En la última rueda de negocios de la semana, el precio internacional de la soja registró una importante suba como consecuencia del calor extremo y la sequía que se ha generalizado en gran parte del medio oeste de los Estados Unidos, como las zonas de Iowa y Nebraska, las cuales presentan un deterioro muy importante en materia de rendimientos.
El contrato de la oleaginosa con vencimiento en septiembre próximo subió 3,40% o USD 19,38 y la tonelada cotizó a USD 589,86. A todo esto, los derivados del poroto de soja siguieron registrando subas en todos sus contratos, mientras el mercado aguarda los resultados finales de la gira Pro Farmer por los Estados Unidos.
Mientras tanto los cereales también registraron subas significativas en el mercado internacional de Chicago. El precio del contrato septiembre 2022 de trigo se incrementó un 1,95% o USD 5,51 y la tonelada cotizó USD 288,36. En este jornada hubo un impacto de la preocupación por la demanda mundial del grano y por el efecto contagio proveniente del mercado de los granos gruesos, lo que añadió presión alcista. También, la debilidad exhibida en el dólar estadounidense, tendió a llevar al alza los precios.
Asimismo, el contrato de septiembre de maíz registró subas de 1,71% o USD 4,43 y cotizó a USD 263,27 la tonelada, también por los efectos del clima seco en varias regiones productivas de los Estados Unidos. Al respecto, se vienen registrando mermas en los rendimientos, especialmente en zonas como Nebraska y Dakota del Sur. El problema de sequía también impactó en los cultivos europeos, con el maíz en Francia que disminuyó la semana pasada a su calificación más baja en más de 10 años, según datos de la oficina agrícola FranceAgriMer.
En materia de producción de maíz en nuestro país, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires dio por finalizada la cosecha en toda el área agrícola nacional. En un ciclo altamente afectado por la ausencia de precipitaciones y las altas temperaturas del pasado verano, donde el cultivo desarrolla su potencial, se alcanzó un rendimiento promedio de 69,9 quintales por hectárea, con el oeste de Buenos Aires y norte de La Pampa con los mejores rendimientos, la cosecha total alcanzó los 52 millones de toneladas, son 3 millones de toneladas menos en relación al ciclo anterior, y una siembra de 7.440.000 hectáreas.
Sequía
Una vez más la sequía se transforma en un grave problema para el campo argentino, y que puede repercutir en los ingresos del Estado como consecuencia de una menor producción. Los pronósticos atmosféricos han confirmado que el fenómeno climatológico denominado “Niña”, que determina bajas precipitaciones en la pampa húmeda, se ha extendido por tercer año consecutivo.
La falta de lluvias impacta de lleno en el desarrollo de la actividad agrícola en la zona núcleo, el corazón productivo de la Argentina, compuesta por el sur de Santa Fe, el sudeste de Córdoba y el norte de Buenos Aires. Según los últimos datos de la Bolsa de Comercio de Rosario al pasado 17 de agosto, el 40% de la mencionada zona se encuentra bajo condición de sequía y el resto con escasez hídrica. “Solamente un acotado sector en la provincia de Buenos Aires presenta humedad regular”, explicaron los especialistas de la entidad.
En ese sentido, se proyecta para la siembra de maíz que está por comenzar un escenario complejo. La BCR estimó el área del cereal en 7,5 millones de hectáreas, contra los 7,7 millones del ciclo anterior. Como ha sucedido en años anteriores una menor producción por la ausencia de lluvias provoca problemas a la marcha de la economía. La sequía impacta negativamente en muchas economías de pueblos y ciudades del interior, porque hay una afectación en la estructura del negocio agropecuario.
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