de $180 (venta de soja a $ 200 y otros productos $ 150), lo que generó un monto en pesos de $ 1,5 billones, y no generó una estampida en el precio del dólar, más bien el dinero quedó en el sistema financiero, no sabemos si esperando para despegar a nuevos destinos, o si quedará por mucho tiempo en pesos depositado en los bancos”, puntualizó el especialista.
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