La flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, no tiene un trabajo fácil por delante. La súbita salida de su predecesor, Martín Guzmán, agudizó la crisis económica y política del país, generando un clima de incertidumbre y zozobra y expectativas de un panorama por demás oscuro.
En este contexto, Batakis asumió el lunes y los bonos soberanos se derrumbaron, los dólares bursátiles y el blue treparon con fuerza, la bolsa local se hundió y las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street tocaron fondo. La economía real también sufrió por la intempestiva salida de Guzmán: se estima que especulativamente y ante la incertidumbre empresaria, algunos precios de productos básicos escalaron hasta un 20%, saltos que impactarán la inflación de julio y el bolsillo de la gente.
Las primeras definiciones de Batakis no dejaron muy conforme al campo, pues no se correría mucho de la actual política hacia el sector. La ministro dijo “estar cómoda” con el valor del dólar oficial, consideró necesario seguir administrando el comercio exterior y no dio ningún indicio de una posible baja de la presión tributaria sobre el sector. Es más, en los últimos días le dio su visto bueno al proyecto de “Renta Inesperada” de Guzmán, que se encuentra en el Congreso.
De todas maneras, tanto Batakis como el Gobierno en su conjunto entienden que el campo es vital para mantener la economía en pie y el ingreso de divisas al país. Cualquier problema que atraviese el sector se puede traducir en una menor entrada de dólares al Banco Central y una merma en los ingresos fiscales. Y justamente algo de esto pasó durante su primera semana de gestión, poniendo de manifiesto las dificultades y los desafíos que tendrá por delante la ministra.
Clima
Uno de los principales problemas que tiene hace ya tres campañas el campo es la sequía, que en el presente año no solo afectó fuertemente a los granos gruesos, sino que también condiciona sobremanera la siembra de trigo. Tal es así que esta semana la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA) volvió a recortar la estimación de superficie a implantar en 100.000 hectáreas, ubicándola en 6,2 millones de hectáreas.
Si ese pronóstico fuera correcto, la actual campaña estaría 500.000 hectáreas por debajo del ciclo anterior y 400.000 hectáreas por debajo de lo esperado al principio de los trabajos de implantación. “Este ajuste se debe a la imposibilidad de cumplir con los planes de siembra en zonas del centro y norte del área agrícola donde la ventana de siembra se encuentra próxima a cerrar”, indicó la BCBA.
Pero aquí no acaban los problemas. Respecto a los lotes emergidos, las siembras tempranas “se encuentran iniciando el macollaje con severas restricciones hídricas, mientras que sobre el centro-este y sur del área agrícola, se registraron demoras en las labores y emergencias desuniformes”, por lo que durante la próxima semana se esperan lluvias que mejoren la oferta hídrica sobre dichas regiones y permitan incorporar las hectáreas restantes.
Un panorama mucho más preocupante plantea la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Según la entidad, en la zona núcleo la superficie ocupada por el cereal sería las más baja en cinco años al caer 400.000 hectáreas respecto al ciclo 2021/22 hasta las 1,3 millones de hectáreas. De concretarse esta estimación, la caída en el área sería del 23%, que si se toma en cuenta el contexto productivo de restricciones hídricas y una menor utilización de tecnología, llevaría a una importante baja en la producción.
Mercado de granos
Otro factor que comenzó a preocupar al Gobierno nacional, y al Palacio de Hacienda en particular, fue la caída en los precios internacionales de los granos, es especial el del trigo, soja y aceite de soja, que durante la semana llegaron a estar a niveles pre-guerra. Si bien existe mucha volatilidad en el mercado y nadie puede asegurar qué rumbo tomarán los precios, sí comienzan a verse pequeñas mermas en las proyecciones de exportaciones de los principales complejos granarios mes a mes.
En este sentido, la estimación de julio realizada por la BCR ubicó los despachos de granos y derivados para el 2022 en USD 41.281 millones, USD 161 millones menos que en la estimación de junio, aunque US$ 3.231 millones por encima de lo exportado en el año que finalizó. Respecto a las previsiones de junio, el complejo presenta una caída en potenciales ingresos de USD 178 millones, mientras que en el maicero la merma es de USD 203 millones. Compensaron estos retrocesos una mejora de USD 112 millones en trigo respecto al mes pasado y USD 51 millones por parte de la cadena girasolera.
También se puede observar una merma intermensual en la liquidación de divisas. Según un informe de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), durante junio ingresaron USD 3.815 millones, convirtiéndose en el mejor junio desde que la entidad lleva registros, pero que significó una caída respecto al monto liquidado en mayo de USD 416 millones. No obstante, el acumulado anual alcanzó los USD 19.144.3962.182, récord absoluto hasta el momento.
Otro punto de tensión entre el Gobierno, que se encuentra sediento de dólares con el sector, recae en la comercialización interna de la soja por parte de los productores. En este sentido, la entidad empresaria sostuvo que en el primer semestre del año los productores vendieron 14,339 millones de toneladas de poroto, lo que supone 3,3 millones de toneladas menos que en el mismo período del año pasado. Si bien la cosecha actual fue menor a la 2020/21, también existe la decisión de los agricultores limitar la comercialización de su producción ante la inestabilidad cambiaria existente.
Gasoil y fertilizantes
Dentro de las muchas crisis que atraviesa Argentina, está la energética. Hoy la falta de gasoil es uno de los principales escollos que encuentra el campo para poder desarrollar sus labores culturales con normalidad. La escasez del combustible se dio en medio de la cosecha gruesa, el principal evento económico del país, a pesar de que hace meses que se preveía que el faltante se iba a agravar. Aún resta finalizar la trilla de maíz y la siembra de trigo, mientras que el abastecimiento del gasoil sigue menguando, más allá de las promesas oficiales de solución en el corto plazo.
Cabe mencionar que este faltante y sus consecuentes sobreprecios generó un duro paro de transportistas que duró casi 10 días y paralizó el transporte de granos a nivel nacional, con especial impactó en los puertos agroexportadores, donde las dificultades logísticas para cargar los buques significó un retraso en el ingreso de divisas equivalentes a más de USD 200 millones. Pero también esta situación fue el detonante para que el campo también tenga su jornada de protesta. Así, las entidades agropecuarias integrantes de la Mesa de Enlace llamaron a un cese de comercialización para el miércoles de la semana que viene.
Pero otro problema que golpea de lleno al campo y colma sus preocupaciones es la incertidumbre ante el abastecimiento de fertilizantes, insumo clave para la producción. El “super cepo” al acceso a dólares para la importación generó un gran nerviosismo en el sector ante la falta de certezas de que dichos productos pudieran ingresar al país, como así también a qué precio lo harán. Hoy por hoy, estas problemáticas son las más urgentes para el sector, haciendo esencial que la nueva ministra atienda y pueda solucionar, para que el ingreso de divisas al país no corra riesgos.
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