Argentina es un país pasional de por sí. Ciertas características de nuestra cultura y costumbres son impulsadas por nuestra pasión, ya sean deportes, comidas, trabajos, entretenimientos, estudios, negocios e infinidad de cosas. Asimismo, este noble sentimiento, si es utilizado de manera correcta, puede definir estilos de vida, promueve la dedicación y atención en los temas de interés, e impulsa el planteo y superación de metas. Básicamente es algo que nos moviliza.
Si se pretende confeccionar una lista en la cual se pueda puntualizar en qué cosas el argentino vuelca su pasión de forma masiva, posiblemente nos quedemos cortos. Además, muchas son combinables como el asado y el turismo carretera, por ejemplo, que no pueden pensarse por separado si uno está a la vera de un circuito. Pero hay otras que difícilmente se encuentren entrelazadas. Ese es el caso del fútbol, la “pasión de multitudes” por excelencia y el campo, la ruralidad, el “agro”, que es una pasión inmensamente arraigada en los profundo de los productores, y que se pasa de generación en generación.
Los casos en donde se da esta combinación son raros, pero hay uno muy elocuente: el de Leonardo Ponzio, uno de los últimos grandes ídolos de River, que también tuvo su paso por Newell’s Old Boys de Rosario y por el Zaragoza de España. Si bien Leo, oriundo de la localidad santafesina de Las Rosas, siempre tuvo un contacto estrecho con el campo por parte de sus abuelos, ya que uno de ellos era productor y el otro peón, fue en 2006 cuando comenzó su incursión en el negocio agropecuario y compró sus primeras hectáreas.
“El campo es mi familia. Yo la pasión la volqué a esto por gusto”, arrancó Ponzio su charla con Infobae desde su campo en Santa Fe en una reunión organizada por la firma de tractores New Holland, resumiendo todo lo que siente en esas pocas palabras. El ídolo del club de Nuñez, en su extensa carrera futbolística siempre entendió a su pueblo y al campo como una suerte de “cable a tierra”, sobre todo “cuando uno estaba afuera y tenía pocos días para venir, por lo que uno baja la intensidad. Vengo de una familia de campo de toda la vida. Siempre iba al campo, inclusive de vacaciones. Mi abuelo trabajaba en una estancia y me iba una semana ahí y también me iba a lo de mi otro abuelo, a pasar las tardes, la siesta, andar a caballo”.
Es por eso que siempre existió en el caso de Ponzio lo que vulgarmente se denomina “el gancho” con el campo. Pero una cosa es comprar algunas hectáreas de tierra para ir a pasar unos días de descanso o para su explotación siendo totalmente ajeno a su manejo y otra muy diferente es comprarlo, manejarlo y tomar riesgos, en especial, si lo que se busca es seguir invirtiendo. Fue su abuelo, que falleció en 2003, quien siempre buscó vincularlo ya de grande con el sector: “Siempre me decía que me tenía que meter en el campo y, la verdad era que me gustaba, pero había que invertir todo un patrimonio. De todas maneras, lo tenía siempre presente. Por eso, tuve la posibilidad y no lo dudé”, señaló.
El negocio
Fue así como el emblema de River se metió de llenó en el negocio agropecuario. En 2006, cuando adquirió las primeras hectáreas, la explotación fue administrada por su padre, mientras él “jugaba al futbol para comprar campos. Entonces, hacía unos ahorros y le decía a mi papá que empezara a buscar. Eso me daba más respaldo y confianza, mientras yo invertía para mi futuro, porque el campo tiene muchas posibilidades de inversiones, más allá de las cosas que suceden en nuestro país. Muchos de nosotros podríamos estar afuera, pero estamos acá por algo”.
“Seguí invirtiendo. En un momento me metí en la ganadería, más que nada porque mi abuelo decía que la actividad era una cajita de ahorro. Tuve poco tiempo, tres o cuatro años y no le di la misma importancia que le daba a la agricultura”, agregó Ponzio. Según relató el ex jugador de River, su explotación ganadera era de vacas de cría, “algo rusticón, pero cuando quise cambiar para hacer algo más prolijo significaba invertir más de lo que me daba y en ese momento sembramos sorgo, nos fue bien y dijimos fuera las vacas”.
Si bien hoy está volcado a la agricultura, en la cual va a hacer sus primeros pasos con el girasol, tras sembrar maíz, soja y el mencionado sorgo, entiende que su vuelta a la cría de animales no es imposible. “Me gustaría tener algo de engorde de corral. Tengo la mirada y en algún momento me va a picar de nuevo el bichito de la ganadería, pero lo quiero hacer acá adentro. Estoy cerca del pueblo y tengo la logística para traer los camiones y sacar los animales”, dijo Leonardo Ponzio.
Entre 2017 y 2018, Ponzio comenzó a manejar de manera personal los campos, acompañado por su cuñado, que es ingeniero agrónomo y así “con el tiempo fui entendiendo, aunque me falta todavía”. No obstante, aseguró que “en el mundo del campo soy más audaz que en la vida propia. Si alguien me dice ‘vamos a hacer algo’, no escatimo en gastos. En mi vida por ahí sí, pero acá soy más arriesgado” y remató: “casi el 80% de todo lo que generé en mi vida lo tengo en campo. Acá estamos, no estoy arrepentido de nada”.
Mientras prepara su partido de despedida del fútbol en septiembre próximo y piensa seguir ligado al equipo millonario, Leonardo Ponzio desarrolla en su tierra otra de sus grandes pasiones: la actividad agropecuaria. Y ese camino lo recorre con su familia y amigos, algo trascendental en la vida del ídolo millonario que levantó los trofeos más importantes que un jugador puede conseguir. Un referente fuera y dentro de la cancha, y que hoy está enfocado en aprender e invertir en el campo, y también confiado en que algún momento las cosas van a cambiar y la producción podrá expresar definitivamente todo su potencial.
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