El “dólar soja” sigue superando las expectativas que tuvo en un principio el Gobierno, los exportadores y los productores en un primer momento. A dos semanas de entrada en vigencia el denominado Programa de Incremento Exportador (PIE) que establece un tipo de cambio diferencial de $200 por dólar para el complejo sojero solo por septiembre, las operaciones de comercialización de la oleaginosa se ubicaron en 8 millones de toneladas, mientras que la liquidación de divisas se ubicó en USD 4.000 millones.
Así lo aseguró el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo Idígoras, a Infobae. Según el titular de la entidad empresaria “los resultados obtenidos hasta el momento son mejores que los esperados inicialmente” y explicó que el éxito de la medida se dio porque “el productor ha visto en este decreto una mejora sustancial del precio de la soja y que esta tenía un tiempo limitado y tomó una decisión de venta, por el momento, muy elevada”.
La razón por la cual el ministro de Economía, Sergio Massa, decidió llevar a cabo este programa era simple: engrosar las flacas reservas internacionales del Banco Central (BCRA) y la manera más simple y rápida de hacerlo era agilizando las ventas y exportaciones del complejo sojero. Y los resultados se dieron, ya que al viernes la entidad monetaria encadenó su novena jornada consecutiva con saldo comprador y acumuló desde el 5 de septiembre a esta parte USD 2.100 millones.
En cuanto a las ventas de soja por parte de los productores, a medida que pasan los días van apareciendo cálculos disímiles. Por ejemplo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) sostuvo que se realizaron operaciones al jueves por 8,4 millones de toneladas, mientras que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) las ubicó en 7,4 millones de toneladas.
No obstante estas diferencias, lo cierto es que “al 16 de septiembre todas las proyecciones fueron superadas”, ya que “los pronósticos iniciales indicaban que las ventas totales iban a estar en niveles cercanos a las 5,5 millones de toneladas para todo el mes de septiembre. Hoy estamos en 8 millones de toneladas y nos quedan diez jornadas más de operaciones”, comentó Idígoras.
Sin embargo, para Idígoras el ritmo de operaciones “va a ir apaciguandóse” a medida que se acerque el final del programa, estipulado para el 30 de septiembre, mientras que por otro lado remarcó su preocupación por un efecto colateral del “dólar soja”, que es la caída de los precios internacionales como consecuencia de la acumulación “extraordinaria y excepcional” de un gran volumen de mercadería disponible para procesar y exportar.
El día después
Una de las grandes incógnitas que rondan entre los diferentes actores de la cadena es qué va a suceder con la comercialización de la soja una vez que caiga la vigencia del Programa el 1º de octubre y ya no exista más el tipo de cambio de $200 por dólar, sino que se vuelva a un valor en torno a los $140 o $150 por dólar, a los que se les debe descontar el 33% de retenciones que tributa la oleaginosa.
Según explicó Idígoras, en Argentina había un stock de mercadería física antes del programa que estaba en unos 21 millones de toneladas en poder del productor y unos 9 millones de toneladas de tenencia del exportador con precio a fijar. “Gran parte de esa tenencia se está fijando y también el productor está vendiendo parte de su tenencia”, agregó el titular de CIARA-CEC.
A partir de esto, comentó que es probable que en el mercado queden disponibles entre 15 y 18 millones de toneladas adicionales, según sus previsiones, por lo que aseguró que “no va a faltar soja para llegar al empalme de la nueva cosecha, pero nadie puede descartar una caída sustancial (en la comercialización) en octubre, porque lo estamos viendo ahora es que las ventas que el productor tenía planificado para octubre, las está anticipando ahora y como el precio de la soja el mes que viene va a volver a ser normal, naturalmente es probable que en la primera parte de ese mes veamos un nivel de ventas bajo”.
Asimismo, planteó que el decreto 576 de necesidad y urgencia que puso en funciones al “dólar soja” prevé “en un artículo beneficios a establecer para los productores de soja, pequeños productores y economías regionales” y que “se está empezando a trabajar en el tema”, por lo que estimó que “el Gobierno en octubre va a anunciar beneficios para la siembra”.
