El Programa de Incremento Exportador (PIE), más conocido como “dólar-soja”, que establecía un tipo de cambio diferencial de $200 por dólar para el complejo sojero para todo septiembre, finalizó ayer con resultados que superaron largamente las expectativas del sector agropecuario, exportador y del propio Gobierno en cuanto al volumen comercializado, el ingreso de divisas y la compra de dólares por parte del Banco Central (BCRA).
Todos los eslabones de la cadena sojera consideran que el régimen temporal fue “exitoso”, sobre todo porque el objetivo al que apuntó el ministro de Economía, Sergio Massa, de engrosar las reservas de la autoridad monetaria, se sobrecumplió con la adquisición de más de USD 4.000 millones, producto de la liquidación de divisas de más de USD 8.100 millones realizada por los exportadores.
Con las metas cumplidas, el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), Gustavo Idígoras, consideró que el PIE fue beneficioso para todos los eslabones de la cadena y para el Gobierno nacional. El diriectivo detalló que el régimen “ha sido muy viable para los productores, que han logrado comercializar en volúmenes muy grandes, superando las 13 millones de toneladas. Se negoció casi el 35% de la campaña en tan solo un mes. Fue muy beneficioso para ellos porque han recibido una mejora de precios sustancial superior al 35% en promedio”.
Idígoras sostuvo que el “dólar soja” fue positivo para el sector industrial y exportador, no solo por la simple cuestión de la mejora circunstancial en el tipo de cambio, sino también porque “la industria ha podido comprar soja para exportación como poroto y también para procesar y embarcar después como harina, aceite, biodiésel y subproductos”, Cabe mencionar que antes de ponerse en marcha la medida, el nivel de venta de soja por parte de los productores era muy bajo, cuestión que aumentaba la capacidad ociosa de las fábricas y ajustaba los stocks en manos de la industria.
Después, el “tercer jugador importante” que pudo salir beneficiado con el régimen fue el Estado y el Banco Central. Idígoras señaló que la autoridad monetaria “ha podido salir de una situación muy delicada que tenía en septiembre y pudo comprar reservas en valores superiores a los USD 4.000 millones. Asimismo, el Estado ha incrementado sensiblemente sus ingresos fiscales al pasar de un valor de soja promedio de $50.000 a $70.000 la tonelada, por lo cual siguió cobrando el 33% de retenciones sobre ese nuevo precio”.
Pero tras el “éxito” se encuentra la incógnita de cómo será el día después en el mercado, una vez que el “dólar soja” ya no exista más. A partir de esto, Idígoras da por descontado una caída en los niveles de comercialización de la oleaginosa, dándole lugar a los negocios con cereales. “El stock remanente de soja para cerrar la campaña hasta marzo indica que los volúmenes de venta de los productores va a estar muy limitados y reducidos y, lo más probable, es que a partir de octubre empecemos a ver una vocación por parte de los agricultores hacia la comercialización de maíz y en diciembre de trigo”.
La visión dirigencial
Para el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, el análisis sobre lo que fue el PIE debe separarse en dos lecturas: una basada en el impacto buscado por el Gobierno y, la otra, el efecto que tuvo sobre los productores. Si se tiene en cuenta el primer punto, Pino opinó que “más allá de que nos guste o no la medida, la misma fue exitosa, ya que hay casi 15 millones de toneladas vendidas. Entonces, el Gobierno con necesidad de caja no solo logró juntar el dinero que quería, sino que más”.
Por el lado de los productores que tenían soja “vieron la posibilidad de poder aprovechar este momento y respondieron vendiendo’', dijo Pino, aunque remarcó que “la medida que tomó el Gobierno no fue para el sector agropecuario, sino que fue por una necesidad de recaudar y se la dio a una parte del agro, que es a los productores que contaban con mercadería”.
No obstante, sostuvo que “el resultado de esta medida es lo que venimos diciendo desde las entidades: si al campo se lo deja trabajar, sin retenciones, mejorando el tipo de cambio dispar que hace que muchas actividades tengan rentabilidad negativa, evidentemente la capacidad que tiene el productor argentino es impresionante. El Gobierno después de esta experiencia debe darse cuenta que le tiene que sacar el pie de encima al campo”.
“Los productores pudieron cobrar algo más de lo que cobran generalmente y hay que decir que con este dólar a 200 pesos, cobramos el 50% de lo que perciben nuestros colegas y competidores de países vecinos. O sea, lo que se pudo hacer durante este mes fue vender un poco mejor lo producido, pero seguimos lejos de lo que el productor tendría que cobrar, que es el precio lleno”, concluyó el presidente de la Rural.
Acopiadores
En la misma línea se expresó el Director Ejecutivo de la Federación de Acopiadores, Raúl Dente, quien afirmó que “desde el punto de vista de los objetivos que se había propuesto el gobierno, se cumplió con creces, porque el volumen de ventas y el ingreso de divisas sobrepasó las expectativas original. Fueron un éxito los incentivos para que los productores vendan la soja y los exportadores liquiden los dólares”.
No obstante, Dente sostuvo que la medida tiene también sus repercusiones negativas. En este sentido, señaló como uno de ellos el “costo” que significa para el Estado el valor del dólar cambio establecido. Así planteó que “el tipo de cambio diferencial de $200 por dólar contra el cambio oficial de $140 por dólar, arroja una diferencia $ 60 pesos. Por lo tanto. si ingresaron US$ 6.000 millones, hay $ 360.000 millones de costo, que el BCRA está pagando y que a cambio recibe un pagaré del gobierno”.
Pero también, Dente hizo hincapié en cómo seguirá el mercado a partir del próximo lunes, ya que asegura que la mercadería que “ingresó ahora es lo que no va a ingresar después. Este es un tema sustancial, porque lo que hizo el marcado es anticiparse”, al mismo tiempo que dejó en claro que “el que no vendió soja con estos incentivos, no la venden más”, motivo por el cual espera un “mercado que va a estar planchado y no va a haber muchas ventas. Inclusive el ritmo de comercialización será menor al nivel anterior a la medida por un tiempo hasta que comience a estabilizarse”.
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