La industria
Una de las principales preocupaciones de la industria exportadora de soja era, antes de la medida la falta de mercadería para procesar, según manifestaron en repetidas ocasiones, producto de un considerable retraso en la comercialización de la cosecha por parte de los productores. Cabe señalar que al 7 de este mes, se llevaban vendidas casi 25 millones de toneladas de la campaña 2021/22 frente a las 29,4 millones de toneladas del ciclo anterior para la misma fecha.
“Para nosotros esto es un alivio desde el punto de vista de la recepción de mercadería. Septiembre era un mes en el que varias empresas habían programado cierres temporales de líneas de producción de molienda en los puertos. O sea, la mitad de los puertos tenían las luces apagadas. Eso era incrementar sensiblemente los márgenes negativos, trabajar a perdida todo el mes y probablemente los meses siguientes ante la falta de flujos, sobre todo porque agosto fue muy negativo, donde llegamos a recibir solamente mercadería por 1,8 millones de toneladas”, detalló Idígoras.
Es por eso que el dirigente empresario sostuvo que “este programa cambió todo y hubo que reprogramar los cierres de líneas de producción ante el ingreso de nueva mercadería”. Asimismo, otro factor que estimula esto es la obligación que tienen los exportadores de destinar la totalidad de los pesos que recibe por parte del Central para comprar soja nueva, ya que “si no lo hace tiene un sumario del BCRA y deberá devolver los pesos, por lo que el exportador está abocado a la compra y también hay un vendedor muy interesado en vender”.
Impactos
Para el economista jefe del IERAL, Juan Manuel Garzón la medida tiene una serie de impactos en la actividad y en la economía del país beneficiosos y otros que generan “dudas e interrogantes”. En primer lugar, el especialista considera como positivo que “el Gobierno haya reconocido que el tipo de cambio al que se estaba liquidando soja era muy bajo, ya que era de $140 por dólar menos retenciones, por lo que quedaba en $90″.
A partir de esto, sostuvo que hay tres actores beneficiados: “el productor de soja que pudo guardar y no vender por tener capacidad financiera; el Gobierno que cobró derechos de exportación con un dólar a $200 y mejoró su recaudación; y el Banco Central ha podido comprar dólares, incrementar sus reservas y eso es algo que no venía logrando, sino todo lo contrario, venía perdiendo reservas”.
En este sentido, el economista explicó que el BCRA acapara reservas para tener poder de intervención en el mercado cambiario y la posibilidad de salir a vender dólares en caso que considere que es necesario complementar la oferta de los privados con dólares públicos, para que el tipo de cambio no se mueva mucho o también si existen obligaciones como Estado para cancelarlas en un futuro, entre otras acciones.
Por otro lado, expresó que “la cuestión a considerar a futuro que generan interrogantes es que para los productores que no tenían soja o que están vinculados a otras actividades, se podría pensar que no fue una medida equitativa. Por eso hay muchos sectores que están reclamando un dólar más alto con el argumento de que si se pudo hacer con los productores de soja también se puede hacer para otros actores”.
Además, sostuvo que la medida es “una suerte de manta corta”, ya que la soja que “está saliendo ahora no va a estar después. Quedan muchos meses por delante con un flujo de ingreso de dólares asociado a la exportación de soja y derivados que hay que ver que tan finito queda y ver cómo trabaja después el BCRA con una menor afluencia de dólares”, al mismo tiempo que estimó que las comercialización de soja podría llegar a las 10 millones de toneladas y la liquidación del sector a USD 5.600 millones.
Por su parte, el economista del AZ Group, Adriano Mandolesi, hizo hincapié en el costo fiscal de la medida. “La diferencia entre los $ 200 del dólar soja y los $ 140 del dólar oficial se cubre en el balance del BCRA con letras intransferibles emitidas por el Tesoro, de forma tal de compensar la pérdida que se genera al comprar a $200 y vender a $140 por dólar. Hasta el momento esa diferencia sería de unos $380 millones, pero podría llegar a representar una emisión de $ 640 millones durante todo el mes y esto es más inflación futura”.
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